Los viajes al espacio, ¿una amenaza para la visión de los astronautas?
En realidad no es la razón por la cual se dedicó a ser astronauta, pero le guste o no, Mike Barratt y sus ojos se han convertido en un proyecto científico.
Las tablas optométricas que lee, las gotas rojas que vuelven sus ojos amarillos y los ultrasonidos que le realizan podrían determinar si él o cualquier otro astronauta viajará alguna vez al espacio profundo o pondrá un pie en otros planetas.
La nueva prioridad de la NASA es descubrir cómo evitar que los astronautas queden ciegos durante un viaje de varios años al espacio.
“Estoy totalmente de acuerdo en que esta es nuestra prioridad número uno”, dijo Barratt.
¿Por qué?
Porque cuando Barratt despegó hacia la Estación Espacial Internacional, necesitaba usar lentes para ver de lejos. Cuando regresó a la Tierra, su visión de lejos estaba bien, pero ahora necesitaba lentes para leer. Eso fue hace más de dos años. Y no está mejorando.
“Realmente tenemos que entender esto. Este es un punto crítico para comprender cómo los seres humanos se adaptan a los vuelos espaciales”, dijo.
Durante los últimos años, aproximadamente la mitad de los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI) han desarrollado una presión creciente dentro de sus cabezas, una presión intracraneal que reestructura la forma de su nervio óptico, causando un cambio significativo en la visión de los astronautas varones. Los médicos lo llaman edema de papila.
Las astronautas no se han visto afectadas.
Algunos de los viajeros espaciales se han recuperado lentamente. Otros no.
Los astronautas de la EEI suelen pasar alrededor de seis meses en órbita. Barratt es uno de los diez astronautas varones, todos mayores de 45 años, que no se ha recuperado. Regresó de una estancia de seis meses a bordo de la estación en octubre de 2009 y ha experimentado un profundo cambio en su vista.
Solía ser miope. Pero ahora, el veterano del espacio dice que tiene vista de águila a larga distancia, pero necesita anteojos para leer. No existe tratamiento y no existe respuesta a por qué las mujeres astronautas no se ven afectadas.
CNN pasó parte de un día con Barratt, viendo como los médicos supervisaban su progreso con pruebas de alta resolución, a medida que tratan de entender cómo el entorno espacial sin gravedad está causando que la mitad de todos los astronautas de la EEI tengan este cambio en su visión. Hoy en día, los astronautas de la estación espacial viajan con lentes de enfoque variable especialmente diseñados para ayudar a combatir el cambio en la visión.
“La gran ventaja de ellos es que nos permiten ajustar cambios de prescripción significativos”, dijo el médico Robert Gibson, un especialista en la vista que fue contratado para ayudar a estudiar el problema.
Los médicos han descubierto que las retinas de Barratt tienen pliegues o arrugas microscópicas, y la parte posterior de su ojo, el nervio óptico, ya no es redonda sino que se ha aplanado.
“Creo que esto está demostrando que hay aspectos fisiológicos de adaptación a los vuelos espaciales que no habíamos visto antes”, dijo Barratt.
Esto representa una bandera roja de alerta para todos los planes de viajes especiales tripulados de larga duración de la NASA. La estación espacial supuestamente es el sitio de prueba de cómo los seres humanos aprenderían a vivir en el espacio, pero abre profundas interrogantes sobre si los seres humanos se atreverán alguna vez a ir a Marte o a un asteroide si no pueden averiguar cómo el entorno del espacio exterior afectará sus ojos.
“Esto tiene toda nuestra atención”, dijo Terry Taddeo, el jefe interino de Medicina Espacial del Centro Espacial Johnson en Houston.
“Es un problema serio y tendremos que entender más sobre él antes de poder enviar a alguien en una misión de larga duración fuera de la Tierra, donde estaría lejos durante años”, dijo.
En este momento, los únicos datos que los médicos tienen son los de los turnos de servicio en la estación espacial.
La NASA ha comenzado a hacer exámenes extensivos de vista antes y después de los viajes, incluyendo imágenes por resonancia magnética de los ojos. Ha habido anécdotas de algunos astronautas de transbordadores espaciales que también se quejaron de alteraciones en la visión, pero no pareció que tuvieran efectos a largo plazo al realizar vuelos espaciales mucho más cortos que normalmente duraban alrededor de tres semanas.
“Lo que estamos viendo parece ocurrir dentro de los dos primeros meses de viaje y parece estabilizarse, y estancarse después de unos cuatro o cinco meses”, dijo Gibson.
“Si es sólo una cuestión de darles una prescripción (de lentes) más fuerte, podemos vivir con eso”, dijo. “Pero si hay un aumento de la presión intracraneal como la causa de esto, debemos estar preocupados por otros efectos neurológicos”.
Eso significa que podría haber otros efectos en el cuerpo que no se han hecho evidentes.
Por ello, una misión de tres años a Marte está en discusión.
Sería el próximo gran avance de los seres humanos, y la NASA gastará casi 18,000 millones de dólares en los próximos cinco años para desarrollar un cohete de carga pesada que pueda llevar a los astronautas al planeta rojo , o incluso a un asteroide. Ellos viajarían en una nueva nave espacial, Orion.
Pero por ahora, un viaje a Marte es más ciencia ficción que realidad. Nadie está llamando a este problema de visión un obstáculo insuperable, sin embargo, el precio de programa exige que se encuentre una solución rápidamente para que la NASA no acabe construyendo el cohete espacial más grande y más rápido del mundo hacia ninguna parte.
El médico Bruce Ehni, un neurocirujano del Centro Médico para Veteranos del Colegio de Medicina Baylor en Houston, ha asesorado a la NASA y es el único neurocirujano en su panel.
“Si no puedes predecir quién está en riesgo... pones su salud en peligro. Posiblemente pondrían la misión en peligro si no pueden ver o hacer su trabajo de manera eficaz”, dijo.
Pero Barratt piensa que cualquier proyecto de viaje al espacio profundo a Marte sigue estando a 20 años de distancia. Tiene la esperanza de que la nave sea mucho más rápida que cualquier otra que la agencia espacial pueda hacer volar ahora.
“Viajas rápido, y no te preocupas”, dijo con una sonrisa.
“Todavía tengo esperanzas de que en 20 años tendremos las capacidades avanzadas de propulsión que puedan llevarnos allí en cuestión de semanas o algunos meses. Entonces, muchos de estos problemas desaparecerán”, dijo.