Autoridades de China niegan que vacunas causen la muerte de bebés
Las autoridades de salud chinas descartaron este viernes que existan vínculos entre la muerte de bebés en varias zonas del país y las vacunas de hepatitis B con las que son inoculados los recién nacidos en el país luego de una controversia que surgió al respecto.
Según los resultados de investigaciones sobre los fallecimientos divulgados por la Comisión de Salud Nacional y Planificación Familiar, no se ha encontrado relación directa entre la muerte de 17 bebés y las vacunas de la farmacéutica pequinesa BioKangtai con las que fueron inoculados.
El director del centro de control de enfermedades de la Comisión, Yu Jingjin, citado por la agencia oficial Xinhua, señaló que en nueve casos se diagnosticaron problemas de salud sin relación con la vacuna de BioKangtai y en los otros ocho las causas de fallecimiento se aclararán totalmente tras las autopsias, aunque tampoco hay vínculo con las vacunas.
Con estas declaraciones, la dependencia descartó los temores de padres chinos hacia los masivos programas de vacunación contra la hepatitis B tras el fallecimiento de varios bebés en distintas provincias.
Esta enfermedad, normalmente crónica, es un grave problema de salud pública en China, donde se calcula que 130 millones de personas viven con el virus (casi uno de cada 10 habitantes) y 30 millones sufren de hepatitis B.
El programa de inmunización nacional chino exige que la vacuna contra este mal sea aplicada a las 24 horas del nacimiento y de nuevo al primer y sexto mes.
Aunque las autoridades chinas insisten en que no hay relación entre vacunas y fallecimientos, lo cierto es que tanto BioKangtai como las otras dos principales productoras de vacunas contra la hepatitis B en China, Dalian Hissen y Tiantan, han detenido la producción de estos fármacos, informó la Administración Estatal de Alimentación y Fármacos.
La dependencia aseguró que esta medida cautelar tampoco tiene que ver con las informaciones sobre fallecimientos, sino con el hecho de que los tres fabricantes no cumplieron los estándares de buenas prácticas nacionales establecidos en 2010.
Los estándares de homologación daban tres años a las farmacéuticas chinas para adaptarse, y en caso de no hacerlo debían detener su producción en 2014.
Las tres firmas afectadas producen el 80% de las vacunas de hepatitis B que se utilizan en el país, donde hay siete compañías, entre ellas firmas multinacionales, dedicadas a su producción.