Los atletas olímpicos, la mezcla perfecta de genes, psicología y tesón
Correr, saltar, nadar, hacer acrobacias y romper récords es parte de su profesión. Los atletas olímpicos son vistos y tratados como súperhombres, pero en realidad son personas que por genética, habilidades y determinación pueden alcanzar metas extraordinarias.
No es que tengan superpoderes, sino que son individuos que desarrollan habilidades y aptitudes físicas , mentales y psicológicas que les permiten destacar, dice Claudia Garnica Durand, psicóloga clínica y educativa del Tecnológico de Monterrey.
Pero, ¿cuál es la receta de lo extraordinario? “El físico y la genética juegan un papel determinante ; sin embargo, no garantizan que alguien sea apto para alguna actividad de esta índole. El conjunto de capacidades y habilidades físicas, mentales y psicológicas contribuye a que un sujeto alcance sus objetivos y propósitos, aunque ninguna es categórica”, dice Garnica Durand.
Si una persona practica un deporte y entrena varias horas al día, pero su complexión no es idónea, por más esfuerzo que haga no alcanzará su meta. Algunas disciplinas requieren condiciones específicas de estatura, peso y constitución, y varias se pueden desarrollar a través de estímulos y agentes externos , pero otras no, y en esos casos se debe ser realista, a decir de la especialista.
Al hablar de atletas de alto rendimiento nos referimos a personas que llevan una preparación técnica, práctica, psicológica y médica de años. Algunos inician desde pequeños e incrementan su capacidad y ejecución con el tiempo y entrenamientos, dice Sergio Gadea, médico especialista en Medicina del Deporte del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
No obstante, la antropometría (ciencia que estudia las medidas del cuerpo) es capaz de determinar desde la gestación embrionaria qué tipo de deportes serán más aptos los futuros atletas.
“Por ejemplo, una persona delgada, alta, con brazos largos y gran envergadura es idónea para el basquetbol, tenis o voleibol. Un gimnasta, en cambio, debe tener huesos anchos, no ser muy alto y la capacidad de desarrollar músculo fácilmente”.
“De hecho, en México, con la Olimpiada Juvenil se seleccionan a los adolescentes aptos para determinada actividad y, a partir de ahí, se les impulsa”, precisa Gadea.
Garnica Durand explica que un atleta con las cualidades físicas base para un deporte puede compensar con psicología lo que le falta para alcanzar la potencia de sus competidores. “Con lo mínimo necesario se puede ser apto, aunque para ello requerirá esforzarse al doble. Quien opte por esta vía tendrá que desarrollar más sus habilidades mentales y psicológicas para compensar sus debilidades”.
La especialista del Tecnológico de Monterrey explica que los deportistas de alto rendimiento "manejan parámetros establecidos", como por ejemplo: Están abiertos a nuevas formas, técnicas y maneras de desarrollarse; concentran y focalizan su atención y potencial en un punto específico; son dedicados y perseverantes; lo intentan hasta que lo logran; buscan, constantemente, autosuperarse; se comprometen y entienden el trabajo en equipo, ya que saben que su desempeño es igual de importante que el de sus compañeros; y manejan una estructura interna afectiva y emocional consolidada que les permite dirigir sus emociones y deseos.
El círculo virtuoso de la energía atlética
Además de la base genética y el empuje psicológico, los atletas llevan al máximo la capacidad del cuerpo humano con entrenamiento constante e intenso, con lo cual logran aumentar su capacidad celular de producción y aprovechamiento de energía, en un elaborado círculo virtuoso.
Las células —especialmente una parte de ellas, llamada mitocondria— son fundamentales para destacar en el deporte. Son las encargadas de proveer la mayor parte de la energía del cuerpo, dice María de Lourdes Muñoz Moreno, investigadora del departamento de Genética y Biología Molecular del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Muñoz Moreno explica que todas las células poseen estas partes, llamadas mitocontrias, pero los que más las producen son el tejido muscular (músculo) y el cerebro (neuronas). Al someterse a entrenamientos diarios e intensos, los atletas desarrollan un mejor metabolismo de las células musculares, que a su vez son ricas en mitocondrias.
“Los orgánulos celulares (partes de la célula) son los responsables de suministrar la mayor parte de la energía; actúan como centrales energéticas de la célula y sintetizan ATP (producen explosiones de energía) a través de la glucosa, ácidos grasos y aminoácidos. Sin ellas no se podría utilizar oxígeno para extraer energía de los alimentos”.
Quienes desarrollan actividades físicas intensas poseen más mitocondrias que una persona normal, ya que las estimulan constantemente.
“Para nuestro desarrollo físico e intelectual se necesita mucha de la energía obtenida de dichos organismos. Si en la mañana no consumimos alimentos ricos en carbohidratos y azúcares, no tendremos suficiente vitalidad a lo largo del día; por ello, la gente con alimentación deficiente tiende a un desarrollo carente”.
Las células disminuyen la producción de mitocondrias si se tiene una vida sedentaria, alejada de la actividad física, y aunque éstas siempre están presentes, no realizan su principal función: dar energía al cuerpo.
Con la edad, las mitocondrias presentan daños debido a mutaciones o déficits; sin embargo, si las personas se mantienen activas, los orgánulos estarán sanos y funcionales, precisa Muñoz.
Así, los atletas no son súperhombres prediseñados genéticamente, pero sí necesitan una base física para alcanzar sus metas. Partiendo de esa base, el camino hacia los Juegos Olímpicos se llena con convicción y esfuerzo. “Cualquiera puede ser un superhéroe o quedarse como un atleta común, todo es cuestión de habilidades, cualidades y circunstancias”, dice Garnica Durand.