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Cómo la red alimentó nuestra 'revolución de dignidad'

Lina Ben Mhenni colaboró con CNN en la cobertura de los levantamientos en Túnez. Opina que internet sólo es una parte de la revolución
mié 25 enero 2012 04:48 PM
aniversario de la revolucion de tunez
tunez-manifestacion aniversario de la revolucion de tunez

Nota del editor: Lina Ben Mhenni vive en Túnez, en donde es asistente de Lingüística en la Universidad de Túnez. También es activista y blogger, se identifica como A Tunisian Girl. Ha escrito para CNN como parte de la cobertura de Davos , el tema que trata The Great Transformation (La gran transformación). Este artículo fue publicado originalmente en CNN.com .

Túnez, Túnez (CNN) — Los días posteriores al derrocamiento del dictador tunecino Zine el Abidine Ben Ali en enero pasado, algunos medios que informaban sobre la llamada “Revolución del Jazmín” presentaron a internet como el único factor que condujo a la caída del régimen autoritario.

Pero esta revolución —a la que llamo la Revolución de la Dignidad— ¿realmente fue impulsada por internet?, ¿cómo ayudaron internet y las redes sociales para derrocar a la dictadura?

Inicialmente, los medios tradicionales de Túnez ignoraron los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes pacíficos —quienes protestaron después de la muerte de Mohamed Bouazizi, quien se inmoló— en Sidi Bouzid. Después mintieron sobre eso porque, creo, intentaban imponer un bloqueo de medios, como sucedió en 2008, durante el movimiento social que se desencadenó por las protestas en la región minera de Gafsa.

Sin embargo, los videos que mostraban el cuerpo de Bouazizi quemándose, así como los enfrentamientos, empezaron a circular en la red inmediatamente. La gente captó la acción de Bouazizi usando sus teléfonos celulares; lo grabaron y lo subieron a Facebook.

Soy una de esos geeks que constantemente están conectados a internet. Estaba frente a mi monitor ese día cuando encontré el video en donde se mostraba lo que pasaba en Sidi Bouzid.

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Estaba sorprendida, ya que no era la primera vez que un joven tunecino se suicidaba inmolándose. Algunos meses antes, Abdesslem Trimerich hizo lo mismo, por motivos similares. Quería viajar a Sidi Bouzid y ver lo que estaba pasando ahí, pero no pude hacerlo por cuestiones de dinero.

Sin embargo, quise hablar sobre el horrible incidente. Ya tenía contacto con abogados y con una gran red de activistas cibernéticos, así que los contacté para reunir información, verificarla y escribir sobre los acontecimientos y compartir todo en línea.

No fue una tarea sencilla. Bloquearon mi blog, mi perfil de Facebook y mi cuenta de Twitter, antes de que otras personas tomaran el control de ellas, probablemente la policía cibernética de Túnez. Al principio, pude evadir la censura y actualizar constantemente tanto mi blog como mi perfil de Facebook. Pero después del episodio de la apropiación de mis cuentas, tuve que crear unas nuevas.

Mi perfil creció hasta diciembre, ya que participé en las manifestaciones que denunciaban la violencia que se usó en contra de los manifestantes pacíficos, y compartí mis fotos y videos en Facebook y Twitter.

En ese momento, también ayudaba a los medios de comunicación extranjeros por medio de entrevistas por teléfono y Skype. El 8 de enero del año pasado, unos periodistas franceses me pidieron que los ayudara en las zonas en donde había manifestaciones. No tuve que pensarlo para nada. Simplemente empaqué mis cosas y los acompañé.

El viaje nos llevó a Djelma, Sidi Bouzid, Regueb, Sbeitla y Kasserine. Tomé fotografías de los muertos y pude captar algunas de las atrocidades y crímenes del régimen de Ben Ali y de la policía en contra de los manifestantes pacíficos.

Publicaba todo en internet. El 9 de enero, cuando estaba en Regueb, fui a la casa de Nizar Slimi, un joven que fue asesinado unas cuantas horas antes de mi visita durante una masacre en la ciudad, la cual sospecho cometió la policía. Resultó ser un día clave en mi viaje.

Cuando compartí mis fotografías, además de las imágenes y videos que los jóvenes residentes de la ciudad me dieron para darlas a conocer en internet, periodistas y personas de todo el mundo me contactaron.

En ese tiempo, los activistas cibernéticos compartían mi trabajo de manera espontánea, y yo hacía lo mismo con el suyo. Y esta es la fortaleza del internet: la convergencia de contactos y compartir información de la gente que pertenece a las mismas redes, lo que permite la difusión de la información entre miles de personas en poco tiempo.

Lo que sucedió en Sidi Bouzid nos sorprendió de la misma manera en que sorprendió al mundo. No estaba coordinado como lo había hecho en campañas anteriores, sucedió de manera automática.

Una campaña anterior en la que participé fue “Nhar Ala Ammar”, una manifestación en contra de la censura que se organizó en abril de 2010. Esa campaña, de hecho, convenció a la gente para que dejara sus pantallas y actuara en el campo.

No creo que internet por si mismo haya sido la razón detrás del éxito del levantamiento en Túnez. Sin embargo, su uso, y la capacidad de los activistas cibernéticos para compartir información y movilizar a la gente, presionó al régimen de Ben Ali.

Pero internet fue sólo una parte de una larga cadena de factores que llevaron a la revolución. Los tunecinos se alzaron en contra de la situación social y política. Tenían la voluntad y la determinación para deshacerse de la injusticia, la corrupción, el nepotismo y la pobreza.

Fue el deseo del país por la libertad, la dignidad y la justicia social, lo que condujo al fin de la dictadura en Túnez. La gente se hartó de la opresión y en condiciones desiguales desafió la violencia de la policía de un régimen amenazado.

Nunca debemos olvidar que en Túnez todo inició en la calle, en la vida real. Nunca olvidaremos que 300 tunecinos, hombres y mujeres, sacrificaron sus vidas para permitirnos vivir con dignidad.

Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente de Lina Ben Mhenni.

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