Un robot mexicano pasa la aprobación de la NASA pero no de la aduana
Tenían el sueño de acercarse al espacio. Convocaron a 16 tripulantes, construyeron un robot espacial funcional al 100%, atrajeron inversionistas y lograron un lugar para presentarlo en la cuarta competencia de robótica espacial Lunabotics organizada por NASA. Pero el robot no llegó a tiempo.
“Fue un factor de burocracia; el robot no llegó a tiempo el día que tuvimos pruebas antes de la competencia. Tuvimos que competir sin probar”, dice uno de los 16 miembros del proyecto Lunambotics de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Oscar Nayar Guzmán Cruz en entrevista con la revista Quo.
Tras un año y medio de trabajo, el grupo de 16 ingenieros de la UNAM conocido como Lunambotics viajó al Centro Espacial Kennedy para poner a competir su robot junto a los de 50 universidades.
Tenían todo lo que la NASA pidió: el diseño y la mecánica de un robot capaz de excavar en el espacio de manera autónoma y diseñado 100% por el equipo de ingenieros mexicanos. Sin embargo, Lunambotics quedó en el lugar 15 de la competencia, aunque fue reconocido con el segundo lugar por su diseño.
Para los ingenieros no haber quedado en un mejor lugar se debió a que su robot no llegó a tiempo para las pruebas previas a la competencia.
Aunque buscan darle seguimiento al proyecto, la odisea del robot no los deja avanzar. Desde el 2 de junio, el robot se encuentra detenido en la aduana estadounidense y no pueden sacarlo.
“El envío lo patrocinó Fedex y al parecer lo que pasó fue que registraron el envío del robot a nombre de la UNAM y la universidad no tenía conocimiento de esto, entonces en la aduana inspeccionándolo consideraron que las baterías de litio del robot son material peligroso por lo que se ha complicado sacarlo”, explicó por su parte otro miembro de Lunambotics, José Carlos Mariscal.
Mariscal advierte que están “esperanzados” a que el robot sea liberado de la aduana este mismo agosto, ya que deben cumplir con compromisos de patrocinadores que les brindaron 200,000 pesos en fondos para ayudarles a construir el robot y el tiempo se les acaba.
“Por compromisos de patrocinios tenemos que poner el robot en exposiciones, pero no hemos podido y debemos tenerlo de regreso a más tardar este mes”, dijo Mariscal en entrevista durante su participación en el Campus Party.
Actualmente los integrantes de Lunambotics confiesan que no tienen un plan de emergencia si no logran que el robot lunar llegue a buen puerto.
“Tendríamos que volverlo a construir pero eso nos va a costar lo que conseguimos que invirtieran en nosotros y no lo tenemos”, dijo Mariscal.
Aprendizaje en el caos
A la par de la odisea del robot, el ingeniero de Lunambotics, Jorge Villafuetre, detalla que él se queda con la experiencia de haber competido con las 50 mejores universidades elegidas por la NASA.
“Aprendimos mucho y creo que con todo, hicimos un buen papel. Reconocieron el diseño y nos dimos cuenta que somos capaces de competir a nivel mundial”, dijo el ingeniero mecatrónico.
Tras esta oportunidad con la NASA, y a reserva de que el robot regrese a sus desarrolladores, Oscar detalla que Lunambotics tuvo acercamientos con la Agencia Espacial Mexicana para darle seguimiento a este proyecto y convertirlo en una incursión de ingenieros mexicanos en la industria espacial.
“Con la Agencia Espacial Mexicana se han abierto muchas brechas para canales de desarrollo de tecnología espacial en México, porque es el futuro y queremos fraternizar con universidades como el Politécnico y la Universidad Autónoma Metropolitana”, dijo el ingeniero durante su participación en Campus Party, donde mostraron su labor y contaron su experiencia.