Los 'flashmobs' y la violencia no son producto de Twitter y Facebook
Este verano Frank Jackson, alcalde de Cleveland, en Inglaterra, luchó con uno de los más grandes retos desde que asumió el puesto hace cinco años.
Con la preocupación de que la violencia de los flashmobs (multitudes que se reúnen instantáneamente, realizan un acto en conjunto y enseguida se dispersan), pudiera invadir las calles de su ciudad, como sucedió en otras partes de Inglaterra , el Consejo Municipal aprobó de manera unánime la ley que criminaliza el uso de Facebook, Twitter y otras redes sociales para convocar multitudes difíciles de controlar o para alentar a que la gente cometa algún delito.
Pero Jackson, después de consultar con sus asesores, desafió al consejo y vetó el ordenamiento. Esta fue la primera vez que utilizó ese poder.
“Es muy difícil apoyar algo que es inconstitucional”, dijo Jackson en una entrevista con CNN. “Convertir una conversación en una actividad criminal, ya sea que los actos delictivos se relacionen con ella o no, va más allá de la razón”.
Jackson sugirió que la “medida de emergencia”, tal como fue descrita en los registros oficiales, quizá fue fomentada más por las emociones que por la razón.
El episodio ilustra los desafíos que enfrentan los funcionarios oficiales que intentan controlar las redes sociales como medio para combatir el tipo de movimientos de agitación grupal espontánea que sacudió a Londres, Filadelfia y otras ciudades este verano. Por un lado, los defensores de la libertad de expresión dicen que esos esfuerzos pisan terrenos constitucionales delicados . En segundo lugar, la naturaleza abierta y pública de internet hace que el control de los mensajes en redes sociales sea prácticamente imposible.
“El abuso de estas redes y sus capacidades difícilmente justifican los recientes llamados para limitar el acceso, apagarlas , o hacer que corporaciones y autoridades federales las supervisen con el costo de nuestra privacidad”, escribió el teórico de medios Douglas Rushkoff en un comentario para CNN.
Además, las investigaciones sobre los supuestos incidentes de flashmobs en Cleveland y otras ciudades tienen poca o ninguna evidencia de que fueron coordinadas desde el internet”.
El caso del 7-Eleven
El tema tomó nueva vida cuando el sábado pasado, más de dos docenas de adolescentes saquearon un 7-Eleven en Maryland, Estados Unidos, un robo que fue grabado por las cámaras de vigilancia del local y que rápidamente cobró popularidad en YouTube. El jefe de la Policía del Condado de Montgomery, J. Thomas Manger, dijo a CNN que creía que los jóvenes organizaron su saqueo en las redes sociales, y los canales de noticias rápidamente acogieron el ángulo de flashmob.
En lugar de eso, a través de interrogatorios, la policía descubrió que el grupo estaba de regreso en un autobús de la feria del condado cuando tomaron la decisión de asaltar la tienda de conveniencia.
“Al parecer no se utilizó Facebook ni alguno de los otro sitios”, dijo Paul Starks, capitán de la policía del condado, en una entrevista el jueves. La información revisada por CNN no encontró evidencia de que se hayan coordinado en Twitter.
Al episodio del 7-Eleven le siguió otra serie de supuestos asaltos flashmobs en la noche de la inauguración de la Feria Estatal de Wisconsin este mes. El jefe de la Policía de Milwaukee, Edward Flynn, dijo en una conferencia de prensa que las multitudes no lo planearon o lo organizaron en las redes sociales.
Como un grupo particular de violencia, robos en grupo, asaltos a transeúntes y en el caso de Londres, disturbios y saqueos generalizados, parecen crecer en frecuencia y los observadores buscan un tema en común. Incidentes similares se reportaron en los últimos meses en Chicago, Las Vegas, Washington y St. Paul, Minnesota, y en la mayoría de los casos, las redes sociales fueron los chivos expiatorios más populares.
En vez de eso, la actividad criminal ocurre de manera regular cuando se reúnen grandes multitudes como ferias estatales o festivales locales. Los mensajes públicos de Twitter respecto a lo ocurrido en Cleveland contenían -aparentemente- informes de los testigos, no tuits de los jóvenes delincuentes para organizar su caos.
El concepto de violencia repentina y coordinada por grupos de personas no es algo nuevo. Los disturbios raciales han ocurrido desde hace siglos. Por ejemplo, en 1989 las pandillas de adolescentes en Nueva York que atacaron a transeúntes al azar, fue una actividad a la que se le llamó wilding.
La frase de flashmob fue acuñada en 2003 por Bill Wasik, entonces editor de la revista Harper’s. Después fue adoptada por las personas expertas en la red para describir enormes bailes y canciones coreografiados en lugares públicos, normalmente organizados a través de herramientas de mensajes digitales.
En los últimos años, el termino tomo un significado adicional y más oscuro.
“Se apropiaron del término hace mucho tiempo”, dijo Wasik, quien narró el fenómeno del flashmob en el libro And Then There’s This, en una entrevista. “Ahora tienes estos robos tipo flashmob en donde nadie está exactamente seguro cómo es que estos chicos se deciden a hacerlo”.
Los temas de la Primera Enmienda
Los intentos de las autoridades para censurar las comunicaciones digitales como una manera de controlar las reuniones de revoltosos no han funcionado.
El Primer Ministro británico, David Cameron, fue criticado ampliamente por los bloggers de tecnología y por los defensores de la libertad de expresión después de que propuso imponer límites en el uso de las redes sociales a las personas que participaron en los disturbios en el Reino Unido. Como se supo, muchos de los saqueadores no se movilizaron a través de Twitter o Facebook, sino a través de un sistema privado de mensajes de los dispositivos BlackBerry.
“Al momento en que salía algo en Twitter, probablemente estaba dos pasos atrás de los que sucedía en el campo”, dijo Mike Butcher, un asesor de medios digitales del alcalde de Londres. “No puedes predecir un disturbio desde las redes sociales”.
Butcher y otros funcionarios de Gran Bretaña instaron a Research in Motion, los fabricantes de BlackBerry, a apagar el sistema de mensajes BlackBerry. Pero Butcher, al igual que los miembros del consejo de Cleveland cambió su posición.
“Existe mucha gente inocente que usa el sistema de mensajes BlackBerry para advertir a sus seres queridos sobre lo que sucede”, dijo.
Más recientemente, el sistema de Bay Area Rapid Transit del Norte de California intentó detener una protesta planeada por los tiroteos de la policía de BART en San Francisco al apagar temporalmente el servicio de celulares en algunas estaciones. Censuremos la comunicación móvil, pensaron, y los manifestantes no se podrán movilizar.
“Paramos el servicio de los usuarios de telefonía móvil”, dijo a CNN Linton Jonson, portavoz de BART, “porque iban a tomar la herramienta que pusimos a la mano (...) la seguridad de la herramienta del servicio de telefonía móvil, le darían la vuelta y la usarían en contra de nuestros clientes”.
La Electronic Frontier Foundation, un grupo de defensa de libertad de expresión digital con sede en San Francisco, criticó la acción como algo salido de un libro de Hosni Mubarak, el ex presidente egipcio que bloqueó los servicios de telefonía celular durante las manifestaciones de ciudadanos este año.
“Necesitamos permitir que la expresión exista en lugar de intentar bloquearla”, dijo Killian York, directora de Electronic Frontier Foundation, añadiendo que la protesta contra BART no necesariamente fue organizada a través de herramientas digitales. “Veo que suceden muchas cosas aquí que no parecen tener un origen claro en el internet”.
El gobierno de EU regularmente emite peticiones con las empresas de internet y telecomunicaciones para obtener información de sus clientes. La información ayuda a rastrear criminales, pero no los detiene antes de que se reúnan para cometer un crimen.
Las propuestas para hacerlo, como en el caso de Cleveland, normalmente se encuentran como una violación de la Constitución de EU.
“La Corte Suprema de EU se mantiene muy firme con los derechos de la Primera Enmienda”, dijo Margot Kaminski, directora ejecutiva de Information Society Project de la Escuela de Derecho de Yale. “Con el tribunal actual que tenemos y con lo que han enfrentado últimamente, los estados tendrán que ser mucho, muy cuidadosos”.
Monitorear las redes sociales
Si las autoridades de Estados Unidos deben aprender algo de los gobernantes de Medio Orioente, dijo York, es que internet puede ser una herramienta de investigación muy poderosa.
“Existen herramientas que las autoridades ya tienen para monitorear y perseguir delincuentes”, dijo York. “Siempre me sorprendo un poco cuando llaman a bloquear (internet). Uno pensaría que sería más efectivo que la policía lo monitoreara”.
En Maryland, Milwaukee y en cualquier lado, la policía utiliza internet para detener los casos de flashmob al publicar videos o fotografías que se grabaron en las cámaras de seguridad y solicitar a los ciudadanos que identifiquen a las personas que aparecen ahí. Y a pesar de eso, muchos departamentos se quejan de estar mal equipados para monitorear las conversaciones en las redes sociales.
Los funcionarios de Filadelfia, en donde la violencia generada en EU por flashmobs ha sido la más grave en los últimos años, se incrementaron los esfuerzos para monitorear las redes sociales. En febero la policía emitió un comunicado donde explicaban cómo sus detectives usan Facebook para pedir consejos e investigar crímenes.
El FBI también se sumó y ayuda a Filadelfia a monitorear actividades en redes sociales, según publicó The New York Times el año pasado. De hecho, recientemente la policía de Filadelfia desistió de sus condenas hacia las redes sociales en internet.
“Las redes sociales no son el problema”, dijo la semana pasada el Comisionado de la Policía, Charles Ramsey, durante un chat en Philly.com. “Es la manera como la gente hace mal uso de ellas para poder reunirse y cometer un delito”.
“Los medios de comunicación acuñaron el termino flashmob”, añadió Ramsey. “No es el término correcto. Prefiero el término matones y alborotadores”.