Un 'ojo biónico' que puede ayudar a terminar con los problemas visuales
Cuando era adolescente, la vista de Roger Pontz comenzó a disminuir. Los médicos le dijeron que no había nada que pudieran hacer para salvar su visión y con el paso de los años su vista se deterioró hasta que, a los 40 años, quedó completamente ciego.
Pontz fue diagnosticado con retinitis pigmentaria, una enfermedad ocular hereditaria que daña la retina; una capa de tejido en la parte posterior del ojo que convierte la luz en señales nerviosas y las envía al cerebro.
Aunque Roger Pontz siempre creyó que algún día volvería a ver.
Hace algunos años escuchó sobre un dispositivo llamado el Argus II . Conocido como el "ojo biónico", le dio un rayo de esperanza de que algo de su vista podría restaurarse.
"En ese momento todo era experimental", recuerda Pontz, "así que esperé y esperé y pensé que algún día ocurriría, porque tienes que creer en ti mismo".
El sistema Argus II consiste en un par de anteojos con una pequeña cámara de video montada en estos, la cual captura imágenes. Una prótesis no mayor a un borrador de lápiz es implantada quirúrgicamente en la superficie de la retina y la información de la cámara es transmitida inalámbricamente a los electrodos en la retina artificial, donde es convertida en impulsos eléctricos.
Cualquier célula restante que no haya sido dañado por la enfermedad ocular es estimulada por los impulsos, lo que lleva a una percepción de patrones de luz en el cerebro.
Es un gran camino para la visión perfecta; los usuarios perciben destellos simples de luz, sin color y sin detalles, pero puede ser suficiente para moverse.
El Argus II fue utilizado en Europa desde 2011 en países que incluyen a Italia y Alemania, pero Pontz vive en Michigan, Estados Unidos, y el dispositivo no fue aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos hasta el año pasado.
El 22 de enero de 2014, Pontz se convirtió en la segunda persona en Estados Unidos en recibir el implante.
La cirugía duró aproximadamente cuatro horas, pero la recuperación tardó varias semanas. Cuando los médicos en el Centro Ocular Kellogg en la Universidad de Michigan , finalmente activaron el chip, le advirtieron a Pontz que podría no ver de inmediato, aunque los efectos fueron inmediatos.
Recuerda: "Lo encendieron de nuevo, me senté y pensé: ¿había una luz parpadeando en la pantalla, verdad? Y dijeron, 'sí'.
"Observé y dije 'hay una luz allí', volteé y señalé las tres luces en la sala".
La cirugía fue un éxito. Parecía que Pontz recuperaría algo de visión con la ayuda de los anteojos y el implante, aunque no sería fácil. Después de años de no procesar la información visual, no solo eran los ojos de Pontz los que tenían que aprender a cómo ver de nuevo.
"Tienes que pasar por el proceso, es como aprender un nuevo idioma", dice Kari Branham, consejera genética en el Centro Ocular Kellogg. "Tienes que volver a entrenar a tu cerebro para que vea y entienda esas imágenes que ve".
Así que cada semana, Pontz y su esposa van a Ann Arbor para la rehabilitación, tres horas allí, y tres horas de regreso.
Aunque ver impulsos de luz puede que no suene como una gran cosa, para Pontz es mucho más que lo que tenía antes del procedimiento.
"Ha sido bastante increíble", dice. "Puedo darme cuenta de que mi nieto corre por la casa, puedo darme cuenta de que las personas se paran frente de mí, puedo darme cuenta de que mi esposa viste una blusa blanca en lugar de blusas oscuras y viceversa. Pude seguir a mi mamá todo el día en la Pascua; tenía una blusa clara puesta. Cada día es algo pequeño pero algo diferente".
En lo que va del año, habido cuatro cirugías en Kellogg; una de solo dos clínicas en Estados Unidos actualmente realizan el procedimiento, aunque 10 más trabajan para añadir la operación.
La Academia Americana de Oftalmología señala que cirugías como esta se presentan con "complicaciones potenciales" y este procedimiento todavía no está disponible para el "público en general". Pero también señala que para "alguien que no tiene visión este es un avance extraordinario", incluso si la visión todavía es "rudimentaria".
Con el progreso de pacientes como Pontz, todavía hay una creciente esperanza para el "ojo biónico" y para una segunda oportunidad para la vista.
"Le dije a mi esposa durante años, 'no sé cuándo, cómo o qué, pero volveré a ver'", dice Pontz.
"Tienes que creer en ti mismo; yo siempre lo he hecho. Algún día, sí, volveré a ver. No sabía cuándo, cómo o dónde; pero ocurre de nuevo”.