Las azoteas son prueba de que lo verde empieza desde arriba
Poco a poco, en México se va instalando la sana costumbre de “sembrar” azoteas verdes. Esa práctica, que hasta hace unos cinco años pasaba desapercibidas en el país, se ha convertido en una forma de enfrentar los efectos del cambio climático en ciudades donde difícilmente hay espacios para áreas verdes, como sucede en la capital, Monterrey, Guadalajara, Toluca y otras ciudades del país.
Así, la Ciudad de México tiene la primera norma técnica para la instalación de azoteas verdes en Latinoamérica, y el primer jardín botánico de azotea acreditado en la región, según la Asociación Mexicana para la Naturación de Azoteas (Amena).
Los beneficios de las azoteas verdes son más que estéticos.
Según los expertos, los exteriores naturados ayudan a disminuir el efecto isla de calor, en centros urbanos. Este fenómeno sucede porque se acumulan los efectos de factores como el concreto, el asfalto y otros materiales que absorben el calor y e crea un microclima nocivo.
“Son miles de metros cuadrados los que tienen que acumularse para reducir el efecto isla de calor”, asegura la ingeniera Tanya Muller, fundadora de Amena.
Pian pianito
Sin embargo, con algo se empieza y eso lo saben, por ejemplo, quienes han contribuido para que en la Ciudad de México se llegue ya a tener más de 20,000 metros cuadrados de azoteas verdes, el equivalente a más de dos campos profesionales de futbol.
“Simplemente en estos cuatro años, esta administración lleva 10,000 metros cuadrados”, dice Muller. “Claro, eso no es nada si se compara con los 6 u 8 millones que Alemania genera cada año”.
Estos datos se discuten en el marco del Congreso Mundial de Azoteas Verdes 2010, que se realiza entre el 7 y 9 de octubre en la Ciudad de México, la primera vez que esta discusión se ve en América Latina.
Las anteriores sedes fueron Basilea, Suiza en 2005, Linz, Austria en 2007, Londres, Inglaterra en 2008 y Toronto, Canadá en 2009.
Arquitectos, diseñadores, empresarios y estudiantes analizan y fomentan el uso de techos y muros verdes, que nació en Alemania en la década de 1970, y hoy es una opción para mitigar problemas ambientales de las zonas urbanas, como la contaminación, los climas extremos y la falta de espacios.
Verde, poco, pero visible
Tanya Muller dijo a CNNMéxico que este evento es un reconocimiento al esfuerzo en la Ciudad de México, que ha implementado políticas públicas claras que favorecen el desarrollo de esta opción ambiental.
Sin embargo, el arquitecto Elí Neri Carrasco Aguilar, Director Técnico de la empresa Green Roof Systems de México, dijo a CNNMéxico que la cultura de azoteas verdes también se desarrolla en otras regiones de México.
Carrasco ha trabajado en proyectos de Oaxaca, Veracruz, Guadalajara y Monterrey, del cual destacó este último, pues Green Roof Systems realizó ahí la naturación del Museo del Acero, en el Parque Fundidora; la primera azotea verde instalada sobre una placa de acero.
Según Carrasco y Muller, el concepto de azoteas verdes difiere por ciudades: mientras el mayor empuje en el DF es por el gobierno, en Monterrey quien más empuja este es la iniciativa privada.
Muller compara el caso de Estados Unidos, donde una azotea verde necesita entre ocho y 10 patrocinadores para poder financiarse, con el de la Ciudad de México, donde las autoridades locales se han encargado del costo de las superficies naturadas encima de los edificios públicos.
Pero “en Monterrey no es cuestión de normas, sino que la gente es de mucho empuje”, dice Carrasco. Según sus cálculos, de seguir la tendencia “Monterrey podría alcanzar o rebasar” a la Ciudad de México en el tema de las azoteas verdes.
Diferentes matices
Al igual que Carrasco, la arquitecta alemana Ulrike Grau muestra una foto para explicar las diferencias entre “azotea verde” y “superficie naturada”.
“A mi no me gusta mucho usar este término porque esto es lo que yo considero un techo verde”, dice al tiempo que muestra una superficie pintada con color verde y sin una sola planta.
“En México preferimos usar el término naturación porque un techo con plantas no siempre se ve verde, sino, sobre todo en la época de sequía, hay partes rojas, amarillas y cafés”, explica Grau, quien en 1994 colaboró en la creación de la primer azotea verde de tipo extensivo en América Latina, ubicada en la Universidad de Chapingo, uno de los centros educativos con mayor tradición agrícola del país.
Muller también prefiere usar el término naturación, “porque queda muy claro que es la creación de un área verde en un proceso específico con materiales definidos”. “Una azotea verde puede ser un huerto, pueden ser macetas”, explicó.
Beneficios ambientales
El constante calor en la provincia de Aragón, en España, puede ser aminorado con la adopción de superficies naturadas, explicó en conferencia el arquitecto Joaquín Sicilia, cuyos trabajos en la región le permiten afirmar que en un lugar que a menudo alcanza los 38 grados de temperatura, se puede mantener al menos unos cuatros grados más fresco el ambiente de la construcción “sin ningún equipo adicional”.
El arquitecto mexicano Javier Senosiain también tiene experiencia en climas calurosos. Desde hace más de 25 años ha desarrollado proyectos en la ciudad de Mexicali, Baja California, al norte de México, y asegura que la aplicación de superficies naturadas en construcciones puede ser fundamental para regular la temperatura.
Según Senosiain, la capa que recubre las construcciones, aun sin plantas, provee un eficiente aislamiento contra el ruido y las temperaturas extremosas. Y la consecuencia económica de esto es significativa si se considera que en estas regiones con climas extremosos “hay personas que gasta casi 70% de su salario en energía y aire acondicionado”, explica.
Gloria Rojas Villegas, vicepresidenta de la Sociedad Botánica de Chile, agrega a los beneficios ambientales de las superficies naturadas el mejoramiento de la calidad del aire.
Además de ayudar en la temperatura y la calidad del aire, la naturación de azoteas también puede significar una base para la agricultura doméstica, dice María Luisa Rivada Vázquez, del Instituto Superior Politécnico de La Habana.
La experta recuerda que durante la escasez provocada del periodo especial en Cuba, los habitantes de zonas urbanas recurrieron a las áreas verdes de azotea para producir alimentos de primera necesidad.
En la ciudad de Monterrey, la recuperación en 2006 del antiguo parque industrial conocido como La Fundidora devolvió a la ciudadanía un espacio para la cultura y la recreación, hoy conocido como Parque Fundidora.
Del mismo modo en la Ciudad de México fueron recuperadas 60 hectáreas de un viejo depósito de basura al oriente de la ciudad conocido como Bordo de Xochiaca. En su rehabilitación se utilizaron técnicas similares a las usadas en las azoteas verdes. El conjunto urbano Ciudad Jardín, hoy incluye un centro comercial, dos universidades, un estadio, un hospital y otras instalaciones que benefician a la comunidad.
Costos contra beneficios
Pese a las ventajas expuestas por los especialistas, hay personas que no se muestran convencidas por las azoteas verdes.
Para María del Carmen Meza Aguilar, experta en arquitectura del paisaje de la UNAM, son “una empresa difícil”, pues hay muchos factores a considerar.
Meza Aguilar dijo a CNNMéxico que verificar la capacidad de carga de un edificio, la inclinación apropiada y el sistema de drenaje son detalles técnicos a los que se tiene que agregar el alto costo de inversión y el mantenimiento. “La inversión no representa los beneficios tan fuertes que se esperan”, aseguró.
En cuanto al aspecto social, la maestra Meza señaló que los muros y azoteas verdes “son elitistas” considerando el sector que puede costear su instalación. “Yo no soy una convencida de las azoteas ni de los muros verdes (…) Considero que si le vamos a dar fuerza a la cuestión ambiental, son los árboles los que consiguen mejores beneficios ambientales”, explicó.