El iPhone, ¿la nueva víctima de la furia arancelaria de Trump?
SHERISSE PHAM
HONG KONG - El presidente Donald Trump está considerando nuevos aranceles a China que harían a los iPhone mucho más costosos para los estadounidenses.
Trump dijo esta semana que no descartará una ronda adicional de aranceles a las exportaciones chinas que dañarán al producto insignia de Apple, al igual que a las laptops.
Esa decisión dañaría a los consumidores y empresas estadounidenses pues los impuestos serían gravados en los bienes cuando entren al país. Apple tendría que decidir si aumentar sus precios para compensar.
"El impacto directo sería sobre Estados Unidos”, dijo Bryan Ma, analista de la firma de investigación ICD. “Si llega el momento, un 25% sobre un teléfono de 1,000 dólares no es un chiste, sin importar si Apple absorbe parte del costo o si es pasado al consumidor”.
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Trump dijo que el nivel del arancel podría ser de 10% o 25%, según afirmó al Wall Street Journal a principios de esta semana. “Puedo hacerlo de 10% y la gente podría soportarlo fácilmente”.
Él busca que Apple fabrique y ensamble los iPhone en Estados Unidos. Pero el mover una compleja cadena de suministro global desde Asia es extremadamente difícil e improbable.
Incluso si se pudiera lograr, la mano de obra estadounidense y las instalaciones de producción más costosas realmente incrementarían el costo del iPhone, de acuerdo con Tim Bajarin, presidente de CreativeSolutions.
"Si fabricaran los smartphones en EU, eso le añadiría entre 20% a 35% más al costo final del consumidor de los teléfonos que se venden al público”, dijo.
En el extremo superior de la gama de Bajarin, eso sería un extra de 350 dólares por el iPhone Xs básico. Eso significa que sería más costoso trasladar la producción de iPhone a Estados Unidos, que absorber los aranceles con los que Trump está amenazando.
Apple compra partes a compañías de todo el mundo antes de enviarlas a China, donde la mayoría del iPhone es ensamblada por el fabricante taiwanés Foxconn.
Los chips de memoria provienen de Toshiba de Japón, los sensores de Bosch de Alemania y los módulos de pantalla de Samsung en Corea del Sur.
Una serie de componentes clave también provienen de empresas estadounidenses. Corning, con sede en Kentucky, proporciona el vidrio para las pantallas de iPhone, la fábrica de Finisar en Texashace los escáneres láser utilizados por Face ID de Apple y emojis animados, y AnalogDevices, con sede en Massachusetts, produce chips para pantallas táctiles.
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Otra ronda de aranceles perjudicaría no solo a Apple, sino también a otras compañías tecnológicas de Estados Unidos que también dependen de las cadenas de suministro y los fabricantes chinos para hacer sus productos, según el Consejo de la Industria de la Tecnología de la Información, un grupo que representa a más de 60 grandes compañías tecnológicas, incluyendo a Amazon y Facebook.
"Esto amenazaría aún más a las cadenas de suministro mundiales, lo que conllevaría a precios más altos para los dispositivos electrónicos en los que confían todos los días e incluso la pérdida de empleos en Estados Unidos", dijo José Castañeda, portavoz del grupo.
Apple sostiene que la mayor parte de la investigación y el diseño para el iPhone y otros dispositivos se realiza en Estados Unidos.Pero el país carece de la mano de obra calificada necesaria para fabricar esos productos, según el CEO Tim Cook.
"Los productos que necesitamos requieren herramientas muy avanzadas. Y la precisión que deben tener en las herramientas y en el trabajo con los materiales que hacemos es lo último en tecnología", dijo Cook en una entrevista con Fortune el año pasado.
"En Estados Unidos podrías hacer una reunión de ingenieros de herramientas y no estoy seguro de que podamos llenar la sala. En China se podrían llenar varios campos de fútbol", dijo.
Apple tiene otras opciones en Asia
Además, Apple no tiene que llevar la fabricación del iPhone a casa para evitar las tarifas de Trump.
Algunos competidores de Apple han modificado la producción, manteniendo la fabricación básica de teléfonos, computadoras o televisores en China, pero haciendo el montaje final en lugares como Taiwán, Vietnam o Malasia, dijo Bajarin.
"Eso los alejaría de las tarifas de los productos enviados directamente desde China", dijo.
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Los esfuerzos de Trump para traer este tipo de trabajos a Estados Unidos son inútiles, según Bajarin.
"Estados Unidos perdió su lugar en la manufactura hace décadas, especialmente cuando se trata de productos electrónicos de consumo, y eso nunca regresará”.