El tiempo, los astros y los números, una recreación para los mayas
Los mayas concibieron el cero, predijeron el tránsito de Venus de varios años y comenzaron el conteo del tiempo antes que las culturas europeas. Pero estas aportaciones no estuvieron desvinculadas y fueron parte de su recreación.
"Tenían un sistema de numeración muy poderoso y sencillo. Representaban los números con puntos y barras. El cero era simbolizado por un caracol", explicó Luis Fernando Magaña Solís, investigador del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México. Los puntos significaban una unidad y las barras cinco unidades.
“Solo con estos tres signos podían hacer sumas, restas, multiplicaciones, divisiones e incluso sacar la raíz cuadrada sin tener que memorizar ninguna tabla matemática", dijo el doctor por la Facultad de Ciencias de la Universidad McMaster, Canadá.
Con este sistema, la población podía hacer operaciones para el comercio de sus productos como el cacao o el jade. "Su sistema numérico es concreto, claro y no se trata de memorización de tablas; se hace por el placer del razonamiento".
Los mayas realizaban sus cálculos sobre el suelo, con maíces de diferentes colores, varas y piedras, explicó Magaña Solís.
Su base matemática era el 20: "Fue la cifra que tomaron como natural, probablemente porque es el número de los dedos en los pies y las manos", explicó Magaña Solís, quien desde 2010 ha impulsado el conocimiento de las matemáticas mayas en la educación básica de 15,000 niños que habitan en pueblos indígenas de Yucatán.
"Por ejemplo, 20 a la 0, que es un 1; 20 a la 1, que es 20; 20 al cuadrado que es 400. En el caso de la cronología usaban 20 a la 0, que es 1. El siguiente era 18 por 20 y todo lo demás así, por 20, de tal forma que tenían 360 en esa posición que está muy cerca del número de días del año".
Entre el tiempo y la astronomía
Este mismo sistema vigesimal era utilizado por los sacerdotes —a partir de cálculos más complicados— para predecir fenómenos astronómicos y marcar el tiempo.
"El conteo del tiempo sirve para establecer épocas, estaciones anuales, eclipses, para predecir el comportamiento del clima y tener más control en sus cosechas", señaló Rubén Bautista Navarro, investigador del Instituto de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Su calendario comenzaba en una fecha cero, el 13 de agosto de 3,114 antes de Cristo.
“Los periodos correspondían a múltiplos de 20. Por ejemplo, tenían un periodo de 20 días llamado Uinal y uno de 360 días conocido como Tun, que multiplicaban por 20 (7,200) para hacer un Katún. A su vez, 20 katunes eran un Baktún, que corresponde a 144,000 días", explicó la investigadora de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán, Lilia Fernández Souza.
Para los mayas, los cierres de estos periodos tenían un significado importante, tal como sucede en nuestros días cuando termina un año o un siglo. De esta manera, el 21 de diciembre de 2012 finaliza el décimo tercer Baktún , lo que implica el cierre de un ciclo y el inicio de uno nuevo .
De acuerdo con Fernández Souza, utilizaban tres tipos de calendarios para registrar el paso del tiempo:
1. El sagrado o Haab tenía 260 días y se usaba para registrar las cosechas, recordar los días ceremoniales y llevar el registro de sus costumbres familiares. Actualmente se utiliza en algunas comunidades mayas de Guatemala, según el Instituto Nacional de Antropología e Historia ( INAH ).
2. El civil o Tzolkin agrupaba 365 días, el recorrido anual de la Tierra alrededor del Sol, y estaba dividido en 18 meses de 20 días cada uno".
3. El de la Cuenta Larga, que comienza el 13 de agosto del 3,114 a.C
Las agendas sagrada y civil eran independientes, señaló la antropóloga, pero los mayas reunieron ambos calendarios en una rueda para que cada 52 años coincidieran.
Es decir, un día de los 260 establecidos en el tiempo civil se coordinaba con otro de los 365 del tiempo sagrado y, cuando concordaban en la rueda calendárica, era una fecha de máxima importancia, una época de renovación.
Venus, su planeta favorito
La división de los días en el calendario maya tiene que ver con la observación del cielo y los movimientos celestes, explicó Bautista Navarro.
Los observadores del cielo eran parte de la élite maya. Ingresaban a las cuevas o a observatorios artificiales especialmente edificados para ese propósito para que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad. Ya habituados a la penumbra, dejaban entrar la luminosidad del cielo para ver a simple vista los cambios celestes.
"Esta tradición astronómica se transmitía de manera oral por generaciones, del abuelo, al padre y del padre al hijo", señaló el investigador.
Venus era el planeta más importante de la bóveda celeste, debido a que es un astro que se mantiene brillante tanto en el amanecer como en el atardecer; además, tiene una periodicidad regular y no tilita.
Era incluso más importante que el Sol. Por ello, "predijeron el tránsito venusiano de los años 1874, 1882, 2004 y 2012, otra razón por la cual en estos días se habla tanto de la cultura maya", comentó Bautista.
También observaron la posición del solsticio que ocurre dos veces al año: una cuando el Sol recorre el cielo hacia el norte, originando el solsticio de verano, y en su movimiento hacia el sur, que se conoce como solsticio de invierno.
"Podemos observar al Sol quieto el 20 o 21 de junio porque es el día más largo del año, mientras que en invierno es el 20 o 21 de diciembre, y es la noche con mayor duración".
Los mayas también predijeron los equinoccios, que es cuando el día y la noche tienen la misma duración, explicó el ingeniero Bautista.
"Los mayas estuvieron observando el cielo durante varios siglos para darse cuenta de estos pequeños cambios y efectuar sus mediciones a simple vista, por eso tan admirable que hayan podido hacer este tipo de pronósticos".
"Ellos hasta juegan con el Sol haciendo bajar a la serpiente emplumada en las pirámides ", señaló Bautista, quien es también director del Instituto Mexicano de Investigación Aeroespacial.