Sani dijo que prefería solicitar asilo en Canadá porque sentía que Estados Unidos, dadas las acciones del presidente Donald Trump, no trataría a alguien que fuera miembro de la comunidad LGBTQ y musulmán con justicia e igualdad. (Debido a que muchos migrantes estaban preocupados por su seguridad y por la protección de su identidad a medida que avanzan en el proceso de asilo, los entrevistados aceptaron ser identificados solo por sus nombres).
Durante mucho tiempo, tanto Estados Unidos como Canadá han sido refugios para exiliados, y han ofrecido un hogar a aquellos que son perseguidos por su fe o su identidad, a aquellos que huyen de la injusticia y la amenaza de muerte. Pero cada vez que la administración Trump ejerce su poder para atacar a un nuevo grupo de personas –la comunidad LGBTQ, migrantes–, esas acciones dañan nuestra reputación en el mundo y ponen en peligro la justicia para todos.
Los miembros del Congreso de Estados Unidos deberían animar a Trump para que trabaje con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y así crear una solución binacional para los migrantes africanos que huyen de la persecución. De esa forma, las vidas de los migrantes no se convierten en otras víctimas de nuestras políticas de inmigración racistas.
En mayo, Trump amenazó con aranceles sobre los productos mexicanos para presionar a López Obrador a disminuir la migración a través de México. Y en junio, los inmigrantes africanos y haitianos, quienes solicitaron el permiso de salida que les permitiría viajar a través de México legalmente, y, eventualmente, cruzar la frontera, se encontraron con que funcionarios de inmigración no procesaron su solicitud y tampoco explicaron por qué no podían recibir un permiso de salida.