De acuerdo a Wendy Whitman Cobb, profesora en ciencias espaciales en la US Air Force School of Advanced Air and Space Studies, la hazaña espacial no es sencilla y mucho menos barata; sin embargo, al incorporar en esta misión a una empresa privada por primera vez el escenario de negocio cambia y democratiza las opciones.
“La NASA está pagando 55 millones de dólares por asiento a la compañía de Elon Musk. Como experto en políticas espaciales, me resulta difícil exagerar la importancia tanto para SpaceX como para los vuelos espaciales en general. Para SpaceX, es otro paso en su camino a Marte, pero en general, demuestra que los vuelos espaciales no necesitan reservarse sólo para los estados más poderosos”, indicó Whitman a Marketwatch.
De acuerdo con la especialista la nueva carrera por conquistar el espacio de la mano de una firma privada hace este escenario más accesible. Esta alianza hizo que una misión pasara de costarle a la NASA 1,600 millones de dólares, costo promedio que hubiera tenido que invertir el organismo, a costarle 110 millones de dólares, un ahorro de 93.3%.
La misión además marca un antes y un después en el uso de cohetes reutilizables que disminuiría los costos que genera un viaje espacial ‘típico’, o como se hacían antes. De acuerdo con la firma de inversión UBS, el sector espacial puede triplicar su mercado hacia 2040, llegando a representar 926,000 millones de dólares y en una década el segmento podría tener un valor de 23,000 millones de dólares.
Si se ve en retrospectiva, en 2001, Dennis Tito se convirtió en el primer turista espacial, y su boleto al espacio le costó 20 millones de dólares para pasar ocho días en la Estación Espacial Internacional, hoy el costo que genera un viaje de ese tipo puede ser de 250,000 dólares, de acuerdo a los precios de prepago de Virgin Galactic.