Científicos mexicanos trabajan para crear robots con mente autónoma
El reportaje Robots de probeta obtuvo el tercer lugar del Premio de Periodismo sobre Innovación, Ciencia y Tecnología; fue publicado en la revista Manufactura del mes de abril de 2011.
(MANUFACTURA) — Imagínese a Knight Rider conocido en México como Kit, el auto increíble afuera de su casa, listo para recibir la orden de ir por sus hijos a la escuela para traerlos a casa. Se estaciona solo, va a la gasolinería a abastecerse, programa su visita al Centro de Verificación.
No es ciencia ficción. De hecho, así puede lucir el futuro en menos de una década: el auto que se conduce solo ya se encuentra en pruebas experimentales en el Instituto Politécnico Nacional (IPN).
En uno de sus laboratorios de Inteligencia Artificial del Centro de Investigación de Cómputo (CIC) se realiza un proyecto ambicioso con resultados únicos, liderado por Humberto Sossa Azuela, doctor en Informática, con el apoyo de otros doctores del área y de sus alumnos que realizan tesis de doctorado basados en la corriente de Cómputo Evolutivo (de Robótica Evolutiva) en torno a un objetivo final: un robot autónomo.
Un robot que al ser colocado dentro de un vehículo, pueda detectar obstáculos, autos y peatones en trayectorias bruscas y veloces a partir del análisis de imágenes y redes neuronales artificiales.
Beatriz Garro Licón, estudiante de doctorado en Ciencias de la Computación, lleva tres años dedicada exclusivamente a desarrollar un software único, que tiene la capacidad de producir redes neuronales artificiales a partir de algoritmos bio-inspirados, capaces de arrojar más de una solución.
La investigadora dio en el punto clave. Diseñó un software que será el cerebro de los futuros robots capaces de tomar decisiones sin necesidad de ser manipulados por el hombre, de acuerdo con Humberto Sossa, su tutor.
A través de algoritmos y sensores que forman redes neuronales y que permitan a la máquina percibir el mundo que lo rodea, se puede procesar información y actuar de forma natural, semejante al proceso que ocurre en el cerebro humano.
Hasta hoy, el procedimiento de generar una red neuronal artificial se realiza a mano por especialistas, con un margen de error elevado y con pocos cruces de variables para llegar a la solución.
El software de Garro Licón ya está terminado y es una metáfora del Algoritmo ABC del comportamiento de las abejas.
El paso que sigue para el desarrollo de la investigadora será colocar este software en un circuito integrado, un chip, dentro de un hardware, un robot que adquirirá la capacidad de crear redes neuronales artificiales con diversas aplicaciones en la industria, como la manipulación de objetos pesados y sustancias peligrosas para el hombre; en el hogar, los llamados Robots de Servicio y en la medicina, para el diagnóstico de enfermedades como cáncer u otros padecimientos.
Pero este es sólo el cerebro de lo que en un futuro será un robot. En el CIC, Humberto Sossa dirige la investigación de la tesis doctoral de Roberto Hernández Atilano, basada en el desarrollo de un software para sincronizar robots a través del análisis de imágenes.
Sincronización de imágenes… mundial
Simultáneamente al software de Garro Licón, en el CIC se desarrolla una etapa del proyecto denominada Análisis de Imágenes para Control de Robots Autónomos, bajo la dirección de Humberto Sossa.
Esta etapa es financiada por el Fondo de Cooperación Internacional en Ciencia y Tecnología entre la Unión Europea y México (Foncicyt), y se realiza a través de un consorcio con la Freie Universitat Berlin, de Alemania; la Universidad Complutense de Madrid, España, y la Universidad de Guadalajara, en México.
En Alemania, los investigadores experimentan con un automóvil donado por Volkswagen. La meta es lograr que el vehículo pueda desplazarse de un lugar a otro dentro de una ciudad.
¿Es posible que los robots del futuro tengan esta capacidad?
Humberto Sossa reflexiona sobre la posibilidad de contar con un robot como David, de la película Inteligencia Artificial, capaz de generar sentimientos y la complejidad que supone el desarrollo de los robots del futuro.
Aunque las noticias sobre las redes neuronales artificiales y sincronización de robots a través del análisis de imágenes son alentadoras para la ciencia mexicana, el software podría ser plagiado, reconoce Sossa.
La razón: estos hallazgos sólo quedarán registrados en una tesis y no en una patente. Entonces algún día, podría aparecer el software de Beatriz patentado en Japón o China.