Profecías y ciencia, ¿cuáles son los augurios sobre el fin del mundo?

El anhelo de tener una certeza sobre nuestro futuro es parte de la naturaleza humana que es vulnerable ante lo que no puede controlar
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Desde una perspectiva biológica, los humanos somos presas y no depredadores.

Ante cualquier evento fuera de lo normal, se activa nuestro instinto de supervivencia y la mente nos hace vulnerables al pensar en el fin: dejar de existir.

Las profecías apocalípticas —sin importar si se trata del Juicio Final, el fin de una cuenta larga o el dramático vaticinio de algún profeta— activan el instinto de supervivencia al ser una situación que nos genera incertidumbre.

Pensar en la muerte nos conduce a buscar diferentes maneras de explicar lo que pasaba y desarrollar historias que los tranquilicen con respecto a la idea de dejar de existir en este mundo.

"Más que dar esperanza, que es lo que ocurre con muchas religiones, explicar qué pasa después de morir es un camino para calmar los miedos sobre la vida", escribe David Ropeik, autor del libro How risky is it, really?

Pero no todo es un mito. Los avances de la ciencia nos permiten vislumbrar cuáles son los fenómenos que suponen un riesgo para nuestra superviviencia. Incluso  existen unos más reales que otros: es más viable el colapso de la sociedad consumista a que caiga un meteorito.

La piedra interestelar necesitaría una energía de 10 mil millones de megatones (un megatón equivale a un millón de toneladas del químico explosivo TNT), es decir, tendría un cuerpo extraordinariamente grande y denso, lanzado a una velocidad inusual.

Howard Bloom publicó en la revista Psychology Today que el atractivo que ejerce la idea de un "cataclismo final" proviene de que la mayoría de los seres humanos estamos inconformes con la dirección que lleva la sociedad, por lo que existe un deseo subconsciente de limpiar y comenzar de nuevo.

"Ahora, en vez de reunirnos como tribu alrededor del fuego, nos apegamos a una idea grupal y concreta que nos dé seguridad para defendernos de los depredadores", señala César Monroy, director de Investigación y Desarrollo de la empresa Neuromarketing.

Monroy asegura que para nosotros es más fácil creer en algo que digan la comunidad o dentro del entorno directo porque es lo que conocemos, en lugar de indagar en un proceso más crítico, como las teorías científicas.

"Las profecías del mundo están relacionadas con la forma de pensamiento que tiene el 80% de la población mundial: el pensamiento lineal, es decir, en mi mundo, yo soy mi propio referente, por lo que todo lo que está cercano a mí es importante y lo lejano no lo es y no lo entiendo".

"De ahí que una explicación científica sea lejana e irrelevante, pero si mi vecino me dice: el mundo se va a acabar, por supuesto que lo creo", concluye Monroy.

Este es un fragmento de un artículo publicado en la edición de enero de 2012 de la 

, que es parte de Grupo Expansión, una empresa de Time Inc. La firma edita en México 17 revistas y siete sitios de internet, entre ellos CNNMéxico.com.

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