En esta casa, y en mi familia en general, hay personas con mucha creatividad. Hay músicos, artistas, videógrafos, fotógrafos… y ninguno de ellos soy yo. Todas las semanas mi esposo graba videos y toma fotografías y yo solo lo veo.
Por eso, tener un iPhone 12 Pro Max entre las manos era un reto, pues no quería que me solucionaran las fotografías ni los videos, quería yo experimentar de primera mano lo que se podía lograr con un teléfono con las capacidades que tiene este sistema de tres cámaras de 12 MP: ultra gran angular ƒ/2.4, gran angular ƒ/1.6 y teleobjetivo ƒ/2.2; escáner LiDAR; grabación de video HDR en Dolby Vision a un máximo de 60 cps.
Para ello, y porque creo que soy una persona como el promedio de las que compran estos dispositivos, se me ocurrió probar este teléfono versus los otros de la misma familia de Apple y un iPhone 11, y así ver qué tan evolucionado está con respecto a su propia familia –casi como yo contra mis hermanos y mi esposo, ja–, y para ello lo usé en algunas de las situaciones en las que normalmente usaría mi teléfono para tomar fotos o video.