Izamal, la pequeña ciudad yucateca donde conviven dos mundos
Imagina caminar por las calles de una ciudad en donde las pirámides conviven con la arquitectura colonial. Esa es la definición de Izamal o la Villa Amarilla ubicada en Yucatán.
Su doble legado histórico prehispánico y colonial permite ver en el mismo lugar a una de las pirámides más grandes del estado, conocida como Kinich Kak Moo, y a una serie de casas pintadas de color amarillo que datan algunas del siglo XVI.
La ciudad, de apenas 15,000 habitantes, apenas comienza a desarrollar su vocación turística y la revista Travel+Leisure publica, en su edición de abril, el recorrido completo a través de la calles coloniales de este lugar.
Una de las visitas obligadas es el Centro Cultural y Artesanal Izamal, ubicado en una casona del siglo XVI, también compartiendo espacio con una pirámide, en donde se encuentra una colección de artesanías de todo el país.
El Ex Convento de San Antonio de Padua, construido sobre una pirámide, es reconocido por tener el segundo atrio más grande del mundo, sólo superado por el de San Pedro en el Vaticano.
Los recorridos pueden hacerse en calesas, carruajes de cuatro ruedas tirados por caballos.
Izamal además alberga a Ek Balam, el tercer sitio de importancia en Yucatán, después de Palenque y Chichen Itzá, en donde se encuentra la Acrópolis, una construcción que contiene la cámara de meditación del monarca maya Ukit Kan Le'k Tok'.
La cámara contiene una especie de mural blanco tallado minuciosamente, acompañado de esculturas de guerreros con alas, representando a los dioses que volaron para crear la cultura maya.
Un sitio más modesto es Aké, en donde se puede visitar una hacienda henequenera que al mismo tiempo se encuentra en ruinas y en operación.
Y para finalizar el viaje y conocer por qué se dice que la ciudad de Izamala combina cultura con lujo y estilo, es esencial visitar la hacienda Tekik Regil, un conjunto de construcciones neoclásicas que alberga una antigua capilla y la casa principal adornada con algunos toques toscanos y techos pintados con motivos florales.
Este recinto, antiguamente dedicado a la industria henequenera, es ahora un centro gastronómico que imparte clases de cocina a los turistas.