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OPINIÓN: Ciudadano Slim

Era el año 2000, de evidente transformación. Y el Ingeniero, por fin, tras años de intentos, concedía una entrevista. Lo demás es esta historia, recuerda Javier Martínez Staines.
mié 08 mayo 2019 12:23 PM
Javier Martínez Staines / 50 años de Expansión
Javier Martínez Staines es exeditor en jefe de Expansión entre 1995 y 2001, cuando aquella crisis amenazó con desaparecer el país. Aquí siguen él y México de pie.

Nota del editor: Esta columna se publicó originalmente en la edición 1252 de la revista Expansión, ’ 50 años, los negocios en México son nuestra historia. Especial 1969-2019', correspondiente a abril de 2019.

(Expansión) – Faltaban sólo unos meses para que, de acuerdo con las interpretaciones populares de las profecías mayas, el mundo se extinguiera. Lo cierto es que de esas amenazas hemos estado inundados desde los principios de la historia y, en mi caso, haber tomado la posición de editor en jefe de la revista Expansión en los inicios de 1995 me había hecho perder cualquier indicio de inocencia.

Ahí está el contexto: 1995, a unas semanas del devastador “error de diciembre” de 1994, a unos meses de los crímenes políticos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu, a un año de la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y del alzamiento zapatista en la selva chiapaneca. Desde entonces, surgía la obsesión de entender, dimensionar y explicar la manera en que Carlos Slim Helú desarrollaba su imperio y la visión que tenía del país y del mundo.

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Slim no daba entrevistas. Le resultaba sumamente molesto invertir tiempo en conversar con cualquier persona que no fuera parte de su cadena de valor. Pero hubo un día, varios años después que el “Ingeniero” mandó el mensaje positivo. Accedía a dar una entrevista: sería en sus oficinas de Paseo de las Palmas en la Ciudad de México, tendría que ser breve y no podía acudir más que una sola persona. Con mucha dificultad, autorizó al final que estuviera Arturo Sotelo, fotógrafo de Expansión. “Dos minutos para ese señor”, recuerdo que me dijo. Era el año 2000, con ese sabor de transformación.

Antes de comenzar la entrevista, Carlos Slim cambió el juego: me empezó a hacer preguntas a mí, sobre el rol de editor, sobre la familia. Tuve que tragar mucha saliva para salir de la trampa y decirle que no se valía que se consumiera el reloj con el de entrevistador. No dijo nada.

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OPINIÓN: Somos animales narrativos

Finalmente, logramos que el señor se sentara en un sillón. Le expliqué la dinámica de la entrevista: se trataba de recorrer el mundo de Slim a través del abecedario completo, por lo que yo le formularía una sola palabra, por cada letra, sobre la cual él tendrí que responder lo primero que le viniese a la mente. Su primera reacción fue casi de ira. No le parecía nada divertida la propuesta. Mientras se quejaba, le lanzó las primeras palabras: A, de Alestra y
Avantel (gajes de la fortuna de que sus noveles competidores, ambos, iniciaban con esa letra). Respondió. D, de Dinero. (“Es un medio de pago”, fue la respuesta fugaz del ya desde entonces el hombre más rico de América Latina).

Una y otra vez, Slim respondió. A través de las letras del abedecedario, permitió que lográramos dibujar un perfil singular, inédito e innovador en esta revista, que ya desde entonces tenía como consigna ir siempre un paso adelante en la información económica y de negocios.

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Ya desde entonces, como señalamos en la entrada de la historia, cuando Slim habla, en las muy pocas veces que lo hace, México escucha. Por tanto, la decisión de transformar la entrevista en portada era obvia. La imagen: un close up de su rostro. El título: ‘La filosofía Slim’. ¿Cómo ha construido su emporio el hombre-leyenda de los negocios? Expansión había logrado introducirse a la intimidad del Ingeniero. Casi 20 años después, creo que esa historia sigue manteniendo un enorme valor.

* Javier Martínez Staines es exeditor en jefe de Expansión entre 1995 y 2001, cuando aquella crisis amenazó con desaparecer el país. Aquí siguen él y México de pie.

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