Este impulso puede iniciarse de diferentes formas, según el atributo que se analice o el criterio utilizado para realizarlo; aquí dejo algunas propuestas:
1. Impulsar posturas amplias y profundas del sector privado en la actividad científica y tecnológica.
2. Reducir los enfoques endógenos de investigación y desarrollo tecnológico tradicionalmente adoptados de las Instituciones de Educación Superior.
3. La vinculación universidad-industria se debe hacer crecer hacia una intención íntegramente concretada.
4. La relevancia de las actividades científicas deben hacerse notar claramente, con el fin de atraer el interés laboral de los egresados en áreas básicas y de ingeniería y tecnología.
5. La competitividad debe asumirse como criterio rector de la actividad económica del país, esto permite ganar oportunidades en el plano internacional.
6. La historia de la ciencia mexicana y sus logros debe contribuir a crear una identidad cultural, no un simple acervo de anécdotas o mera cronología, se debe provocar una transformación decisiva en la imagen de la ciencia que ahora nos domina.
México es un país con mucho más que una mano de obra calificada y eficiente; en el país realmente se genera innovación y talento al que vale la pena apostarle.
Quizá estas innovaciones no se desarrollen mediante la acumulación de descubrimientos, pues su éxito deriva principalmente en esfuerzos individuales de investigadores e inventores, que se abren paso ante el paradigma institucional que suprime o descalifica las novedades científicas y desarrollos tecnológicos impulsadas por la comunidad académica y científica mexicana.
La investigación científica descubre reiteradamente fenómenos nuevos e inesperados, los científicos inventan una y otra vez teorías radicalmente nuevas.
Expandir el entendimiento social de la innovación implica potenciar el protagonismo de los investigadores e inventores, quiénes pueden identificar necesidades, originar ideas y buscar validar sus soluciones; pero también significa extender a toda la sociedad la idea de innovación como síntesis entre necesidad y oportunidad técnica.
Esto facilita que todos aquellos que ante la necesidad de resolver problemas en el ámbito en el que se desempeñen sean capaces de establecer diálogos con quienes detenten conocimientos complementarios, a efectos de construir soluciones conjuntas, capaces de desarrollar un ecosistema integral promotor de la innovación en México.
En tal sentido, la construcción de un ecosistema favorable para la innovación demanda algunas acciones como:
1. Sentar las bases de un marco normativo e institucional que favorezca la concurrencia de recursos públicos y privados que permitan incrementar las fuentes de financiamiento y necesarias para el emprendimiento y la innovación.
2. Determinar las áreas clave sobre las políticas públicas a implementar en Ciencia y Tecnología y diseminar los resultados de la investigación realizada por las universidades para conectarlos con los problemas específicos de las regiones y comenzar a sentar las bases para el desarrollo y bienestar regional.
3. Difundir y profundizar en los beneficios de la innovación a través de mecanismos que ayuden a mucha más gente, es decir, familiarizar a la sociedad con la ciencia, la tecnología y la innovación.
En México, las empresas muestran mucha resistencia al desarrollo de proyectos para innovación, el riesgo, la incertidumbre y la falta de confianza en el mercado han hecho que la cultura innovadora en las organizaciones no prospere como sería deseable.
Los proyectos de investigación y desarrollo se caracterizan, principalmente, por el grado de incertidumbre asociado al riesgo de lograr el objetivo del mismo. Los resultados de un proyecto de este tipo pueden dar origen a soluciones incrementales o radicales, ser modificaciones de algo ya existente o ser completamente nuevos, localizarse en productos o en procesos, orientarse hacia el consumo, la industria o el gobierno, o estar basados en tecnologías simples o compuestas.
Resulta conveniente impulsar el trabajo conjunto entre las empresas y las universidades, con lo que distintas sensibilidades entran en contacto para decidir el nivel y la profundidad de las alianzas que son requeridas, para apoyar los resultados de la investigación científica en fases de validación técnica y comercial (etapas tempranas), esto permitiría enlazar el flujo de proyectos tecnológicos, con las necesidades de la industria.