Escuchar el espacio, sueño de Alfonso Serrano Pérez-Grovas y su telescopio
Alfonso Serrano Pérez-Grovas, cocreador e impulsor de uno de los más grandes proyectos científicos en México, el Gran Telescopio Milimétrico , murió la madrugada de este martes 12 de julio en la Ciudad de México, a los 61 años de edad.
Familiares del hoy considerado uno de los astrónomos más importantes de México informaron que murió de un cáncer pancreático, el cual le fue diagnosticado hace apenas tres meses.
“De pequeño soñaba con una vida tipo Leonardo da Vinci, investigando e inventando, saltando de una disciplina a otra… de la Matemática a la Ingeniería y luego a la Mecánica. Al final se enamoró de la Astronomía, que lo convirtió en uno de los investigadores más importantes de nuestro país”, indicó su esposa, Leticia Vázquez Marrufo.
En 1994, Alfonso Serrano Pérez-Grovas, se propuso construir un gigantesco radio-telescopio que permitiera registrar frecuencias y longitudes milimétricas de las ondas electromagnéticas que emiten las moléculas y los átomos en el espacio.
En ese momento el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y la Universidad de Massachusetts, en Estados Unidos, acordaron realizar la obra astronómica, una vez que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se comprometió a destinar 24 millones de dólares en un plazo de seis años.
Desde 1992, el entonces secretario de Educación Pública, Ernesto Zedillo había autorizado la construcción del Gran Telescopio Milimétrico (GTM), como es conocido, con la condición de incluir a ingenieros mexicanos. En un inicio se calculó que las empresas nacionales solo podrían realizar 25% del proyecto, pero al finalizar las obras, en 2006, resultó que 80% del trabajo fue hecho en México.
El gran telescopio debía tener al menos 50 metros de diámetro y ubicarse, literalmente, más allá de las nubes para evitar la interferencia que provoca la humedad a nivel del mar.
La cúspide más alta que se podía ofrecer era el Pico de Orizaba , con 5,600 metros de altura, sin embargo, por las condiciones climáticas y el difícil acceso se optó por eregirlo en el extinto volcán Sierra Negra, de 4,621 metros de altura, en el municipio de Esperanza, en el estado de Puebla.
Desde el kilómetro 179 de la autopista México-Orizaba se observa al GTM, representado como una pequeña parabólica. Sin embargo, tiene la misma altura que el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México (52 metros) y las dimensiones de su antena equivalen al tamaño de media cancha de futbol.
“(Desde ahí), podremos estudiar planetas fuera del sistema solar para detectar las moléculas complejas y buscar posibles huellas de presencia de océanos o plantas; ver si hay algo, por ahí, con vida”, explicó el astrónomo Miguel Chávez Dagostino a la revista Quo en su edición de febrero de 2011.
Alfonso Serrano Pérez-Grovas dijo en entrevista en febrero de este año, que el proyecto del cual era director, se enfrentó a varias dificultades como las devaluaciones, los cambios de administración, litigios con proveedores y la burocracia.
La inversión final fue de 1,548 millones de pesos, de los cuales, 1,135 millones fueron aportados por el INAOE y los 412 millones restantes por la Universidad de Massachusetts.
La misión del Gran Telescopio
La tecnología del GTM permite detectar ondas que se encuentran a distancias de 13,200 millones de años luz, es decir, galaxias que se formaron en el Big Bang .
Según el libro El Gran Telescopio Milimétrico, dos países vecinos exploran juntos el cosmos, de Esperanza Carrasco, Itziar Aretxaga y William M. Irvine, las primeras cinco grandes líneas de investigación del megatelescopio incluyen la observación de polvo estelar para identificar la evolución de sus compuestos orgánicos vinculados con el origen de la vida, una cartografía de planetas grandes como Venus, Júpiter o Saturno, un censo de asteroides y otros objetos más allá de las fronteras de la Vía Láctea, el estudio de la materia circundante a los hoyos negros y dedicará varias horas de observación a los cometas.
El GTM es capaz de fotografiar de manera nítida las zonas frías del Universo y a los espectros estelares, así como detectar objetos de menos de 200 kilómetros de diámetro incluso más allá del Cinturón de Kuiper, la franja donde se encuentran los objetos más pequeños y alejados del Sol.
El GTM trabajará de manera sincronizada con ALMA (Atacama Large Milimeter Array), en Chile, que contará con 66 radiotelescopios de 12 y 7 metros de diámetro a 5,000 metros de altitud, y comenzará a funcionar en 2012. El GTM operará como un gran cartógrafo que mapeará el Universo, para que luego ALMA investigue a detalle áreas específicas del espacio.