OPINIÓN: Prueba PISA, un desafío para México
Nota del editor: Raúl Maldonado es CEO & Product Strategist de ENOVA. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.
(Expansión) — El nivel educativo de México comparado con otros países no es un tema nuevo. Ante los diferentes tipos de pruebas que se han establecido en el país de forma nacional o internacional, los mexicanos quedamos rezagados. Para muestra, los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, mejor conocido como prueba PISA.
Propuesta por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), PISA coloca la calidad educativa de México por debajo del promedio mundial. En su última edición, en 2015, arrojó que solo 1% de los estudiantes mexicanos que tomaron la prueba tienen los conocimientos suficientes para posicionarse con un buen resultado en el programa.
Esta prueba estandarizada evalúa qué tanto los estudiantes a puntos de concluir sus estudios obligatorios cuentan con los conocimientos y habilidades básicas para ser parte de la sociedad. Realizada cada tres años, PISA se enfoca en la valoración de diferentes líneas educativas y en su última edición, los temas fueron ciencias, matemáticas y lectura. En México reprobamos.
En los aspectos evaluados, el promedio mexicano es menor que los resultados de Brasil y Chile, similares a los de Costa Rica y mejores que Colombia. Sin embargo, al evaluar los aspectos de equidad, México está en el promedio de niños y niñas que tienen acceso a la educación y el entorno social del país está ligeramente más arriba que el promedio mundial.
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La recomendación que la OCDE dio a México fue reforzar la importancia de los docentes, generar estándares claros para la impartición de programas que garanticen una mejor formación de los profesores y definir estructuras que apoyen a la gestión académica. Esto se traduce en un claro desafío para la SEP y la Reforma Educativa.
En la búsqueda de mecanismos que garanticen un incremento significativo en los resultados de pruebas estandarizadas internacionales como PISA figura la inclusión de Tecnologías de Información y Comunicación (TIC). Y es que el desarrollo de plataformas tecnológicas para la gestión de instituciones educativas podría mejorar exponencialmente el nivel no solo de estudiantes, sino también de los profesores.
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De acuerdo con la Unión Internacional de Telecomunicaciones, México tiene una calificación de 5.16 en el Índice de Desarrollo TIC (IDT 2017), resultado que no solo lleva al país a la posición 87 de este índice, sino que es una mejora clara del año anterior (4.87) y además es más alta que el promedio mundial, que es de 5.11.
Como consecuencia, el ecosistema de educación tecnológica (o EdTech) tiene importantes oportunidades de desarrollo. Prueba de ello es que, de acuerdo con Donadora.mx, en 2016 se dieron 2,420 emprendimientos relacionados con el sector; es decir, 22% del universo de startups que buscan financiamiento. Y así, cada vez más emprendedores e inversionistas voltean a ver este sector que puede ser clave para desarrollar las herramientas que se necesiten para mejorar la educación.
Hoy, estas empresas están llevando la innovación a distintos subgiros, como los libros electrónicos, programas en línea de capacitación y comunidades de estudio digital. En ese sentido, destacan también el desarrollo de sistemas inteligentes que analizan el proceso de aprendizaje del alumno y el diseño de plataformas de gestión de programas académicos.
Todas estas soluciones, y muchas más, serán necesarias en el futuro con el fin de llevar la educación al siguiente nivel. Innovar en una industria milenaria con la ayuda de la tecnología puede ser la clave para cubrir los rezagos que hoy vemos, no solo en México, sino en el mundo.
El uso de la tecnología ayudará a mejorar en las pruebas PISA, no solo como medio de educación sino para mejorar la calidad de vida de estudiantes , profesores y cualquier persona que decida adquirir una herramienta profesional nueva gracias a programas, cursos y la educación continua.
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