Sí, todo lo que producimos en nuestro hogar; la comida que preparas, la labor de cuidar a menores, a una persona enferma o a tus padres, la limpieza… todo tiene un valor económico a pesar de que no siempre sea remunerado. Simplemente ¿cuánto pagarías por ello si no lo realizara alguien de tu familia?
Así, todas estas actividades en los hogares que no remuneramos representaron el año pasado más de una cuarta parte del PIB, más de una cuarta parte de toda nuestra actividad económica. Esta cifra por sí misma es alarmante, pues no estamos reconociendo una muy importante fracción del trabajo que se da en nuestra economía.
No estamos reconociendo un sector que tiene un peso similar al de todas las actividades secundarias juntas –manufacturas + construcción + minería + electricidad, agua y gas, que suman 29.9% del PIB –. Sin embargo, algo aun más preocupante viene cuando desagregamos por sexo.
Las mujeres aportamos 2.7 veces más valor económico que los hombres por actividades de labores domésticas y de cuidados. La participación del trabajo no remunerado en el PIB por parte de las mujeres equivale al 20.2% y el de los hombres 7.4%. A partir de este tipo de datos se deben proponer políticas que permitan que México crezca de forma incluyente y sostenida. Visibilizar esta brecha es fundamental para cambiarla.
En horas trabajadas, en 2020 una mujer en promedio en México dedicó 39.7 horas a la semana a labores domésticas y de cuidado y 4.6 horas a trabajo no remunerado en bienes de autoconsumo. Si lo dividimos entre 5, esto nos da un promedio de 8.9 horas al día; incluso más que una jornada laboral completa.
Al contemplar que las mujeres en México dedican en promedio más de una jornada laboral a labores del hogar, ya podemos entender uno de los mayores factores que obstaculizan la participación de la mujer en trabajos de mercado. Mientras la tasa de participación laboral en hombres es de 76.3%, en mujeres es de 44.2%.
Esta problemática siempre ha estado presente; históricamente la proporción del PIB equivalente al trabajo no remunerado en nuestro país ha estado alrededor del 20%. No obstante, la pandemia lo agravó y lo evidenció aún más con ese gran incremento de casi 5% en un año. Queda claro que la crisis sanitaria que llegó en 2020 vino acompañada de una crisis de cuidados desencadenada por los confinamientos y la suspensión de escuelas, guarderías y asilos.