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El desafío de las trampas en los maratones y su impacto en las marcas

Este año mucha gente ha expresado su inconformidad de quienes recortan el camino y esto ha causado mucho ruido en las redes sociales y, por lo tanto, las marcas y las empresas deberían estar al tanto.
vie 01 septiembre 2023 06:40 AM
Maratón
Alrededor de 30,000 corredores recorrieron Avenida Reforma durante el XL Maratón de la Ciudad de México.

(Expansión) - Se llevó a cabo una de las fiestas deportivas más populares en el país: la carrera del XL Maratón de la Ciudad de México , en la que muchos de los corredores celebraron su recorrido por las calles emblemáticas de la urbe desde el Estadio Universitario, que está al sur de la metrópoli, hasta culminar en el Zócalo del Centro Histórico.

Este bello recorrido año con año se ve manchado por algunas personas que deciden recortar el camino. Y esto no es novedad, desafortunadamente siempre han existido tramposos en las carreras de fondo. Este año mucha gente ha expresado su inconformidad de quienes recortan el camino y esto ha causado mucho ruido en las redes sociales y, por lo tanto, las marcas y las empresas deberían estar al tanto.

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Hacer trampa en una maratón puede ser de muchas formas: unos toman atajos en las competencias como tomar el metro, empezar kilómetros después de la salida o usar bici, otros le entregan su dorsal a un corredor más rápido o hacen relevos por equipos. La misma convocatoria de la maratón dice que “todos aquellos corredores que se identifique realicen prácticas antideportivas, así como cortes de ruta a lo largo del recorrido para cruzar la meta sin haber realizado el trayecto completo, serán sancionados, de tal manera que no podrán volver a participar en ninguno de los eventos de la plataforma Maratón (Medio Maratón, Maratón y otros eventos) en sus ediciones a celebrarse en los próximos años”.

Sin embargo, las sanciones no suceden, y es que no existe una sección en la final de la carrera donde se clasifique a las personas que corrieron por completo o no la ruta. Y cansados de que no se apliquen medidas ejemplares a los “tramposos”, ahora están circulando publicaciones en redes sociales donde exponen a personas que no corrieron por completo la carrera.

La información se mueve de formas inesperadas, ya que nadie (o muy pocos) saben cuál es la lógica de las redes sociales. Lo que sí sabemos es que cuando se trata de algún escándalo convincente, las publicaciones se expanden de formas que pueden sobrepasar los límites geográficos de donde se dieron los sucesos. Esto lo estamos viendo con las exposiciones de los corredores parciales del maratón.

De los fichados, algunos han tenido que salir a aclarar el por qué no corrieron por completo la carrera, como fue el caso de Miguel Ángel Vargas, quien no pudo realizar su trigésimo noveno maratón consecutivo por motivos de salud. Otras personas más dijeron que utilizaron la carrera para hacer su tirada larga de forma segura y prepararse para otra maratón. Esta exposición se vuelve más grande cuando se trata de alguien famoso, y esto puede involucrar también a alguna marca.

Hoy cada vez más vemos que las empresas optan en sus estrategias de marketing y comunicación en contratar a influencers para generar mayor exposición de sus productos o servicios. Pero sin la adecuada planificación e investigación de la persona a quien vayan a contratar y sin un acuerdo legal, podría haber serias consecuencias.

En caso de que dichas personas hayan fallado a la integridad de la marca, y que haya sido un tramposo fichado, se debe considerar un plan para el manejo de crisis. Existen empresas que se dedican a salvaguardar la reputación y manejar adecuadamente los riesgos. Por lo general, los especialistas de estas organizaciones deben asesorar a las marcas de la siguiente manera:

El público no exige perfección, pero sí integridad. Las empresas deben siempre anteponer los valores y la seguridad pública.

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Ser honesto. Cualquier intento de mentir, engañar u ocultar información puede salir a la luz, con consecuencias devastadoras.

Ser transparente. Aunque siempre hay información que no se puede divulgar por motivos legales, éticos o prácticos, la clave está en decir todo lo que se pueda decir y explicar claramente por qué no se puede facilitar determinada información (al menos de momento).

Sin duda alguna, la mejor estrategia es prevenir con un plan estratégico bien ejecutado con los mensajes clave que represente mejor a la empresa y enfocar las tácticas con las mejores prácticas y transmitir la confianza a su audiencia. Si no sucedió así, lo mejor es actuar con un equipo que le proporcione asesoría y mitigar las fugas de información, que son de lo más común de lo que podemos imaginar.

Está claro que no podemos controlar todo: ni en las carreras ni en las empresas, pero sí es posible arreglarlo.

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Nota del editor: Lucía Bata es consultora de comunicación y deportista. Síguela en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión.

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