Última oportunidad para ver el 'Titanic' a 3,600 metros de profundidad
Para los entusiastas del Titanic esta será la última oportunidad que tengan de echar un vistazo al crucero en su último lugar de descanso, 100 años después de su trágico desenlace.
A principios de julio, una serie de expediciones realizadas por expertos en inmersiones marinas de Deep Ocean Expeditions (DOE), llevarán a los turistas al sitio del naufragio, a 3,600 metros bajo el nivel del mar, en el Atlántico Norte.
La compañía británica ha realizado excursiones al Titanic desde 1998, pero el jefe de la expedición, Rob McCallum, afirma que estos podrían ser los últimos viajes.
En la actualidad no hay otras organizaciones que ofrezcan paseos comerciales al Titanic, lo cual significa que también serían los últimos viajes disponibles para el público en general.
“De hecho terminamos las inmersiones al Titanic en 2005 pero este será el año del centenario y hemos recibido muchas solicitudes para hacer el viaje, de modo que decidimos hacerlo una vez más”, afirma McCallum.
“Ahora que falleció el último sobreviviente, creo que es tiempo de seguir adelante (…) hemos bajado al Titanic en 197 ocasiones y ya es tiempo de hacer algo más”, agrega.
En Deep Ocean Expedition (DOE) ya tenemos tres viajes separados completamente reservados, que saldrán de Saint Johns, Newfoundland, y que llevarán a 20 viajeros a bordo, cada uno, durante 12 días.
Para llegar al sitio de inmersión se tarda un día y medio de navegación y una vez que estén ahí, darán clases a los viajeros para que sepan enfrentar el rigor del mar abierto.
Entonces, un sumergible Mir de la Academia Rusa de Ciencias —uno de los vehículos de tecnología más avanzada para llegar a tales profundidades— hará una serie de visitas al lugar del naufragio.
“Las inmersiones durarán entre 10 y 12 horas”, comenta McCallum.
“Se tardan dos horas en bajar y dos horas en subir, lo cual deja (al menos) 6 horas para explorar los alrededores”, agrega.
Los viajeros podrán explorar las zonas exteriores de las secciones de proa y popa de la embarcación fracturada —localizadas a aproximadamente 1.2 kilómetros la una de la otra, en el fondo del mar— así como el sánctum del barco”, explica McCallum.
“Es una experiencia emocional (…) Es una embarcación tan grande. Hay algo de majestuosidad en el Titanic. Era la cúspide del logro de la ingeniería humana de la época”, añade.
Aunque está muy involucrado en la organización y la planeación del viaje para DOE, McCallum sólo ha podido bajar en una ocasión al Titanic.
Y dice: “Al tener un costo de 59,000 dólares por persona, hacer la expedición es una oportunidad única en la vida para muchas personas”.
Aun así, a pesar del alto costo no son sólo los supermillonarios quienes suben a bordo, continúa McCallum.
Afirma que hay mucha gente de medianos ingresos que es entusiasta o que tiene alguna relación histórica con la embarcación y que ahorra durante años para poder hacer el viaje.
“A ellos los conduce una pasión”, comenta McCallum. “A veces se trata de una relación con el Titanic , con alguien que estaba a bordo o con la construcción y operación del barco”.
“Otras veces, se trata de gente en la industria de la ingeniería que, por lo general no está interesada en el naufragio sino que se interesan por ver qué hay más allá de la superficie del mar ”, añade.
“No importan las razones, casi todos los que hacen el viaje experimentan la humildad”, continúa McCallum. “Para ellos, ver al Titanic y explorarlo es la culminación de un sueño.”
A menos que surja otra compañía con un plan viable de continuar los viajes comerciales, McCallum cree que no es probable que las futuras generaciones puedan apreciar las curiosidades del Titanic de primera mano.
“Si alguien lo intenta, les deseo buena suerte”, dice McCallum.
Y concluye: “A menos de que estés realmente involucrado en las exploraciones submarinas, creo que… sería demasiado para un reto ”.