De acuerdo con el estudio El beneficio de la proximidad, casi la mitad de las organizaciones estadounidenses que aún no tienen operaciones en América Latina muestran una clara tendencia a expandirse hacia estos destinos a corto y mediano plazo. Asimismo, el mismo análisis señala que México se consolidará como el segundo país con mayor presencia en las cadenas de suministro de Estados Unidos.
En este sentido, nuestro país cuenta con diferentes ventajas en comparación con otros destinos, tales como su ubicación geográfica estratégica, una amplia red de tratados comerciales con otros países y una fuerza laboral que, si bien aún debe seguir incrementándose en cantidad y preparación, cuenta con habilidades en áreas clave como ingeniería y tecnología, entre otros aspectos de valor.
Lo anterior, sin duda, convierte a México en un destino atractivo para grandes inversionistas internacionales que tienen interés en relocalizar sus operaciones; sin embargo, también existen diversos desafíos que podrían afectar el aprovechamiento de esta tendencia, como el acceso a la electricidad y energías limpias, y la necesidad de mejorar la infraestructura de transporte, enfrentar la inseguridad, garantizar el acceso al agua y muy recientemente los aranceles impuestos a los productos manufacturados en México y comercializados en Estados Unidos.
Además, los factores geopolíticos regionales, específicamente aquellos relacionados con la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), han generado incertidumbre entre los inversionistas, quienes esperan contar con mayor claridad sobre las políticas y decisiones de los gobiernos para definir estrategias de inversión de largo plazo.
¿Qué papel desempeña el Consejo?
Los retos y oportunidades asociados con la potencial relocalización de operaciones en nuestro país, así como las actividades que esto implica, son actualmente temas de análisis que deben debatirse en el Consejo, sopesando los riesgos relacionados y modelando escenarios que permitan dar continuidad al negocio y obtener un mayor valor agregado.
En este contexto, el Consejo de Administración debe plantearse cuestiones como las siguientes:
- ¿Cualquier oportunidad de negocio vinculada con el nearshoring está alineada con la visión a largo plazo de la empresa? ¿Se cuenta con el andamiaje necesario para incrementar sus capacidades y hacer los cambios estructurales que requieran estas oportunidades?
- ¿El negocio dispone de la solvencia económica necesaria para invertir en la infraestructura operativa que le permita competir por nuevos proyectos vinculados a la relocalización de operaciones? ¿El retorno esperado por estas nuevas inversiones es igual o superior a las actividades de negocio desarrolladas actualmente?
- ¿Las potenciales inversiones en nearshoring se alinean con los objetivos de sostenibilidad y responsabilidad social del negocio a largo plazo? ¿Se cuenta con el talento interno suficiente para proveer información sobre esta materia, o bien con el apoyo de consultores externos que puedan llevar a cabo la actividad y asegurar su cumplimiento?
- ¿La empresa tiene una estructura y estrategia de capital humano que le asegure contar con personal capacitado para competir e incluso superar a los nuevos jugadores en el mercado?
- ¿La organización cuenta con la infraestructura tecnológica necesaria para sustentar un potencial crecimiento relacionado con nuevos proyectos vinculados al nearshoring? De no ser así ¿se tiene acceso a terceros especializados que puedan ayudar con esta actividad estratégica?
- En caso de ser un negocio de origen extranjero que piensa invertir en México, ¿la empresa tiene pleno conocimiento de los aspectos legales, corporativos y de cumplimiento que deben solventarse para iniciar sus operaciones con éxito?
- ¿Se han analizado todas las variables operativas y de negocio asociadas a los potenciales cambios en materia de aranceles para los productos a ser comercializados en el mercado de EE. UU.? ¿Se requiere hacer cambios en los modelos de negocio actuales?