Autopsia de jugador de la NFL que se suicidó revela que tenía mal cerebral
Su suicidio tuvo un giro macabro. En febrero, el ex defensa de los Osos de Chicago, David Duerson, se disparó en el pecho, pero no sin antes dejar una nota pidiendo que su cerebro fuera estudiado para encontrar evidencias de una enfermedad que ataca a los jugadores de futbol.
La nota decía: “Por favor, asegúrense de que mi cerebro sea dado al banco de cerebros de la NFL”.
Los científicos anunciaron que el tejido cerebral de Duerson mostraba evidencias “moderadamente avanzadas” de encefalopatía traumática crónica (ETC), una enfermedad cerebral similar a la demencia que afecta a atletas expuestos constantemente a traumas cerebrales (ocasionados generalmente por golpes en la cabeza).
“Dave Duerson tenía una patología clásica de ETC y no se encontró evidencia de ninguna otra enfermedad”, dijo la Dra. Ann McKee, neuropatóloga del Centro Médico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, coordinadora del Estudio de Encefalopatía Traumática. “Tuvo severos daños en zonas cerebrales que controlan el juicio, la inhibición, el control de impulsos, el estado de ánimo y la memoria”.
La ETC ha sido hallada en los cerebros estudiados de aproximadamente 15 ex jugadores de la NFL por la Universidad de Boston. Sus casos comparten un hilo común: contusiones repetitivas, conmoción en la cabeza, o ambos. El panorama que surge de estos casos es que el trauma podría estar causando daño cerebral.
Un cerebro con ETC está plagado de densos grupos de una proteína llamada tau. Bajo el microscopio, la proteína luce como nudos color café similares a los de la demencia, la cual se presenta en pacientes de aproximadamente 70 u 80 años de edad.
Mike Webster, delantero de los Acereros de Pittsburgh a quien también se le diagnosticó póstumamente ETC, tenía 50 años cuando murió. John Grimsley, veterano de la NFL que jugó la mayor parte de su carrera con los Petroleros de Houston, tenía 45, y Duerson tenía 50. Los científicos también han encontrado evidencia de ETC en el cerebro de un atleta de 18 años de edad.
“Ver este tipo de cambios en personas de 45 años de edad es algo sorprendente”, dijo McKee en entrevista con CNN.
Duerson sufrió un mínimo de 10 contusiones durante su carrera y en algunas perdió la conciencia, dijo el Dr. Robert Stern, codirector del centro de la Universidad de Boston. Los síntomas que molestaron a Duerson después de haberse retirado de la NFL en 1993 fueron los mismos de Webster y Grimsley: problemas con el control de impulsos, dolores de cabeza y ánimo bajo.
La ex esposa de Duerson dijo que el trauma que soportaba en la cancha aumentaba al terminar el juego. “ En ocasiones llegaba a casa con fuertes dolores de cabeza ”, dijo Alicia Duerson en entrevista con CNN en febrero. “Nos reuníamos después del juego y él quería que yo condujera porque se sentía mareado y poco estable”.
Alicia Duerson dijo que años antes de morir, su esposo estaba lúcido y era brillante. Pero comenzó a perder sus facultades poco a poco, no podía formar frases coherentes. Junto con los problemas cognitivos y emocionales, un negocio que estableció después de su carrera en la NFL comenzó a fracasar.
La trágica culminación de sus problemas llegó con su suicidio el 17 de febrero.
“Vemos una tasa mayor de suicidios en aletas que tienen ETC en una etapa moderada ”, dijo McKee, y agregó que la muestra dada a la Universidad es obtenida en la autopsia, por lo que es parcial.
La muerte de Duerson y la decisión de dispararse en el pecho para evitar dañar su tejido cerebral impactó a su familia y a la comunidad del fútbol. El caso de Duerson es el primero en la historia del ETC en la que un jugador se quita la vida para que se estudie su cerebro.
“Es importante que la gente comprenda que no es de ayuda para nuestra misión e investigación que los jugadores se quiten la vida porque temen tener la enfermedad. El futuro ofrecerá un tratamiento exitoso para ella”, dijo Stern.
Tregg, el hijo de Duerson, dijo que el análisis del cerebro de su padre (la respuesta a la pregunta sobre su muerte) dio a la familia una sensación parecida a un punto final.
“Mi más grande esperanza es que su muerte no haya sido en vano, y que mediante esta investigación su legado viva en otros que no deben sufrir de esta manera", dijo Tregg Duerson.