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¿Tu jefe presta más atención a su teléfono que a ti?

Nuestro romance con el ‘smartphone’ desata caos en nuestras relaciones personales y laborales; el fenómeno de ‘phubbing’ es la costumbre de ver el teléfono en una situación social.
mar 27 octubre 2015 06:02 AM
El phubbing es un fenómeno actual a nivel global. (Foto: iStock by Getty Images)
celulares phubbing (Foto: iStock by Getty Images)

¿Sorprende que la costumbre de prestar más atención al teléfono que a una persona —o phubbing, como se le ha llegado a conocer— se haya vuelto viral en internet en días recientes? Fue tal el frenesí que incluso se mencionó en un sketch en el programa de televisión estadounidense, Saturday Night Live. Reconócelo: lo has hecho, tu pareja lo ha hecho, casi toda la gente que te rodea lo ha hecho.

El phubbing es la costumbre de mirar tu teléfono en una situación social en vez de dedicar toda tu atención a otra persona. En un estudio que se publicó en la revista Computers in Human Behavior, mi colega Meredith E. David y yo descubrimos que cuando una pareja romántica te aplica el phubbing, surge un conflicto que provoca que baje el nivel de satisfacción con tu relación más íntima. Esto reduce la satisfacción que sientes con tu vida en general y aumenta las probabilidades de que consideres que estás deprimido.

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La buena comunicación es la base de cualquier relación. Somos un país de comunicadores distraídos y cobardes. Damos a entender a los demás que cualquier cosa que esté en nuestra pantalla es más importante que ellos. Nos ocultamos detrás de nuestros teléfonos y nos mostramos renuentes a navegar por las aguas a veces incómodas de la comunicación cara a cara. Encontramos parejas con las que terminamos a través de nuestros smartphones.

Nuestras relaciones románticas no son las únicas que sufren los efectos del phubbing. Tenemos una escala (a la que llamamos la escala de phubbing a la pareja) para medir el nivel de phubbing que aplican los jefes. Con esto se mostraría qué tanta indiferencia muestra el jefe a una persona determinada.

Todos lo hemos vivido, ¿no? Estos son algunos ejemplos: "Mi jefe mira su teléfono cuando habla conmigo" o "cuando el teléfono de mi jefe suena, lo saca aunque estemos en medio de una conversación".

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Los resultados de la encuesta que hicimos con aproximadamente 200 adultos estadounidenses son sorprendentes y reveladores. Nuestro romance con los smartphones está bien arraigado en el trabajo y está desatando el caos en nuestras relaciones laborales y en nuestra productividad.

Cuando se reportó un aumento en el phubbing de parte del jefe, los empleados manifestaron que confiaban menos en su líder. Hay menos probabilidades de que los empleados sientan que pueden confiar en que "su supervisor cumpla las promesas que hace" o que confíen en que "su supervisor los trate justamente". Esta falta de confianza provoca que las personas ignoradas se muestren psicológicamente menos disponibles para ejecutar su labor ya que sienten que no tienen el respaldo gerencial, las herramientas o la información adecuados.

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La seguridad psicológica de un empleado ignorado también queda en entredicho con esta conducta. Confiaban menos en poder mostrarse tal como son sin temor o sin que se afectara negativamente su sensación de valía, la seguridad de su empleo o su carrera. Es más, dijeron que se sentían menos satisfechos con las oportunidades de desarrollo y menos leales y orgullosos de su organización en general.

El resultado final fue un nivel más bajo de satisfacción en el empleo y en el compromiso organizacional que provocó niveles más bajos de desempeño laboral. Los empleados a los que los jefes ignoran consideraron que su desempeño laboral era más bajo que el de los empleados que reportaron niveles menores de phubbing de parte de sus jefes.

Parece que una conducta tan simple (pasar demasiado tiempo al teléfono en presencia de otro ser humano) puede tener consecuencias adversas. Si el phubbing reduce la productividad de los empleados, ¿los gerentes no deberían dejar de hacerlo?

Ya sea en la habitación o en la sala de juntas, tomémonos un descanso de nuestro teléfono (a menos que sea una llamada de emergencia).

Muchos de nosotros tenemos una adicción leve a nuestros smartphones. Es la paradoja máxima de la tecnología: aunque los smartphones nos permiten hacer cosas inimaginables hace apenas 20 años, también nos esclavizan. ¿Cómo nos liberamos de nuestra relación con una pantalla?

James A. Roberts es profesor de Mercadotecnia en la Universidad Baylor y autor del libro Too Much of a Good Thing: Are You Addicted to Your Smartphone?  Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente al autor.

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