En las empresas se siguen procesos de reclutamiento y selección a fin de ocupar los puestos de trabajo con quienes se consideran los mejores candidatos, una práctica que bien llevada fortalece el equipo de trabajo, la productividad de las empresas y que debe ser complementada con la capacitación.
En dichos procesos por lo general cualquier candidato que cae en alguno de los grupos vulnerables antes mencionados es eliminado desde el filtro inicial.
Pero ¿Es esta una visión adecuada? La realidad es que no, y hay ejemplos de programas de inclusión laboral en las empresas muy exitosos, por ejemplo, la decisión de varias cadenas de supermercados donde dan oportunidad laboral a personas de la tercera edad como empacadores en las cajas de pago, mujeres y hombres que hace tiempo y en general por motivo de su edad dejaron de ser candidatos a diferentes puestos de trabajo.
Estas empresas han encontrado en estas mujeres y hombres a trabajadores motivados, que valoran la oportunidad de trabajar, que son amables con los clientes, cumplidos, etcétera.
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Otro ejemplo muy importante, es la falta de oportunidad de trabajo a personas que cuentan con algún tipo de discapacidad pero que tienen capacidad productiva. Desde alguna discapacidad de movimiento, la falta de alguna extremidad, el estar en silla de ruedas, hasta ciertos tipos básicos de Síndrome de Down por ejemplo, la lista es muy extensa.
La vida para ellos es difícil en su día a día por la discapacidad con la que viven y han crecido, la desesperanza es en muchísimos casos la constante en su vida, en gran parte porque no son considerados candidatos a ocupar un puesto de trabajo y ser productivos.