OPINIÓN: ¿Un giro de la industria petrolera o mito del retorno de la abundancia?
Nota del editor: Miriam Grunstein es académica asociada al Centro México de Rice University, coordinadora del programa de Capacitación al Gobierno Federal en materia de Hidrocarburos que imparte la Universidad de Texas en Austin y socia fundadora de Brilliant Energy Consulting. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.
(Expansión) – México ya va entrado en la Ronda 2, con tres licitaciones de diferentes gamas. La primera, en aguas someras, fue tan solo hace unas semanas, pero la brevedad entre los tres procesos tiene el efecto de nublar el primero, que fue interesante por la combinación de consorcios y, de nuevo, la generosidad de las ofertas al Estado.
Como en la segunda licitación de la Ronda 1, ENI volvió a abrir las arcas con una utilidad operativa generosa del 75% en dos áreas contractuales y otra oferta menor, pero para nada despreciable del 37%, con Citla Energy, ambas en aguas someras. Los más frugales fueron Pemex y Ecopetrol, con una postura del 20.10%, lo cual es consistente con la precariedad financiera de ambas empresas.
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Otro punto interesante fue la victoria de Shell junto con Total al quedarse con el área contractual 15, tras haberse marchado con las manos vacías en la licitación de áreas en aguas profundas. En suma, la primera licitación de la Ronda 2 tuvo buenos resultados, presentó pocos enigmas y dejó un panorama más claro de que en México, como en el resto del mundo, las empresas llegan a competir pero también a colaborar.
Este 12 de julio, por otra parte, el Centro Citibanamex fue la sede de una lucha de gigantes que convirtió el aire en gas natural. En la segunda y tercera licitación de la Ronda 2 se adjudicaron un total de 21 contratos. En la segunda licitación, que puso en la mesa áreas de gas húmedo de las Cuencas de Burgos y del Sureste, hubo varias cosas que sí llamaron la atención. Destacan la novedad de las empresas y cuán obsequiosas fueron.
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En esta segunda licitación un consorcio de dos empresas llamadas Sun God Energy y Jaguar, respectivamente, se llevaron 6 de 10 contratos , mientras que una denominada Iberoamericana se llevó el primero en ofrecerse. Sun God es una empresa canadiense de reciente creación cuyo sitio web da a entender que fue hecha ad hoc para México, aunque su cuerpo directivo es veterano en la industria. Acompañada de Jaguar, dirigida por Dionisio Garza Sada, hijo del tlatoani del Grupo Alfa, corrieron con mucha fuerza para llegar al cénit de la licitación.
En la tercera licitación de plano se adjudicaron todas y cada una de las áreas contractuales ubicadas en Burgos, Tampico-Misantla, Veracruz y Cuencas Sureste. Metafóricamente, al término de esta jornada se antojaba hacer un sacrificio humano para agradecer a los Dioses la buena ventura de los procesos. Los contratos adjudicados superaron las expectativas del gobierno. El clima era eufórico e incluso se llegó a escuchar que con estos triunfos se podía anunciar el renacimiento de la industria nacional.
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También la agresividad en las ofertas se sintió como una reivindicación del honor petrolero mexicano al ver áreas en las que varias empresas empataron tras haber ofrecido todo por el todo. De nuevo, en la tercera licitación, la empresa Jaguar se lanzó para matar y se llevó 5 áreas contractuales, algunas muy competidas. Sin embargo, al contrario de la segunda licitación, esta vez también entraron otras Newpek (mexicana), Shandong Kerui (china) y Carso Oil (del innombrable, según Dresser) con sus consorcios respectivos.
En casi todos los casos las ofertas fueron agresivas y hubo algunos desempates no aptos para cardiópatas. ¿Qué quiere decir todo esto?
nullValorar lo sucedido en estas licitaciones es difícil para las mentes más críticas. Quienes se complacen con el arribo de las empresas y el dineral que algunas ofrecieron dirán que este es otro hito más hacia el éxito de la reforma energética. Pero otorgar contratos no es un fin en sí mismo y las posturas muy altas suelen ser demasiado buenas para ser ciertas. Lo que se vio en estas licitaciones, más que bueno o malo, es muy interesante por la diversidad e incongruencia de la conducta de los competidores.
En un número de casos, las empresas, o manifestaban un interés desmesurado, o ni siquiera levantaban la mano. En la competencia por bienes escasos, es razonable esperar que en gustos se rompan géneros pero ¿con tantas discrepancias?
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Sea como fuere, desde ese día hay otra veintena de contratos adjudicados a empresas de las que sabemos poco, ya sea por lejanas (como Sandong) o novicias (como Jaguar) y que se han comprometido a pagar caro por los recursos naturales mexicanos. Solo el tiempo dirá si este es parte de un capítulo de la nueva historia de la industria petrolera nacional o si lo que vimos el 12 de julio no fue una versión postmoderna del mito de Quetzalcóatl.
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