OPINIÓN: Lo que la sonrisa de Ivanka no puede ocultar
Nota del editor: Michael D'Antonio es autor del libro Never Enough: Donald Trump and the Pursuit of Success (editorial St. Martin's Press). Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) — Ivanka Trump se mantuvo en personaje el lunes 14 de mayo en Jerusalén, mientras respaldaba la decisión de su padre de inaugurar la embajada de Estados Unidos en esa ciudad. Observó al secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steve Mnuchin, abrir la cortina que reveló una placa. Luego, vestida con un traje color crema y con micrófono en mano, desplegó su sonrisa cegadora y dio la bienvenida a los asistentes en nombre del "45º presidente de Estados Unidos en América" .
El error de haber dicho "en" en vez de "de" habría pasado desapercibido si lo hubiera cometido un emisario más típico. ¿Quién podría culpar a un oficial del Departamento de Estado nervioso o a un ciudadano estadounidense prominente al que hubieran reclutado por una razón importante? Pero fue la hija del presidente y su actuación llamó la atención sobre el hecho de que no tenía experiencia cuando la designaron asesora de la Casa Blanca, trabajo que en gran medida consiste en tratar de hacer que su padre sea menos escandaloso para la gente a la que ofende.
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¿Se acuerdan cuando el público alemán la abucheó por su defensa al trato que su padre da a las mujeres? ¿Qué tal de la vez en que restó importancia a las acusaciones de mala conducta sexual de parte de 14 mujeres?
Esta vez, sonrió de oreja a oreja mientras decía: "Les damos la bienvenida oficialmente, por primera vez, a la embajada de Estados Unidos aquí en Jerusalén, la capital de Israel". Fue una gran inauguración como las que este clan inmobiliario vende-hoteles ha presidido tantas veces. Su discurso fue mitad brindis de boda y mitad programa de concursos. Tal vez esta haya sido la razón por la que Judd Apatow salió a Twitter a decir: "¿Estos son los avances de una película de terror?".
Otros usuarios de redes sociales se preguntaron por qué ella y Mnuchin estaban encargándose de estas tareas clave cuando ninguno de los dos es responsable de las políticas relativas a Medio Oriente.
La apertura de la embajada de EU en Jerusalén, entre el júbilo y la sangre
Representantes
Delegación
Agradecido
Júbilo
Protestas
Represión
Dolor
La presencia de Mnuchin puede atribuirse a que es el único judío del gabinete de Trump. Leal en exceso, Mnuchin no hizo comentarios el año pasado cuando Trump anunció que había "gente muy fina" entre los neonazis que se manifestaron en Charlottesville, Virginia. Ivanka, quien se convirtió al judaísmo cuando se casó con Jared Kushner, es la única judía entre los hijos de Trump. Algunas personas piensan que esto es prueba de que Trump no tiene prejuicios.
La ceremonia de inauguración de la embajada ocurría mientras las fuerzas de seguridad israelíes combatían a unos manifestantes palestinos: murieron más de 50 de los 35,000 que se congregaron en la frontera entre Gaza y el territorio israelí. Más de 2,000 personas resultaron heridas cuando los palestinos arremetieron contra una cerca fronteriza y los agentes recibieron autorización para usar gas lacrimógeno, balas de goma y municiones letales.
Los manifestantes se reunieron para protestar porque Trump decidió que Estados Unidos abandonaría su postura neutral en el añejo conflicto entre palestinos e israelíes.
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En la embajada, varios dignatarios celebraban. Entre ellos había un pastor estadounidense, Robert Jeffress, quien dijo que todas las religiones, excepto la suya, condenan a la gente por toda la eternidad. "Las religiones como el mormonismo, el islam, el judaísmo, el hinduismo, no solo alejan a la gente de Dios — dijo Jeffress —, sino que los llevan a separarse de Dios por toda la eternidad en el infierno".
Mitt Romney, el mormón más prominente de Estados Unidos, se ofendió con la intervención de Jeffress en la inauguración de la embajada. Manifestó su opinión claramente cuando tuiteó: "Un fanático religioso como este no debería estar dirigiendo la oración de la inauguración de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén". Sin embargo, Jeffress fue uno de los primeros y más fervientes partidarios de Trump y le ayudó a conseguir el voto de los cristianos conservadores en 2016. Fue tan importante que dio el sermón en una ceremonia privada el día de la toma de posesión de Trump.
La ayuda de Jeffress fue tan invaluable para Trump que todos esperaban que se presentara el día de la toma de posesión. Que se haya aparecido en Jerusalén, en donde su presencia podría ofender tanto a israelíes como a estadounidenses como Romney, es un problema más grave.
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La sonrisa de Ivanka indudablemente fue un intento por calmar las inquietudes que Trump provoca y tal vez distraer a la gente del caos y la muerte que cualquier persona sensata sabía que habría cuando se inaugurara la embajada y Trump provocara que Estados Unidos abandone su condición de mediador honesto en Medio Oriente.
Fue la máxima prueba hasta ahora para la capacidad de Ivanka de dar una imagen benévola de un hombre que suele proyectar una sombra demasiado oscura como para despejarla.
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