Los <em>gorditos</em> dejaron de ser símbolo de felicidad

En el pasado reciente, la “pancita” era sinónimo de felicidad y salud. Hoy, con el 70% de los mexicanos con problemas de sobrepeso u obesidad, no hay nada más alejado del bienestar.
¿Qué ha pasado en aproximadamente dos décadas para que esta percepción haya cambiado?
Los kilos de más han demostrado ser el origen de trastornos crónicos y degenerativos potencialmente mortales como la diabetes, la hipertensión y la enfermedad cardiaca, ubicados en los primeros puestos como causas de muerte, según reporta el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI).
El cardiólogo mexicano Jaime Burkle, adscrito al Hospital Piedmont de Atlanta, donde dirige un programa de Salud para Ejecutivos, explica:
“Hemos entendido que las dietas hipercalóricas y el sedentarismo hacen que se sobreestimule la producción de insulina y en determinado momento, las células, saturadas de azúcar, comienzan a resistirse a esta hormona”.
El especialista señala que el sobrepeso y la obesidad representan uno de los primeros indicios de ese desarreglo que se conoce como Síndrome Metabólico: la glucosa excedente -por la incapacidad de la insulina de meterla en las células-, se convierte en grasa, que el cuerpo guarda como reserva.
Pero no es todo: la grasa acumulada, principalmente en el abdomen, “expresa anormalidades hormonales que dañan las células beta del páncreas, donde se origina la insulina”, advierte el doctor Antonio González Chávez, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital General de México.
“Ese daño ocasiona más problemas con la hormona y sus mecanismos de acción”, concluye González, quien es experto en el tratamiento y prevención del Síndrome Metabólico.
Cambios pequeños, resultados increíbles
El doctor Burkle sugiere tres sencillas claves para empezar a hacer cambios en el peso y evitar sus indeseables consecuencias:
1. Aprende a leer las etiquetas y a contar calorías para que no comas más de lo que debes y estar en un peso saludable.
2. Cambia una de tus comidas del día por un platillo rico en vegetales, cereales o frutas, complementado con carnes magras como el pavo, el pescado o el pollo.
3. Elige 3 o 4 días de la semana en los que estés menos ocupado y plantéate una rutina de ejercicios. Que no sea en exteriores para que no exista el pretexto del clima. Busca un gimnasio cercano a tu casa u oficina: 30 minutos al día de caminadora es la mejor actividad para empezar. Con tres semanas y constancia, los cambios se harán notar.