Franking Frías, un mexicano que combate con "honor" al ébola en África
Mientras la cifra de muertos por el virus del Ébola sigue en aumento, la lucha contra esta epidemia desde las trincheras ha sido una labor cansada para los médicos y misioneros que se encuentran en el occidente África, uno de ellos es el mexicano Franking Frías.
El médico originario de la Ciudad de México ha tenido que lidiar con el temor que exhalan los infectados de este mortal virus que él ha tenido que atender desde principios de septiembre en Liberia.
El clima cálido en el continente africano, con temperaturas de más de 35 grados, la humedad de la zona, y el traje especial que se utiliza para dar cuidados a los pacientes, hacen más pesado el trabajo.
"Intentamos que el cansancio no nos haga cometer errores, porque pueden ser fatales, dejamos a las personas en la misión una semana, regresan a descansar y (pueden) volver a ayudar, pero una vez que tengan energía", dijo en entrevista telefónica con CNNMéxico el miembro de Médicos Sin Fronteras (MSF) desde Liberia.
Liberia es uno de los países más afectados por el nuevo brote del ébola con 812 casos confirmados —sólo en Sierra Leona hay 1,513 casos— y 1,459 muertes. El mexicano señala que la epidemia en este país se ha visto en "picos".
Frías aseguró que antes de su llegada a la base de MSF en Foya, en la frontera entre Liberia y Sierra Leona, sus colegas tuvieron hasta 120 personas hospitalizadas, cifra que ha bajado hasta la mitad, pero hay una enorme probabilidad de nuevas oleadas en las semanas por venir.
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"Hay muchos casos alrededor de nosotros en la capital Monrovia, están sobrepasados, gente huyendo, que viene trasladándose (a la ciudad), estamos preparandonos para recibir más pacientes ahora", explicó el médico mexicano cuya primera experiencia en África fue en el campo de refugiados de Dadaab en Kenia para atender en 2009 la hambruna de somalíes.
Un viejo conocido
Frías ya se había visto de frente con el ébola durante un viaje que hizo a la República Democrática del Congo para combatir el paludismo, cuando le fue notificado que había un brote del virus en un pueblo ubicado a 60 kilómetros del sitio donde se encontraba.
"Fue intenso porque en el momento no sabíamos si alguien era positivo o negativo, nosotros reaccionamos como si realmente fueran; hacer toda la labor ahí fue difícil", dijo el médico sobre este brote que pudo ser controlado rápidamente en el mes y medio que trabajó en la zona.
Sin embargo, en comparación con lo sucedido hace dos años, donde el brote se dio en localidades pequeñas y apartadas, la situación que se vive actualmente en África occidental se ha salido de control al entrar en contacto en amplias concentraciones humanas de las ciudades.
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"Con esos factores, cuando un brote como éste llega a un lugar donde no se conoce en grandes concentraciones de población, y estamos sobrepasados por el número de casos y de pacientes, es muy difícil de controlar", señaló el médico, quien apuntó que denunció una limitación de recursos para combatir la enfermedad.
Pese a que en algunas de estas naciones afectadas ha habido casos de pacientes que escapan de los hospitales, o familias escondiendo a sus parientes sospechosos de tener la enfermedad, Frías asegura que han sido bien aceptados por la población, "la gente se aproxima a pedir ayuda, reciben casos, llamadas".
Mexicano al grito de ébola
La idea de Franking Frías de trabajar en el continente africano nació durante su servicio social en el estado sureño de Chiapas, uno de los más pobres de México. La falta de servicios médicos y la necesidad de su población lo llevaron a ayudar en otras partes del mundo con las mismas carencias.
Desde 2009, Frías ha atendido casos de VIH, sida, desnutrición, y otras enfermedades en naciones que no tienen los recursos para atenderlos. Un escenario similar el que se encuentra con el brote de ébola.
"Para mí, como persona, es un honor, ser médico ya es un privilegio, es un honor, y más ayudar en los lugares donde más se necesita donde está el foco rojo donde hay una gran necesidad. Es un gran honor poder venir y ayudar", indicó Frías quien reconoce que el temor es latente, aunque ha aprendido a manejarlo.
"Por supuesto tengo esa empatía del temor, pero yo lo manejo. Conozco qué es lo que hacemos, conozco todos los protocolos, y esa empatía del temor de la gente, que puedes ver en sus ojos, escuchar en su voz, esa desesperación, ese temor", dijo.
Ante las noticias del peor brote del ébola en la historia de África, Frías añadió que su familia y amigos le mandan mensajes expresándole su preocupación pero asegura que la clave es "estar centrado y convencido de lo que uno hace, como yo lo estoy, y el tiempo que pueda ayudar aquí es valioso para mi".
En los años que lleva en África, Frías se ha encontrado con compatriotas que también trabajan como misioneros.
"Están preocupados de la situación, entienden toda la dificultad que tenemos para detener esta epidemia, que demanda un trabajo enorme, hay gente que en cuanto termine su misión va a otras misiones de ébola en los diferentes países en los que estamos", indicó el médico de MSF.
En agosto pasado, la Secretaría de Relaciones Exteriores informó que en África había un total de 76 mexicanos en las zonas de alto riesgo por el ébola, la mayoría en Nigeria con 65; seguido de Sierra Leona con 9, y Liberia y Guinea con uno, sin que tuviera registro de algún infectado por el mortal virus.
La embajada de México en Nigeria se mantiene al tanto de lo que ocurre en las naciones vecinas y constante comunicación con los connacionales que se encuentran allí.
En un reporte publicado en 2012 en la página del Instituto de los Mexicanos en el Exterior apunta que un 38% de los ciudadanos en el continente negro son misioneros y un 21% son profesionistas.
Frías ve lejano que la epidemia se propague a otros continentes, aunque en caso de presentarse, el médico mexicano confía que se podrá enfrentar al tener un mejor sistema de salud en comparación con África.
"Tenemos combatiendo esta epidemia 6 meses hemos estado noqueados un poco por esta epidemia pero tenemos que ganar en los próximos 3 meses para poder controlarla", dijo Frías, quien ve una curva exponencial muy grande en esta epidemia la cual sólo puede detenerse con la ayuda internacional para tener los recursos necesarios.