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OPINIÓN: La alianza de EU más importante del siglo XXI

Si Estados Unidos y Japón presentan un frente unido ante Corea del Norte, habrá más presión sobre Kim Jong Un y su benefactor principal, China, opina Paul Sracic.
vie 26 abril 2019 01:02 PM
Estados Unidos - Japón
El discurso de "Estados Unidos es primero" ha provocado que los aliados de Trump, incluido Japón, duden de la confiabilidad de Estados Unidos como socio, considera Paul Sracic.

Nota del editor: Paul Sracic preside el Departamento de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Estatal de Youngstown, Ohio. Actualmente es titular visitante de la cátedra Fulbright de la Universidad Waseda en Tokio. Síguelo en Twitter como @pasracic. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) — Aunque usualmente se dice que Estados Unidos tiene una "relación especial" con Reino Unido, en términos prácticos, la alianza más importante del siglo XXI está a unos 10,000 kilómetros al este de Londres.

Dada la importancia creciente de la región Indo-Pacífico, Japón —que tiene la tercera economía más grande del mundo y está situada estratégicamente cerca de China, Corea del Norte y Rusia— es, para Estados Unidos, "el país indispensable".

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El viernes 26 de abril, el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, llegará a Washington para reunirse con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. No es la primera vez que Abe se reúne con Trump: el primer ministro se reunió con Trump en noviembre de 2016, antes de que Trump asumiera la presidencia. La reunión de esta semana no será la última entre ambos líderes este año. Se espera que Trump viaje a Japón a finales de mayo y es probable que regrese un mes después , cuando el G-20 se reúna en Osaka.

La visita del viernes (a la que seguirá una ronda de golf, el sábado) abre un periodo crucial en la relación entre Estados Unidos y Japón. A lo largo de los próximos meses, ambas partes tomarán decisiones que pueden fortalecer o debilitar esta alianza tan importante.

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La primera tiene que ver con Corea del Norte. Fuera de Corea del Sur, ningún otro país está tan amenazado por el Estado rebelde de Kim Jong Un que Japón, hecho que quedó patente en 2017, cuando Corea del Norte lanzó misiles dos veces sobre territorio Japonés.

Aunque Japón recibiría de buen grado un tratado de desnuclearización de Corea del Norte, al gobierno japonés le preocupa que Washington llegue a un acuerdo para eliminar los misiles de largo alcance de Kim, que pueden llegar a territorio continental de Estados Unidos, pero ignore los de alcance más corto que amenazan a Japón. A Japón también le gustaría que Estados Unidos siga presionando a Corea del Norte para que rinda cuentas de los "abducidos", ciudadanos japoneses a los que Corea del Norte secuestró en las décadas de 1970 y 1980.

El fracaso de la cumbre entre Kim y Trump en Hanói, en febrero, significa que Estados Unidos tiene que reevaluar su enfoque respecto de Corea del Norte. Hay reportes de que Trump le entregó un mensaje al presidente de Corea del Sur , Moon Jae-in, para que se lo entregue al líder norcoreano.

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Lo más seguro es que esta nota sea un tema de conversación para Trump y Abe y es importante que ambos líderes salgan de sus reuniones con un entendimiento mutuo sobre cómo abordar a Corea del Norte. Esto tiene que ser así por varias razones.

Primero, el discurso de "Estados Unidos es primero" ha provocado que los aliados de Trump, incluido Japón, duden de la confiabilidad de Estados Unidos como socio. Por su parte, el gobierno ha reafirmado explícitamente el compromiso de Estados Unidos con Japón.

En respuesta, Japón planeó incrementar su gasto en defensa e interpretó su Constitución de forma tal que permite que sus fuerzas armadas salgan en auxilio de Estados Unidos. Por lo tanto, a diferencia de la relación de Estados Unidos con otros de sus aliados, parece que la de Estados Unidos con Japón está en armonía en lo que respecta a las responsabilidades con la alianza. Garantizarle a Japón que sus intereses se están tomando en cuenta en las negociaciones con Corea del Norte no solo ayudará a la relación entre Estados Unidos y Japón, sino que podría ser una lección positiva para otros aliados.

Claro que esta lección no se limita a los amigos de Estados Unidos. Si Estados Unidos y Japón presentan un frente unido ante Corea del Norte, habrá más presión sobre Kim Jong Un y su benefactor principal, China. De igual manera, es importante garantizar que ese acercamiento a Corea del Norte no se vuelva un tema contencioso entre Japón y Corea del Sur.

Las relaciones entre estos dos aliados cruciales de Estados Unidos se han estado deteriorando ; aunque no hay mucho que Trump pueda hacer para resolver sus disputas históricas, Estados Unidos tiene que tener cuidado de no empeorar las cosas.

Un tema serio —pero tal vez más inmediato— que se discutirá el viernes, tiene que ver con la relación económica entre Estados Unidos y Japón. A finales del año pasado, Estados Unidos y Japón acordaron empezar a negociar un tratado bilateral de libre comercio.

Las economías de ambos países están muy ligadas. Estados Unidos es el segundo destino más popular para las exportaciones japonesas, mientras que Japón es un mercado muy importante para las exportaciones estadounidenses, incluidos los productos agrícolas.

Pese a todo, Estados Unidos tiene un déficit persistente con Japón. Aunque solo Reino Unido supera a Japón en la cantidad de dinero que invierte en Estados Unidos (gran parte del cual se usa para crear empleos en el sector manufacturero), el déficit comercial ha provocado que Trump adopte una postura estricta con Japón en cuanto al comercio; es probable que haya tenido que ver con la decisión de Trump de retirar a Estados Unidos de la Alianza Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés).

No obstante, este retiro —además de la decisión de Japón de proceder para formar el Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico con los países restantes de la TPP, y de firmar un tratado comercial importante con la Unión Europea— amenaza las exportaciones agrícolas de Estados Unidos .

La causa principal del déficit comercial de Estados Unidos con Japón es el desequilibrio tremendo entre la importación y la exportación de automóviles entre ambos países. Japón no es el único país que tiene un superávit de exportaciones automotrices con Estados Unidos y el gobierno de Trump ha estado investigando si puede aplicar aranceles de hasta el 25% a los autos importados.

Como ocurre con los aranceles de Trump al acero y al aluminio, que también se aplican a las exportaciones japonesas, el gobierno está basándose en el artículo 232 de la Ley de Comercio de 1962, disposición que permite que los presidentes usen el argumento de la seguridad nacional para limitar las importaciones.

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Los líderes se reunirán en un momento extraño, durante las deliberaciones sobre los aranceles. El artículo 232 dispone que el Departamento de Comercio lleve a cabo una investigación, misma que se terminó y se entregó a Trump en febrero. Ahora, tiene 90 días para decidir si implementa dichos aranceles. El viernes será la última reunión programada entre Trump y Abe antes de que venza dicho plazo.

Todo esto lleva a una situación un tanto confusa. En septiembre, cuando Estados Unidos y Japón accedieron a entablar negociaciones comerciales, emitieron un comunicado conjunto en el que acuerdan "abstenerse de tomar medidas que contravengan el espíritu" de su compromiso a trabajar juntos "durante el desarrollo de estas consultas".

Los japoneses entendieron que Trump suspendería su amenaza de aplicar gravámenes a los autos japoneses durante las negociaciones. El problema es que el 23 de mayo, Trump ya le había pedido al Departamento de Comercio que iniciara la investigación sobre si se podían implementar aranceles.

Es probable que el gobierno encuentre una manera de suavizar o extender el plazo de 90 días. Si así fuera, los términos de un acuerdo potencial son evidentes: no aplicar aranceles a los automóviles a cambio de que Japón reduzca sus aranceles a los productos agrícolas a niveles comparables a los que aplica a sus socios en el tratado que reemplazó a la TPP, condición que a Japón podría serle difícil aceptar.

Hay unas cuantas alternativas buenas. Si Estados Unidos impone aranceles a los automóviles, afectará la economía de Japón. También puede provocar represalias de Japón, que afectarían a la economía estadounidense que de por sí está enzarzada en una guerra comercial con China. Pero la más dañada sería la relación entre Estados Unidos y Japón, en un momento en que dicha relación es esencial para la economía y los objetivos en política exterior de ambos países.

Con suerte, Trump y Abe podrán evitar ese desenlace.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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