De hecho, el Pew Research Center -un think tank que brinda información sobre problemáticas, actitudes y tendencias que caracterizan al mundo- planteó los problemas que trae consigo la obsesión de catalogar a las personas por su generación y anunció que ya no informaría ni haría reportes sobre las generaciones como solía hacerlo.
¿Por qué no conviene ver a las personas desde ese lente? Porque podemos caer en el enorme riesgo de los estereotipos. Quejarse de que a los millennials no les gusta el compromiso laboral, que no hay que contratar a los Z porque son de cristal o que a una persona boomer jamás hay que considerarla para un proyecto de innovación porque están negados para la tecnología es una manera obtusa de quitar oportunidades a las empresas y a los equipos de trabajo.
Esto es algo que ya había escuchado de diferentes fuentes pero lo que no veía venir y me parece interesante es un nuevo concepto: las personas perennials. Mauro Guillén, sociólogo, economista político y vicedecano de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, sostiene que ser perennial es una opción viable para este mundo tan diverso y cambiante.
¿Qué caracteriza a alguien perennial? Es quien no piensa, ni actúa acorde a lo que se esperaría para su edad. Es quien trabaja, vive y tiene un estilo de vida acorde a sus preferencias y capacidades y no tanto a lo que se supone debería hacer en la etapa de vida que está atravesando.
En otras palabras, tenemos dos caminos: ser y comportarnos acorde a las conductas que nos han impuesto con base en la edad que tenemos… o tomar una actitud perennial.
Mauro dice que durante los últimos 150 años, hemos organizado nuestras vidas en etapas rígidas: aprender, trabajar y jubilarnos. Pero debemos considerar que ahora solemos tener vidas más largas. Quizá somos más saludables (es probable que tu padre o madre a la edad que tienes hayan sido menos saludables que tú); y esto, junto con la tecnología y los avances médicos que nos ayudan a mantener la salud por más tiempo, hace que podamos tener una vida activa por más años que quienes nos precedieron.
Así que la invitación es que evitemos esa rigidez de etapas. Por ejemplo: mientras trabajamos sigamos aprendiendo cosas nuevas. Y si la tecnología veloz (como la automatización y la Inteligencia Artificial) cambia el trabajo que hacemos, en lugar de llenarnos de miedo por ser reemplazados/as podemos decidir que es hora de volver a la escuela para adquirir una nueva habilidad.
Cuando abandonamos la práctica de establecer límites basados en nuestra edad, se abren mayores oportunidades para reinventarnos.
Por otro lado, fomentar la inclusión y comunicarse de manera respetuosa con las nuevas generaciones es fundamental para construir relaciones positivas y apoyar la vinculación.