Para Dulce María Sauri, exdirigente nacional del PRI (1999-2002), la 22 Asamblea Nacional es el primer tramo para encauzar al partido hacia la unidad interna, una condición que califica como indispensable para hacer frente a la dificultad que representará la elección presidencial de 2018.
"No considero que haya un sentimiento unificado en torno del 2018 (...) En los estados donde el PRI fue derrotado en los tres últimos años, los priistas están confundidos y desorientados (...) En donde se han logrado victorias, como las recientes, hay un ánimo renovado que alimenta la posibilidad de triunfo. Pero no creo que el priismo pueda ignorar la dificultad electoral que enfrentará el partido el año próximo, ni siquiera los priistas más recalcitrantes", dice en entrevista.
Sauri, también exgobernadora de Yucatán —quien llevó las riendas de la 18 Asamblea Nacional después de la derrota electoral del año 2000—, señala de cara al cónclave que definirá el rumbo del tricolor que una de las expectativas se centra en que el partido manifieste un rechazo efectivo a la corrupción, pero también a examinar su desempeño en el gobierno.
"(Hay sectores que tienen) la expectativa de que el PRI realice una evaluación de su desempeño como gobierno, no sólo para destacar sus logros, sino también de aquellas cuestiones sobre las que es necesario rectificar o reconducir las estrategias", abunda.
Dada su cercanía con la elección del próximo año, Sauri reconoce que uno de los focos de atención en esta Asamblea Nacional será el de los requisitos y el proceso para la designación del candidato presidencial, que en su opinión debe ser abierto y con base en las propuestas de quienes aspiran a este cargo.
"Sin pretender extrapolar tiempos y condiciones políticas de hace 30 años, una buena 'pasarela' permitiría mostrar fortalezas y debilidades personales y políticas de quienes aspiren a ser candidatos del PRI. Se trata no sólo de encontrar una buena candidatura, sino de lograr un buen presidente de México surgido de las filas del PRI", señala.
La exdirigente partidista advierte que no hay que perder la atención de otros temas, al recordar que en las asambleas que se han llevado a cabo en estados y municipios los militantes también han expresado sus preocupaciones en temas de seguridad y empleo, por lo que " se esperarían compromisos y propuestas concretas en el Programa de Acción sobre estos asuntos".
Tres fortalezas del PRI:
- Su organización interna. Estructura y disciplina partidista en los estados que gobierna.
- Su imagen modernizadora, consecuencia de las reformas constitucionales y legales realizadas en el primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto. La capacidad de sortear turbulencias económicas internacionales y mantener un ritmo de crecimiento económico,
Tres debilidades:
- Su imagen de corrupción, que se ha extendido al juicio condenatorio de importantes sectores de la sociedad sobre la eficacia de su gestión.
- Su incapacidad para restablecer las condiciones de seguridad y respeto a la integridad física y a los derechos humanos en varias regiones del país.
- La decepción de las clases medias urbanas por estas dos situaciones. La mayoría de los votantes radica en las ciudades, y si bien por nivel de ingreso no pertenece a la clase media, sí lo hace por sus aspiraciones y conductas. Considero que este grupo social —clase media aspiracional— es la que le dio el triunfo al PRI en 2012 y la que ha demostrado con particular intensidad su decepción en las derrotas electorales después de 2015.
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