Bolivia tiene recursos para echar a andar a los autos eléctricos del mundo
Volver al Futuro está celebrando su 25 aniversario, y aunque todavía no tenemos Deloreans que viajan en el tiempo, el mundo se prepara para la siguiente revolución automotriz.
Los autos eléctricos están en camino. General Motors planea lanzar su nuevo Chevy Volt en diciembre del 2010. Y si bien no es un vehículo 100% eléctrico (tiene un motor de gasolina que se enciende después de los 60 kilómetros), la mayoría de los conductores podrían utilizar el vehículo por mucho tiempo sin tener que parar en una gasolinería.
Durante una prueba de manejo del nuevo Volt, a las afueras de Detroit, Michigan, Tony Posawatz, el ingeniero líder del proyecto, me dijo que "cuando ves el crecimiento que existe en países como China, Brasil, India, Rusia, etcétera, podríamos decir que para 2020 habrá unos 300 millones de coches nuevos en el planeta".
"Nos gustaría que muchos de esos autos, si no la mayoría, fueran eléctricos".
Analistas de la industria pronostican que para el 2020, uno de cada diez vehículos en el mundo funcionará con una batería de poder. La mayoría —si no es que todos— de los fabricantes están adoptando el ion de litio como su batería de preferencia.
Si ese pronóstico se vuelve una realidad, los expertos dicen que la demanda de litio sobrepasará la oferta en menos de 10 años, a menos de que se encuentren nuevos yacimientos.
Una fuente de alto potencial está en el altiplano boliviano. Llegar ahí no es fácil. Volamos a La Paz, la capital con mayor altitud del mundo, y nos tomó algunas horas aclimatarnos.
Fuertes dolores de cabeza, pérdida del aliento y otros síntomas se asocian con el mal de altura con el que se les da la bienvenida a los visitantes que se bajan del avión en La Paz. Tendremos que llevar esos "regalos", por algunos días.
De La Paz, viajamos en vehículos de doble tracción hacia el Salar de Uyuni, la más grande mina de sal del mundo. Tengo que admitir que, es impresionante. Nunca había visto algo así: un enorme océano color blanco.
El lugar más cercano al que puedo compararlo podría ser la superficie lunar o el Circulo Ártico, me imagino.
El Salar se extiende por más de 10,000 kilómetros cuadrados (similar al tamaño de Líbano) y contiene más de 10,000 millones de toneladas de sal.
Pero lo que atrajo la atención de las compañías mineras y de los fabricantes de automóviles, es lo que hay bajo la superficie, en la salmuera.
Si se está familiarizado con el litio, es el metal más ligero que se conoce y tiene diversos usos. Puede hacer que funcione tu BlackBerry, darle energía a tu iPod, e incluso tratar la depresión.
Pero su más grande "funcionalidad" está por verse gracias a su capacidad potencial para eliminar el uso de petróleo en los automóviles, porque podría encender a la primera generación de vehículos eléctricos producidos y comercializados a gran escala.
De acuerdo a la United States Geological Survey, la organización científica líder en información de recursos naturales, el Salar de Uyuni podría contener el 28% del suministro de litio del mundo.
Eso podría ser una gran oportunidad económica para un país como Bolivia, actualmente una de las naciones más pobres de Sudamérica, en donde casi dos tercios de su población viven en la pobreza.
Uno de los elementos más interesantes que encontré mientras investigaba esta historia, fue la teoría de la "maldición de los recursos". Para simplificarlo, dice que los países con las mayores reservas de recursos naturales a menudo están peor económica, social y políticamente, comparados con países con menos recursos.
Bolivia ha tenido una larga historia de minería, y mucha de su riqueza ha sido saqueada por siglos.
José Pimental, el ministro de minería de Bolivia, lo enmarca de esta manera, "Bolivia es un país con tradición minera de oro, plata, estaño, zinc". Pero añadió, "las fortunas derivadas de la minería son bien conocidas pero (ahora) se ve en su mayoría minas vacías e inmensos cementerios".
El presidente socialista de Bolivia, Evo Morales, ha prometido que eso no sucederá ahora.
El país tiene planes para desarrollar tecnología que produzca baterías de iones de litio, en lugar de sólo suministrar la materia prima para el beneficio de naciones desarrolladas.
En el pasado, el presidente Morales dijo que le gustaría ver a Bolivia construyendo autos eléctricos.
Pero dada la actual falta de infraestructura en el país y los desafíos económicos, esa posibilidad, por lo menos en el futuro cercano, puede ser tan poco probable como un Delorean volador.