Lo más cercano a una misión en Marte... en la Tierra
Los edificios se encuentran en la punta más al sur del planeta, en una plataforma a 3,200 metros sobre el nivel del mar. Además de sus ocupantes, los seres humanos más cercanos están a 600 kilómetros de distancia, mucho más lejanos que la Estación Espacial Internacional.
Cuatro meses del año está en completa obscuridad, todo el día, todos los días.
Esta es la estación de investigación Concordia en la Antártida, una instalación franco-italiana, en donde 16 personas viven completamente aisladas por un año... todo en nombre de la ciencia.
Concordia es el análogo en la Tierra a las misiones espaciales de larga duración, haciéndola hogar de varios científicos de la Agencia Espacial Europea. ¿Su meta? Una misión tripulada a Marte.
“Al examinar cómo se adaptan el cuerpo humano y la mente en la Antártida, podemos planear y predecir lo que pasará en el espacio”, dice Alex Kumar, doctor del Instituto Nacional de Investigación en Salud del Reino Unido.
Kumar ha visitado Concordia dos veces hasta la fecha, para ESA y el proyecto White Mars, y habló de su experiencia en la exposición World Extreme Medicine en Londres. Los efectos del estrés, los cambios en la inmunidad y la adaptación a la obscuridad son sólo algunos de los retos que se exploran.
ESA está usando Concordia, y la Antártida completa, para revelar qué tan bien se ajustaría el cuerpo humano al viaje a Marte.
Se espera que una misión de regreso de Marte dure de dos a tres años.
Obscuridad, soledad y hostilidad
“La Antártida es el continente más ventoso, alto y seco de la Tierra”, dice Kumar, quien ha sentido los efectos de vivir ahí en su cuerpo y mente.
“Estás aislado del resto del mundo y en invierno, completamente aislado pues no entran ni salen vuelos”, agregó.
Son múltiples factores los que hacen a Concordia similar a un viaje al espacio exterior, incluyendo el largo periodo en confinamiento, los ciclos anormales de día y luz, el aire extremadamente seco, los bajos niveles de oxígeno, las provisiones limitadas, la carencia de servicios y la exposición general al peligro. Pero de acuerdo con Kumar, uno de los aspectos más difíciles es la monotonía diaria.
“No hay variación en el medio ambiente, está obscuro, es blanco y es aburrido. Es monótono y la gente subestima realmente esa parte”, dice Kumar. El ambiente carece de sonidos, olores o vistas que estimulen la mente. Hasta ahora, la solución principal ha sido el ejercicio, pero Kumar ha usado la escritura y fotografía para mantener ocupado su cerebro y libre de los efectos de privación sensorial.
“Estás tan lejos que se siente como si estuvieras en otro planeta”, dice Kumar.
Los equipos de la NASA han usado este territorio de hielo en el pasado para preparar a sus astronautas y científicos. “Es bueno experimentar ahí”, dice Mike Barratt, físico astronauta de la NASA quien pasó seis días viviendo en una cueva para entender el impacto del aislamiento.
“Los efectos psicológicos son tremendos”, dijo Barrat. Estos se manifiestan típicamente como depresión y psicosis a causa del aislamiento extremo. Cuando estás rodeado de esa baronesa, sin características reconocibles, la gente puede terminar sintiéndose distantes y solos. “Ese sentimiento de aislamiento es fuerte”, dijo.
Los astronautas que eventualmnte estén en una misión a Marte pasarán dos o más años en ambientes confinados y difíciles, así que cualquier cambio en el cerebro y su comportamiento será crucial para considerar previo al viaje.
Jet-lag sin fin
La falta de luz durante el invierno de la Antártida puede desatar el reloj biológico, que usa la luz solar para mantener su ciclo de 24 horas. Cuando no hay luz solar, el cuerpo se descontrola.
“Tus hormonas comienzan a perderse y esto provoca un caos, cambiándote de huso horario de Los Ángeles a Tombuctú y luego a Fiji cada semana” dice Kumar, quien también es investigador en la Universidad de Friburgo, en Suiza.
Este cambio puede derivar en que las personas dejen de comer y que sus cerebros no funciones adecuadamente.
Estas condiciones también pueden causar otros problemas: cuando estás en un ambiente inhóspito y frío, el cuerpo se estresa y adapta para lidiar con ello –con consecuencias dramáticas!.
“Al confinar a personas y ponerlos en ambientes estresantes ves cambios inmunes”, dice Barratt. Los astronautas son revisados y puestos en cuarentena antes de su viaje para superar esto, pero el viaje espacial de larga duración podría hacer que surjan nuevas situaciones. “Existen muchos factores inmunes que cambian”, dice Barratt.
Kumar ha visto cambios dramáticos en la salud durante el invierno en la Antártida pues sus corazones tienen dificultad para adaptarse y los niveles de estrés aumentan. Él espera encontrar porqué sucede esto y un día poder prevenirlo. “Es uno de los grandes objetivos de la investigación en la Antártida”, dice Kumar. “Si podemos encontrar medidas en contra del deterioro cognitivo y los cambios fisiológicos que puedan ser adaptados para ayudar a la gente a llegar a Marte”.
La gravedad se interpone
Pero un factor del viaje espacial que no se encuentra en la Antártida es la falta de gravedad. Dos astronautas de NASA están explorando el impacto de la gravedad cero por largos periodos de tiempo en una misión de un año en la Estación Espacial Internacional, que comenzó en marzo de 2015. Pero con el tiempo prolongado en el espacio existe mayor riesgo, como la exposición a la radiación solar, lo cual hace que la Antártida sea una opción más segura –y cercana– para hacer investigación a gran escala.
Barret solía ser líder del programa de investigación humana y el primero de sus dos viajes espaciales fue por poco más de seis meses. No hay mucho que puedas hacer para prepárate para la gravedad cero.
Sobre preparación, Kumar piensa que la Antártida podría ser suficiente. Como menciona, “Utimadamte es lo mismo que el espacio –se trata de un pequeño grupo atorado en una lata de metal”.