Los marineros buscan el amor de puerto en puerto... y también en línea
Cuando Ian McLaren-Morris bautizó su yate de 12 metros con el nombre Zapatilla plateada, nunca imaginó que le traería un romance de cuento de hadas en la vida real.
Divorciado y padre de dos hijos, había soñado con navegar alrededor del mundo con su propia Cenicienta, una alma gemela que compartiera con él su amor por el océano y el sentido de la aventura.
Pero, encontrar una mujer dispuesta a dejar su empleo, a despedirse de su familia y amigos para emprender un viaje romántico hacia el atardecer no era tan fácil como esperaba el hombre de 52 años.
Como, una cada vez mayor cantidad de solteros en el mundo, McLaren-Morris buscó el amor en sitios de citas en la red . Dos años más tarde, no parecía estar cerca de encontrar a su amada marinera.
No fue sino hasta que McLaren-Morris se inscribió en una página de internet dedicada especialmente a los aficionados de la navegación, llamada LoveSail.com , que encontró a la mujer de sus sueños: Wendy Robson-Burrell, de 45 años, y exanfitriona de un superyate. Se conocieron en el Club de Yates de Chichester, en el sureste de Inglaterra, y se embarcaron en un torbellino romántico que los llevó a comprometerse solo seis meses más tarde.
La pareja planea casarse en abril y pasar su luna de miel navegando por el mundo antes de unirse a la Regata Atlántica para Cruceros (ARC, por sus siglas en inglés), el evento transatlántico para yates más grande del mundo que se llevará a cabo a finales del año.
“Amaba navegar, tenía mi propio barco y quería hacerlo con alguien que compartiera mi entusiasmo y el placer de hacerlo”, dijo McLaren-Morris, exdirector de ventas y mercadotecnia de National Geographic. “Para hacerlo, no puedes tener una pareja complicada. No puedes estar con alguien que necesita tener una secadora de pelo, hacerse las uñas y ducharse a diario. Wendy es naturalmente bella, así que no necesita todo eso. Simplemente ama sentir el viento en su cabello. Estar cerca del agua es una de las cosas más importantes en su vida”.
Inaugurado en 2004, LoveSail tiene alrededor de 5,500 usuarios entre capitanes profesionales y marineros por afición. Como el nombre lo indica, la mayoría de ellos buscan el amor, pero también hay ofertas de amistad, viajes de navegación y oportunidades laborales.
Para los marineros que viajan constantemente, tratar de encontrar una pareja dispuesta a esperar en tierra o a dejarlo todo para saltar a bordo es una de las desventajas de un estilo de vida aparentemente idílico.
“La gente que navega tiende a ser extremadamente apasionada al respecto, es una gran inversión (...) Sin embargo, puede ser difícil para los marineros ya que no están en un lugar fijo, así que cuando encuentran a una persona con frecuencia tienen que dejarla”, dijo Erica Joyce, directora de LoveSail.
Es un caso que el capitán Tor Pinney conoce bien. Durante la década de los setenta, Pinney era un marinero joven y atractivo que navegaba por el mundo y no tenía problemas para conocer mujeres dispuestas a mostrarle su ciudad natal o hasta embarcarse rumbo a alta mar para una breve aventura. Sin embargo, más que conseguir una relación duradera, se trataba de un romance fugaz, ya que el estilo de vida nómada de Pinney le dificultaba anclar en un puerto por mucho tiempo.
Pinney, de 64 años, no ha perdido el amor por el mar. Tampoco se ha rendido en su búsqueda de una pareja dispuesta a compartir el poco convencional estilo de vida sobre las olas.
“Cuando tenía 20 años no faltaban las chicas que querían compartir esta experiencia y recorrer las islas”, dijo Pinney desde su yate de 12 metros en el río St. John, en Florida. “Sin embargo, parece que conforme la gente envejece pierde ese espíritu de aventura, y eso ha cambiado mi perspectiva”.
Pinney también se inscribió a LoveSail.com con la esperanza de encontrar a esa mujer especial. Aún no lo hace y reconoce que “es difícil reunirme con una chica de LoveSail para tomar un café cuando sigo navegando alrededor del mundo”.
“No es solo para la gente que navega, actualmente todo el mundo tiene vidas ocupadas y no tienes la oportunidad de conocer gente nueva (...) Si alguien me hubiera dicho hace cinco años que estaría teniendo citas en línea le habría contestado: 'Qué idiota'. Pero como cada vez es más la gente que lo hace, el estigma desaparece”, dijo McLaren-Morris.
Para Pinney, la alegría que le da la navegación sigue siendo demasiado grande como para dejarla para aumentar sus probabilidades de encontrar el amor. “Es un estilo de vida que elegí cuando tenía 16 años y obviamente tiene sus retos”, dijo. “Pero es hermoso allá afuera. Puedo ver águilas pescadoras y peces desde la cubierta y mantarrayas sumergiéndose bajo mi barco”.
Aún está por verse si algún día comparte esas vistas maravillosas con una dama especial. Sin embargo, siempre habrá más peces en el mar.