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¿Tecnología sólo para ricos? Un debate en innovación social

Regulación, finalidad de la tecnología y educación son puntos nodales, dice Andrés Oppenheimer; el periodista argentino aborda en entrevista el dilema de la democratización de la ciencia.
dom 19 julio 2015 06:00 AM
El gran boom de la innovación es social y en América Latina están surgiendo este tipo de empresas, dice Andrés Oppenheimer. (Foto: iStock by Getty Images)
Ejecución inmediata. Esta acción es clave para obtener retroalimentación rápida e ir perfeccionando el negocio en el proceso de creación, recomienda Irving Wladawsky-Berger. (Foto: iStock by Getty Images)

Después de que murió Steve Jobs, el periodista argentino Andrés Oppenheimer no podía sacarse de la cabeza una pregunta: ¿Qué tiene Silicon Valley que no tenga cualquier otro sitio -América Latina, por ejemplo- para gestar mentes como las de los fundadores de Apple o Facebook?

La curiosidad lo llevó directo a Palo Alto, California. Obtuvo la respuesta en la primera entrevista que hizo. “Es la gente”, le respondió Vivek Wahwa, vicepresidente de Innovación e Investigación de Singularity University, un centro enfocado en innovación y tecnología.

“Los cafés están llenos de jóvenes con sus laptops, metidos de lleno en sus proyectos de start-ups , consultándose de mesa en mesa cómo solucionar problemas de software aunque no se conozcan entre sí”.

Oppenheimer descubrió que la clave de la  gente de Silicon Valley es que vive en una cultura que no sataniza el fracaso, usa el juego como método de aprendizaje y favorece la colaboración sobre la competencia.

El autor de 'Crear o morir' está seguro de que en la próxima década veremos inventos tecnológicos que cambiarán el rumbo de la humanidad, desde  la impresión 3D y los drones hasta mapeo cerebral y big data.

Pero ¿todos podrán tener acceso a las tecnologías? Éste es el eterno debate de los tecnoutópicos y los tecnoescépticos, quienes analizan las ventajas y desventajas que la revolución tecnológica trajo consigo.

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Lee: Cambio social, tarea para emprendedores

Fines comerciales puros

¿Las tecnologías que llegarán en los próximos años mejorarán la calidad de vida o agudizarán la brecha social?
La tecnología nos ha ayudado a vivir más y mejor. Aumentó la esperanza de vida. A principios del siglo XX, el promedio de vida mundial era de 31 años. Hoy, la gente vive aproximadamente 70 años. También hemos conquistado el dolor. Imagina lo que significaba hace 100 años ir al dentista, sin anestesia, sin las herramientas necesarias.

Creo que la tecnología ayuda a mejorar el mundo, pero claro, tampoco hay que aceptar cualquier tipo de avance por el hecho de que sea novedoso.

Los tecnoescépticos dicen que la mayoría de las tecnologías ha sido inventada por los países ricos para solucionar sus problemas y sólo con fines comerciales. ¿Cree que faltan inventos enfocados a solucionar los problemas de los países pobres?

No lo creo. El gran boom de la innovación es social. En América Latina están surgiendo empresas que, más que el lucro, buscan mejorar el mundo y contribuir a la sociedad. Algunos de ellos ganan dinero, o al menos recuperan la inversión, pero su principal preocupación es resolver los grandes problemas sociales.

Muchas de las veces lo están haciendo mejor que sus propios gobiernos. Es más fácil que consigan apoyo de fundaciones que de instituciones gubernamentales. Así desarrollan tecnología en energía, educación, salud, incluso entretenimiento.

Impacto emprendedor

¿De qué manera ayudan estos emprendedores a disminuir la brecha de desigualdad entre pobres y ricos, si aún hay muchos países donde no hay ni servicios básicos de salud?

Hoy, la calidad de vida de los pobres es mejor que hace 40 años. La pobreza en los países en desarrollo ha disminuido más de la mitad, según datos del Banco Mundial. Que haya disminuido en ese porcentaje no es un motivo para festejar ni para dejar de preocuparse, pero tampoco se puede negar que la tendencia es hacia una reducción de la pobreza.

Ahí es donde juegan un papel muy importante los innovadores sociales. Ellos están evolucionando ese sector de la población. Es un movimiento que está cobrando fuerza. Ellos no venden sus patentes a grandes corporativos, las destinan a impulsar a las comunidades que lo necesitan y así contribuyen a disminuir la pobreza.

Por otro lado, ¿considera que los tecnoutópicos son demasiado optimistas sobre el buen uso que se le podría dar a las nuevas tecnologías?

La misma pregunta se podría hacer con todos los avances científicos y médicos que hoy en día tenemos. Por ejemplo, la energía nuclear que sirve para alumbrar nuestras ciudades, también sirve para hacer bombas atómicas.

El problema no es el avance tecnológico, sino regularlo, contenerlo y usarlo para los fines que fue creado. En el caso de los avances digitales urge una regulación.

Producir más mentes y no sólo inventos

Al hablar de regulación, ¿qué tan necesario es crear normas para proteger la información de las personas?
Con todas estas innovaciones digitales está ganando más el ciudadano. Muchos de los grandes movimientos que se están desencadenando en distintas partes del mundo son gracias a la difusión de las redes sociales. El internet y la tecnología están empoderando a mucha gente y facilita la democratización. No hay que dejar de lado que esta huella digital que dejamos en el ciberespacio tendrá un enorme valor para quienes quieran vendernos algo. Los datos se han convertido en el nuevo equivalente del oro o del petróleo.

Y los países mejor preparados para acumular, procesar y analizar estos datos serán los más prósperos. El riesgo de espionaje gubernamental siempre ha sido latente.

Si en el futuro serán imprescindibles las máquinas, ¿significa que las personas serán sustituibles?
La invención de la rueda, el carro y otros avances crearon una disrupción y trajeron grandes beneficios al mundo. Es una cuestión más personal de no permitir que la máquina te sustituya. Por eso, es fundamental que los gobiernos comiencen a preocuparse por producir mentes innovadoras, que puedan integrarse a todos estos cambios que van a venir.

¿Qué desafíos enfrentan estas innovaciones para ser aceptadas por los tecnoescépticos?
A estas alturas ya no hay duda. Si le das a elegir a las personas entre eliminar el internet y los teléfonos celulares o mejorarlos, la respuesta es obvia. La gente está acostumbrada a vivir con la tecnología. Estas personas deben entender que no se puede contener los avances tecnológicos. La solución es aprender a utilizarlos de la manera correcta y que favorezca a todos.

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