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EU usa simuladores avanzados para salvar vidas de entre sus soldados

Los simuladores altamente desarrollados preparan a las tropas de Estados Unidos para situaciones de vida o muerte
lun 27 diciembre 2010 10:07 AM
Un maniquí sirve para enseñar primeros auxilios
GET. Maniquí médico Un maniquí sirve para enseñar primeros auxilios

La vida virtual nos rodea a diario, desde comunidades en línea hasta simulaciones en juegos computacionales. Es divertido, pero también es útil.

El Ejército de Estados Unidos emplea tecnología de simulación para entrenar a pilotos, soldados que participan en convoyes y auxiliares médicos, quienes tienen capacitación similar a la de técnicos civiles de emergencias médicas.

Los maniquíes a control remoto, que ahora funcionan con baterías, pueden simular sangrados y respiración, y tienen ojos que parpadean y se dilatan. Los auxiliares médicos pueden poner a prueba sus habilidades en estos maniquíes que parecen reales.

Las nuevas unidades, llenas de tecnología, son usadas en 23 centros de entrenamiento de simulación médica del Ejército de Estados Unidos como parte de un programa que enseña técnicas para salvar vidas a personal médico y no médico.

Un estudio realizado por el Pentágono señaló que el programa de entrenamiento ha salvado la vida de 1,000 soldados en combate, dijo el teniente coronel Wilson Ariza, director del Proyecto de Simulación Médica del Ejército de Estados Unidos.

Los centros, originalmente diseñados para entrenar a auxiliares médicos y personal de primeros auxilios antes de su despliegue a Irak, Kuwait y Afganistán, se volvieron tan buenos para salvar vidas en el campo de batalla que este entrenamiento se sumó al entrenamiento cotidiano de los soldados.

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Los maniquíes más nuevos son anatómicamente correctos y tienen piel similar a la real, lo que permite a los soldados poner en práctica técnicas para salvar vidas, deteniendo hemorragias y aplicando medicamentos intravenosos.

Una computadora registra los movimientos de los auxiliares médicos para asegurar que estén tomando los pasos adecuados. “El simulador respira y sangra, y si sangra, hay que aplicar la presión adecuada para detener o controlar la hemorragia, o el simulador morirá”, dijo Ariza.

El entrenamiento tiene una duración de cinco días en bases militares en Estados Unidos y en el extranjero. El último día es el más difícil; en un ejercicio, una bomba simulada explota dentro de una tienda de campaña. Un soldado grita por ayuda mientras un auxiliar médico corre hacia un hombre que, al parecer, perdió las piernas. Hay sangre saliendo de varios miembros del maniquí, con músculos y huesos expuestos. La escena gráfica incluye a soldados tirados en el suelo con heridas faciales.

Se aplica un torniquete en las piernas del maniquí para detener la hemorragia. El soldado que grita es un actor que yace en un catre, que sólo tiene la mitad de su cuerpo expuesto. La mitad de abajo es de un maniquí.

“La primera vez que vienes es aterrorizante. Es tan real que te preguntas si esto es un entrenamiento”, dijo el Sargento de personal Kelly Whitesell, auxiliar médico de la Unidad de Apoyo Médico 7235 en Orlando. “Después comienzas con el tratamiento y es como tratar a un paciente real”.

En 2007, Whitesell fue uno de los primeros en tomar el curso en Kuwait antes de ser desplegado a Iraq. Ahora es entrenador médico. Los avances en la tecnología han sido básicos para el entrenamiento. La disminución del tamaño de las computadoras, así como el aumento de energía, hacen que aparatos como los maniquíes sean posibles, dándoles la capacidad de simular sangrados o respiración.

A medida que aumenta el poder computacional, también lo hace el realismo y la claridad de los simuladores. Un simulador usado por el Ejército enseña a los soldados a sobrevivir o evitar emboscadas mientras viajan en convoyes. El coronel Francisco Espaillat, gestor del Programa de Entrenamiento Táctico del Ejército de Estados Unidos, dice que los convoyes militares son objetivos en Iraq y Afganistán.

Espaillat recuerda la historia de la soldado Jessica Lynch, cuyo convoy en Irak fue atacado en 2003. Lynch fue capturada por iraquíes y fue rescatada una semana después por las fuerzas estadounidenses.

Espaillat usa la historia de Lynch para mostrar la importancia de los simuladores. El entrenador táctico del convoy está equipado con una Hummer, un sistema de comunicación y armas, al igual que los empleados en el campo de batalla.

“Suspendemos la realidad y colocamos a nuestros soldados en un ambiente sintético que los obliga a aplicar su entrenamiento”, dijo Espaillat. “Cuando se enfrentan con ese problema en el mundo real, saben cómo responder porque ya estuvieron ahí”.

Este entrenador táctico es móvil, “por lo que puede llevar el entrenamiento al soldado, en vez de llevar al soldado al entrenamiento”, dijo Espaillat. Un entrenador móvil es flexible y recorta costos, un requisito en los ejércitos de hoy en día, pues sus bolsillos ya no son tan profundos como antes. La mayoría de los simuladores cuesta millones de dólares, requieren una enorme capacidad computacional y no son muy móviles.

El nuevo simulador de Lockheed Martin puede transformarse de una aeronave de ala fija a un tanque con sólo reiniciar el software de la computadora. La cabina de mando del ayudante de entrenamiento de funciones múltiples está hecha de monitores de pantallas táctiles comerciales con calidad computacional de juegos, además de tarjetas de gráficos agregadas.

El aparato compacto puede ser enviado fácilmente a donde el Ejército necesite capacitar a sus soldados. Un aparato podría satisfacer las necesidades de entrenamiento de una base, desde choferes de camiones hasta pilotos de aeronaves, a una fracción del costo de los simuladores grandes.

“Puedes ahorrar dinero en cualquier momento”, dijo el teniente coronel Scott Moore, director de operaciones del Escuadrón de Sistemas de Entrenamiento 29 en la base Eglin de la Fuerza Aérea, quien puso a prueba el aparato recientemente.

“Es dinero de los contribuyentes que estamos ahorrando”.

Los simuladores de alta escala, de decenas de millones de dólares, aún tienen su lugar a pesar de su precio, dice John Lenyo, presidente de CAE USA, que opera centros de entrenamiento simulado para pilotos militares.

“Aún necesitamos que nuestros peleadores de guerras estén entrenados a pesar de que nuestro presupuesto se siga encogiendo”, dijo. Los aviones reales cuestan decenas de miles de dólares en combustible cada hora, sin mencionar el peligro agregado, dijo.

“Verán un cambio del entrenamiento en vivo, donde los soldados salen a volar o salen a disparar, y parte de eso será cada vez más incluido en la simulación”, dijo.

La industria del modelismo y la simulación ha respondido a las necesidades militares por medio de la creciente innovación de la simulación en 3D, de la interactividad y de las tecnologías emergentes, como imágenes de alguien en realidad virtual, y todo a bajo costo.

Moore, quien normalmente vuela un B-52, probó el simulador de una aeronave CV-22, una mezcla entre un helicóptero y un avión turbohélice.

“No me estrellé con frecuencia”, dijo riendo. “Y es la mejor parte de un simulador. Puedes poner en práctica ese tipo de cosas. Si te equivocas, puedes apretar el botón de reinicio… pero en un avión real no hay botón de reinicio”.

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