Científicos descartan que el mundo viva una era de grandes terremotos
Los grandes terremotos en Chile, Sumatra, Haití y Japón en la última década han creado la percepción de que ocurre una época de sismos conectados en diferentes partes del planeta, de acuerdo con un estudio que publica la revista Bulletin of the Seismological Society of America.
"Algunos investigadores han indicado que estos eventos han ocurrido porque los terremotos puedan estar contagiándose a través de grandes distancias y, posiblemente, activándose unos a otros", añade el artículo.
Pero el análisis encabezado por Tom Parsons y Eric Geist, del Servicio Geológico de Estados unidos, llega a la conclusión de que esta secuencia de sismos bien puede ser resultado del azar.
Cada uno de los devastadores terremotos de la década de 2000 atrajo una enorme cobertura de los medios y requirió grandes esfuerzos de reconstrucción y reactivación económica.
Sin embargo, una secuencia similar había ocurrido en la década de 1960.
Para determinar si las secuencias de los años 60 y 2000 pueden atribuirse al azar, los investigadores examinaron el tiempo transcurrido entre los terremotos mayores —con magnitud de 8.3 o más grados en la escala Richter— en intervalos de un año a lo largo de un siglo.
En su trabajo compararon listas simuladas de grandes terremotos y la lista de los realmente poderosos durante ese periodo con los intervalos de sismos que podía esperarse de un proceso aleatorio.
Así determinaron que los lapsos de grandes terremotos en la vida real son similares a los que podrían esperarse de un proceso al azar, es decir, que los riesgos globales de terremotos grandes son constantes a lo largo del tiempo.
A excepción de los temblores secundarios en la región de un terremoto, las probabilidades de que ocurra otro sismo mayor no están relacionadas con los sismos en otras partes del planeta.
"Esto puede ser decepcionante para los investigadores que pensaban que el contagio global entre terremotos serviría para predecir la actividad sísmica más grave", añade el artículo.
"Pero también hay buenas noticias después de una década de destrucción", señalaron los investigadores.
Si los terremotos más grandes del mundo ocurren al azar, entonces es poco probable que el número específico de sismos esperados en una secuencia se repita, es decir, no hay probabilidad de una conexión.