En los últimos años se ha observado una inminente evolución en el comportamiento de los candidatos. Ellos son dinámicos y es un hecho que cada generación tiene diferentes necesidades y expectativas diversas. Y hoy en día, las organizaciones más exitosas han logrado adaptarse a estas transformaciones. La clave, en muchos casos, no reside en cuánto se paga, sino en cómo se enriquece su experiencia.
Las prestaciones y beneficios laborales no financieros son una manera tangible de responder a las necesidades personales del equipo de trabajo. Más allá del dinero y las preferencias, se siguen inclinando, de acuerdo con la investigación, hacia la flexibilidad y el teletrabajo, oportunidades de crecimiento y capacitación, bonificaciones por desempeño y beneficios relacionados con la salud mental.
En este sentido, el estudio también resalta que la falta de prestaciones es uno de los principales retos para los candidatos al momento de buscar un empleo y son las organizaciones las que tienen la responsabilidad de ofrecer una propuesta de valor que vaya más allá del salario, fomentando el bienestar de sus colaboradores actuales y futuros.
Recordemos que esta propuesta de valor, relacionada con el salario emocional junto con la rapidez y la transparencia en los procedimientos de reclutamiento y selección, juega un papel primordial, por lo que adaptarse a estas nuevas demandas no solo demuestra empatía, sino que proyecta a la empresa como un lugar orientado hacia el futuro y plenamente comprometida al fortalecimiento de su marca empleadora.
Las empresas que priorizan el bienestar emocional y físico de sus trabajadores están logrando establecer relaciones de largo plazo, lo que es cada vez más desafiante ante la escasez de talento y clave para la continuidad y rentabilidad de todos los negocios.
La introducción de beneficios relacionados con la salud mental sigue proyectándose como un factor de diferenciación en los próximos años, ejemplo de estos son iniciativas como programas de apoyo psicológico, días adicionales de descanso y espacios de trabajo inclusivos que realmente contribuyan a mejorar la calidad de vida del colaborador y, además, incrementan su productividad y compromiso.
El crecimiento profesional, por otro lado, sigue siendo un área que no puede pasar desapercibida, las empresas deben recordar que la inversión en sus colaboradores no solo les genera lealtad, sino un equipo más preparado y competitivo. Asimismo, el impacto que tiene la formación continua y el reconocimiento del esfuerzo individual, propiciará que el equipo se sienta motivado, lo que sin duda puede ser más valioso que un aumento salarial.