La dependencia comercial: México vs. Estados Unidos
Es cierto que la economía mexicana es mucho más dependiente del comercio con Estados Unidos que lo que la estadounidense lo es con México. Pero esta afirmación, aunque verdadera, no es suficiente para determinar los efectos reales de un arancel. Cuando hablamos de aranceles, hablamos de precios, y cuando hablamos de precios, es imprescindible analizar la elasticidad de la demanda. Por ejemplo, si los precios suben y la demanda apenas se ajusta, el efecto es diferente a un escenario donde los consumidores pueden sustituir fácilmente los productos afectados.
En este contexto, opinadores y hasta asesores han sugerido que México debería responder con una medida espejo, imponiendo aranceles del 25% a productos estadounidenses. Políticamente suena atractivo, pero económicamente es otra historia. Aplicar represalias sin un análisis serio puede terminar causando más daño interno que externo.
El factor clave: elasticidad de la demanda
Si los productos mexicanos exportados a Estados Unidos tienen baja elasticidad (es decir, la cantidad demandada se mantiene estable pese al aumento de precios), el impacto del arancel será menor. Tomemos el caso del aguacate: si los consumidores estadounidenses no pueden o no quieren sustituirlo por otro producto, simplemente pagarán más y el gobierno de Estados Unidos recaudará la diferencia. El productor mexicano seguirá exportando la misma cantidad.
Si México responde con aranceles a productos estadounidenses cuya demanda es altamente elástica, los consumidores mexicanos podrían reducir drásticamente su compra o buscar sustitutos. Esto podría afectar la actividad económica en sectores que dependen de estos productos, ya sea insumos o bienes de consumo. Sin un análisis detallado, una represalia automática podría tener efectos no previstos y potencialmente perjudicar más a México que a Estados Unidos.
Es necesario evaluar impactos con datos reales
Para diseñar una política comercial efectiva, se necesitan datos y modelos, no intuiciones. Algunos escenarios que deberían analizarse son:
1. Productos con baja elasticidad en Estados Unidos: si México exporta bienes cuya demanda es inelástica al precio, los consumidores en Estados Unidos simplemente absorberán el costo adicional y el impacto será mínimo.
2. Productos con alta elasticidad en México: si México impone aranceles a bienes que pueden sustituirse fácilmente, la demanda caerá, afectando a consumidores y empresas nacionales.
3. Industria automotriz: el arancel del 25% a los autos ensamblados en México no solo afectaría a la industria mexicana, sino también a las propias marcas estadounidenses que operan en el país y dependen de una cadena de suministro regional bajo el T-MEC. Si las armadoras pueden absorber parte del costo, el impacto será moderado, pero si trasladan el incremento al consumidor, la demanda en Estados Unidos podría caer, afectando la producción y el empleo en ambos países. Antes de hacer predicciones, es clave analizar la elasticidad de la demanda y la capacidad de ajuste de las empresas.
Análisis al vapor
El Peterson Institute for International Economics (PIIE) publicó un estudio afirmando que México sería el país más afectado por los aranceles. El problema es que su análisis ignora por completo la elasticidad de la demanda a nivel de categoría de producto. Sin este factor clave, sus proyecciones son especulaciones disfrazadas de análisis.
Afirmar que México será el más golpeado sin considerar cómo responderán consumidores y empresas en Estados Unidos es una simplificación barata de una invitación a entrarle con los aranceles. No se trata solo de sumar y restar cifras, sino de entender cómo los mercados reaccionan a cambios en los precios.