OPINIÓN: Donald Trump no es estratégico, es terapéutico
Nota del editor: Roberto Izurieta es director de Proyectos Latinoamericanos en la Universidad George Washington. Ha trabajado en campañas políticas en varios países de América Latina y España y ha sido asesor de los expresidentes Alejandro Toledo, de Perú; Vicente Fox, de México; y Álvaro Colom, de Guatemala. Izurieta también es analista de temas políticos en CNN en Español. Dagmar Thiel es comunicadora ecuatoriana radicada en Washington DC, experta en relaciones institucionales y sostenibilidad. En la actualidad impulsa la expansión de FUNDAMEDIOS USA, organismo comprometido con la defensa de la libertad de prensa de los periodistas hispanos en Estados Unidos. Es, además, emprendedora social comprometida con el desarrollo social y ambiental. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN Español) - Han sido semanas de bombardeo de noticias. Primero la reunión del G7 (cuya declaración la firmaron solo seis y que el séptimo que no firmó, Estados Unidos, pidió que sea ahora el G8, con Rusia). Luego, las tensiones en la reunión de los países miembros de la OTAN (algunos de los cuales formaron parte de la operación militar en la invasión de Iraq luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos). Y para culminar en la bochornosa (o comprometedora) reunión entre Donald Trump y Vladimir Putin.
Todo presidente de Estados Unidos ha hecho esfuerzos para bajar las tensiones y querer mejorar las relaciones con Rusia. La pregunta es: ¿qué han estado dispuestos a hacer para mejorar esas relaciones?
En la reunión de Helsinki se hizo tanto de parte del presidente Donald Trump, que desmintió públicamente y en el extranjero a las instituciones de inteligencia y seguridad de los Estados Unidos. Esto lo llevó a una forzada (y leída) declaración apenas pisó territorio estadounidense. Anuncio que Trump seguramente peleó para no hacerlo o de la forma menos denigrante posible. Terminó siendo una declaración cantinflesca (se da la vuelta para tratar de confundir y para prácticamente decir lo mismo).
OPINIÓN: Por estrategia o por impulso, Trump recurre a tácticas autoritarias
Este domingo, Trump hace lo mismo que le ha dado mucho rédito toda su vida: atacar (sobre todo a través de las redes sociales), a quien pueda. Recordemos que su campaña presidencial comenzó contra los inmigrantes mexicanos. Sin duda el objetivo es cambiar el tema de conversación (uno de mis libros se llama efectivamente así: Cambiando La Escucha).
En realidad, mi opinión es que de atacar indiscriminadamente es más que una estrategia. Es sobre todo terapéutico: para el presidente Donald Trump. Durante todos estos días, pensaba: no hay nada nuevo desde que inició su campaña: apelar a su base electoral a través de la división siendo destructivo. Al igual que Chávez en su momento, era una revolución (o reclamo) a los sectores formales de poder político, social y económico. Nunca me ha quedado duda que en la vida es más fácil restar que sumar; dividir que unir; pensar en el hoy que en el mañana; criticar que proponer.
Con las reuniones del G7, la OTAN y el encuentro con Putin, Donald Trump ha tenido semanas agitadas.
Dicho esto, lo sucedido en los últimos días, llama la atención para preguntarnos: ¿qué es lo que se propone esta vez? Porque esta vez parece que hay algo más. Luego del encuentro (que debió ser desencuentro) con Putin, resurgen viejas dudas y temores de la relación entre ambos.
Para cambiar la atención de este tema, Trump necesitaba algo más grande o grave: y lo consiguió con su encuentro con el dictador de Corea del Norte. Aunque no consiguió nada. Como diría Manuel Mora y Araujo en su famoso libro “El Poder de la Conversación” y sin poder usar (o ser usado por) Corea del Norte , a Trump no le quedó otro tema (o crisis) que Irán.
Ambos (o los tres: Corea del Norte, Irán o Putin) son enemigos peligrosos. Lo que se recomienda siempre usar con ellos es prudencia, respuestas proporcionales, estrategias y coordinación con nuestros aliados.
De todos los tuits lanzados desde este domingo por Trump, lo que claramente demuestra o parece una desesperación para cambiar la atención, hay uno que es el que más me explica qué pasa esta vez. Es sobre la investigación de Mueller. Claramente lo que más le frustra (o preocupa) a Donald Trump es que Mueller no haya acabado su investigación .
The Rigged Witch Hunt, headed by the 13 Angry Democrats (and now 4 more have been added, one who worked directly for Obama W.H.), seems intent on damaging the Republican Party’s chances in the November Election. This Democrat excuse for losing the ‘16 Election never ends!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) July 21, 2018
El tiempo se cierra para que ello haya sucedido porque en la tradición de Estados Unidos (buena tradición), es que no se dan grandes pasos judiciales sobre temas políticos (o que pueden involucrar a un político) durante la campaña política (tradición que violó James Comey); y las elecciones de noviembre se acercan. Cuando Mueller ya ha confirmado la interferencia rusa en las elecciones de Estados Unidos , la pregunta que me hago es ¿por qué Mueller no ha cerrado su investigación cuando ya tiene resultados tan concretos (apresados y procesados)? Obviamente si Mueller no da por concluida su investigación. ¿A quién o qué más investiga?
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