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OPINIÓN: Reunirse con Putin en Asia es lo más presidencial que Trump puede hacer

Hay un punto de cooperación potencial en el que ambos mandatarios pueden trabajar… y, sorprendentemente, es Medio Oriente.
mar 07 noviembre 2017 12:30 PM
Trump Putin
Cumbre del G20 en Hamburgo La primera reunión entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia, en julio pasado, duró más de dos horas y hablaron de temas polémicos, como la presunta interferencia de Rusia en las pasadas elecciones de EU. (Foto: CARLOS BARRIA/REUTERS)

Nota del editor: Samantha Vinograd es analista de CNN en seguridad nacional; trabajó en el Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos durante la presidencia de Obama, de 2009 a 2013. Síguela como @sam_vinograd . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

(CNN) — Reunirse con Vladimir Putin en Asia es lo más presidencial que Donald Trump puede hacer. Tanto la Casa Blanca como el Kremlin indicaron que ambos se reunirán a finales de esta semana.

Si dejara pasar la oportunidad de entablar una comunicación adecuada con el presidente de Rusia, Trump pondría a Estados Unidos en riesgo desde varios frentes, incluidos Rusia, Corea del Norte y las repercusiones de un conflicto entre Irán y Arabia Saudita.

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Tras haber trabajado en montones de reuniones bilaterales, puedo decirles que no siempre son agradables y que no siempre son fáciles. Trabajé para dos presidentes (uno republicano y otro demócrata) y nos preparábamos para cada reunión identificando puntos positivos de discusión, además de puntos aparentemente intocables (que en este caso podrían ser la interferencia de Rusia en las elecciones, la anexión de Crimea, entre otros). Indudablemente, una reunión con Putin tendrá más de estos, pero hay algunos puntos de cooperación que pueden servir para equilibrar las cosas.

Por qué no queremos otro ataque de Rusia

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La seguridad nacional de Estados Unidos se ha visto afectada por la reacción inadecuada de los gobiernos ante el ataque directo de los rusos contra nuestras instituciones democráticas en la campaña electoral de 2016, sin mencionar que en la guerra informática rusa se sigue manipulando la publicidad en internet y recurriendo a ataques con bots para causar divisiones entre el electorado estadounidense. Putin hizo algunos llamados de atención; se expulsó a algunos diplomáticos y se confiscaron propiedades de rusos, pero la reacción de Estados Unidos ha sido desproporcionadamente débil dada la magnitud del ataque.

El proceso de implementación de sanciones bipartidistas que el Congreso estadounidense aprobó hace unos meses, con el que finalmente se daría a entender claramente que los actos de Rusia tienen consecuencias, está retrasado. Esta inactividad deja la puerta abierta de par en par para que Putin vuelva a atacar a Estados Unidos; las elecciones de 2018 están cerca. Ciertamente, Putin no tiene razones para no atacar a Estados Unidos otra vez en el ámbito digital.

nullCuando Donald Trump asumió la presidencia juró "preservar, proteger y defender la Constitución de Estados Unidos". Prevenir otro ataque contra nuestras instituciones democráticas debería ser parte del cumplimiento de ese juramento. Tiene que decirle a Putin, en privado, que implementará las sanciones a tiempo y que si ataca otra vez a Estados Unidos, habrá más. Dados los patrones de conducta de Trump, esto es improbable, pero es el enfoque político correcto.

Si Trump no logra imponer repercusiones claras a los ataques de Rusia, también expone a Estados Unidos a riesgos mayores de parte de Corea del Norte. Si ni siquiera encaramos a los rusos por habernos atacado en casa, es probable que Kim Jong Un no crea que Estados Unidos está dispuesto a cumplir las amenazas de Trump de "destruir totalmente" su país si decide atacar a Estados Unidos. Es un mensaje peligroso para un líder como Kim, quien ha amenazado con lanzar misiles directamente hacia Estados Unidos y que tiene sus propias capacidades de guerra cibernética.

Los rusos pueden presionar a Corea del Norte

La reunión bilateral es una oportunidad de aplicar una palanca rusa a Corea del Norte. Trump ha hablado mucho sobre que China puede presionar más a Corea del Norte, pero Putin tiene espacio para presionar más a Kim.

Rusia y Corea del Norte tienen mucha historia. Como Estado soviético satélite, Corea del Norte se benefició de la experiencia y el patrocinio soviético durante la caída de la Unión Soviética. La Unión Soviética empezó a capacitar a los científicos norcoreanos en la década de 1950 y les dio su primer reactor nuclear para investigación. Con Putin, la relación entre ambos países ha continuado.

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Putin visitó Pyongyang (la primera visita de un líder ruso o soviético) y ha criticado la retórica de Trump respecto a Corea del Norte; ha dicho que es "contraproducente" intensificar la situación. Quiere que haya una solución diplomática .

Trump puede aprovechar la reunión bilateral para subrayar dos cuestiones clave: 1) que Estados Unidos tiene planes específicos y detallados para atacar a Corea del Norte si no se desnucleariza o si cumple sus amenazas de atacar a Estados Unidos; y 2) sabiendo que Putin no quiere que Estados Unidos se involucre más en la península coreana, expresar que con la actividad militar habría más tropas estadounidenses en la región, cosa desfavorable para los intereses de Putin.

Si Trump logra comunicar estos puntos eficazmente, Putin podría estar más dispuesto a presionar a Corea del Norte, incluso en el aspecto económico: el comercio entre Corea del Norte y Rusia creció más del doble en el primer semestre de 2017. Putin podría suspender las exportaciones de petróleo a Corea del Norte, pero no lo hará a menos que Trump se reúna con él y le pinte un panorama creíble del escenario alterno.

Rusia no quiere otra guerra en Medio Oriente

Hay un punto de cooperación potencial en el que Trump y Putin pueden trabajar… y, sorprendentemente, es Medio Oriente. Ni Estados Unidos ni Rusia quieren otra crisis en Medio Oriente. Siguen los combates en Siria, Iraq y Yemen, cosa que amenaza con cobrar más vidas, con mayor actividad extremista y con consumir tiempo, atención y recursos, tanto estadounidenses como rusos.

Luego de que unos rebeldes que cuentan con el respaldo del gobierno iraní lanzaran un misil hacia Riad a principios de noviembre, cada vez parece más probable que haya un enfrentamiento entre Irán y Arabia Saudita. Putin acaba de regresar de Irán y el rey de Arabia Saudita acaba de ir a Moscú (y firmó una carta compromiso para la compra de un sistema antimisiles ruso).

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Sabemos que a Putin le gusta sentirse importante y poderoso y Trump puede explotar estos deseos de Putin accediendo a colaborar para resolver esta crisis y pidiéndole que hable con los líderes de ambos países para pedirles mesura. Esta es una de las veces en las que hemos tenido un objetivo en común: prevenir otra guerra.

No es secreto que Obama y Putin tuvieron una relación tensa, ni que Obama y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, tuvieron sus diferencias. Pero como había tanto en juego, políticamente hablando, el consejo de seguridad nacional preparó cuidadosamente a Obama para que en estas reuniones fuera franco sobre la postura de Estados Unidos en toda la gama de asuntos que atañen a ambos países.

De igual forma, una reunión bilateral entre Trump y Putin exigirá mucho trabajo: un análisis de lo que Putin quiere realmente; puntos de negociación cuidadosamente trazados que reflejen la perspectiva radical, estilo Guerra Fría, que Putin tiene del mundo, y mesura, para no caer en alguna trampa sutil. La seguridad de Estados Unidos depende de ello.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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