OPINIÓN: Las implicaciones del libre mercado en nuestro país
Nota del editor: Alberto Herrera Gómez es director de Producto de GBMfondos, empresa a la queó lleg en 2009. Es Licenciado en Economía por parte del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), y cuenta con estudios de posgrado en Finanzas en la Universidad de California, Berkeley. Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad del autor.
(Expansión) — Cuando se tiene un vecino y socio comercial como Estados Unidos, con un intercambio diario aproximado de 1.6 mil millones de dólares, 587,000 millones al año y considerado como la economía más grande del mundo por su valor de más de 18 billones de dólares, es innegable no admitir los efectos de la globalización en nuestra economía, así como todos los elementos que involucran el libre mercado en la misma.
El año inicia con ejemplos derivados de esta inmersión en la globalización, como es el caso de la liberalización de los precios del gas licuado de petróleo, gas LP, así como el trayecto en la misma dirección en los precios de las gasolinas, ambos registrando incrementos que oscilan entre los dos dígitos, como resultado de la influencia del aumento en los precios internacionales de referencia, así como la reciente fortaleza del dólar.
El precio promedio de la gasolina en Estados Unidos ha aumentado en 4.5% en lo que va del año, ubicándose en 0.68 dólares por litro, mientras que en el mundo tiene un valor promedio de 1.02 dólares. En México, el precio todavía se encuentra por debajo del promedio mundial en términos de dólares, 0.82. El último incremento en el precio de la gasolina nacional representa el inicio del proceso de liberalización con la respectiva apertura del mercado nacional a nuevos jugadores.
Lo anterior, sumado al incremento en las tarifas eléctricas, nos lleva a considerar el impacto que tarde o temprano tendrán estos movimientos sobre la inflación, entendida como el incremento en los precios de manera generalizada y sostenida en nuestra “canasta básica” de bienes y servicios bajo nuestro consumo frecuente y que puede ser mayor o menor al registrado por el Índice Nacional de Precios al Consumidor.
Actualmente las expectativas por parte de los especialistas ubican a la inflación para el presente año, en un nivel muy por arriba del rango alto del objetivo del banco central, 4%. Sin embargo, hay que señalar que la propia autoridad monetaria ha expresado el regreso al rango objetivo para el 2018.
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Ante la incertidumbre que se vislumbra para los siguientes meses, la constante previsible es tomar medidas precautorias que están en nuestras manos, las cuales van desde la austeridad moderada hasta la más aconsejable, la inversión.
Entre las ventajas que ofrece la inversión, se encuentra la amplia variedad de instrumentos que existen. Los cuales ofrecen características particulares que pueden ser útiles para entornos como el que estamos actualmente aconteciendo.
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Un ejemplo de lo anterior son los instrumentos denominados en unidades de inversión, UDI, cuyos beneficios son la incorporación de los movimientos en la inflación en su propio rendimiento, lo cual permite tomar ventaja de movimientos alcistas. Tan solo como ejemplo, los índices de referencia de este tipo de instrumentos conocidos como Udibonos, registran un rendimiento superior al 7.90% en los últimos 12 meses. La forma de participar en este tipo de inversiones es múltiple, la que destaca por su mayor accesibilidad y menores costos, son los fondos de inversión.
Si bien es cierto que la inflación es un indicador de orden interno, hoy podemos ver que las implicaciones de transitar hacia el libre mercado pueden tener un impacto local. Sin embargo, la propia infraestructura financiera mexicana, ofrece instrumentos de inversión para poder lidiar con esto.
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Finalmente, los retos globales en nuestro país van más allá de la inflación. De hecho, están relacionados con el crecimiento económico, la fortaleza de una moneda y la generación de empleos, entre otros.
Quizás el presente se vislumbra incierto en muchas de las variables anteriores. Sin embargo, el prudente manejo de las autoridades monetarias y los recientes estímulos fiscales anunciados este mismo mes, junto con la instrumentación de las reformas estructurales, nos permiten ser optimistas en el tiempo.
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