El 'copyright' y la lucha por la libertad de la información en línea
En Campus Party, la exposición que reúne conferencias y talleres sobre internet , software, redes sociales e innovación, los participantes no sólo duermen en las instalaciones de la expo Bancomer Santa Fe y pasan todo el día en contacto con computadoras y tecnología de cualquier tipo. También pasan gran parte del tiempo descargando contenidos de internet gracias a una conexión de alta velocidad.
Este es el caso de Fernando Gutiérrez, un estudiante y asistente de Campus Party, que además de llevar con él una maleta de ropa para una semana y dos monitores también empacó un disco duro de ocho gigabytes para las descargas que bajará durante su estancia.
Este tipo de descargas han despertado polémica sobre la legalidad de estos contenidos. Muchos de los argumentos en contra se centran en el hecho de que las industrias de entretenimiento pierden grandes ganancias debido a estas descargas. Sin embargo desde hace muchos años, antes de la llegada de internet, compartir conocimiento ha sido parte de la evolución humana.
“Compartir y aprender son parte de nuestra existencia, el ser humano no se puede definir fuera de esto. La humanidad ha crecido gracias a que compartimos información", afirma Alejandro Miranda psicólogo especializado en tecnologías de la información durante la conferencia Compartir en tiempos de copyright.
Sin embargo los nuevos medios digitales no están adaptados para compartir estos contenidos. Imagina que compras un libro o una película y deseas prestarla a un amigo, con los ejemplares físicos no tienes ningún problema, pero no pasa lo mismo con los contenidos electrónicos. Al momento de comprarlos lo que adquieres es una licencia para usarlo , lo que significa que no es realmente tuyo.
Este tipo de restricciones no permiten el desarrollo y transmisión de conocimiento en un medio que “se ha convertido en el nuevo bien común que beneficia a todos“.
La diferencia entre piratería y compartir información radica en la ilegalidad de una y otra acción. La piratería se basa en la duplicación de materiales de los que se obtiene algún beneficio económico, mientras que las personas que suben a internet un archivo han adquirido antes este contenido.
“Mientras sean contenidos compartidos por alguien que antes los ha pagado no deberían ser ilegales“, afirma Miranda.
Compartir información es el equivalente a prestar discos, libros o películas a un amigo. Sin embargo no se puede tener la seguridad de que la información original haya sido obtenida de manera legal.
La nube de Apple es una de las herramientas tecnológicas que permite compartir el contenido comprado entre un limitado grupo de personas, Kindle también permite prestar ejemplares de e-books. Sin embargo al prestar un ejemplar no puede ser usado en dos dispositivos al mismo tiempo.
Como Fernando, muchos de los asistentes de Campus Party descargan sus contenidos a través de torrents, que dividen la descarga entre diversos usuarios. Es decir guarda en su computadora algo que ha sido compartido en la red y al mismo tiempo asegura que la mayoría de los contenidos que adquiere los sube internet.
La forma en la que la información circula y se descarga en internet es uno de los mayores retos que las compañías tecnológicas tendrán que enfrentar en el futuro si deciden dirigirse a una generación de usuarios jóvenes, que como Fernando creen que internet es capaz de generar conocimiento, que debería ser libre.
No al ACTA en México
El pasado miércoles, el Senado de la República exhortó al Ejecutivo rechazar el Acuerdo Comercial Anti-Falsificación (ACTA, por sus siglas en inglés), impulsado por Estados Unidos para reforzar la protección de la propiedad intelectual, pero que la Cámara alta considera podría derivar en censura.
El senador priista Eloy Cantú Segovia dijo que la implementación del ACTA podría constituirse en una limitación a la universalización deseable del acceso a internet y a la imposibilidad de que el país se inserte en la sociedad de la información y del conocimiento, por lo que se ampliaría con ello la brecha digital.