Además, presentó mejoras en software integrando tres funciones: la extensión de bajo que permite escucharlo mejor aún a un volumen no tan alto, el IQ de ambiente que permite que el asistente nos escuche aún en un ambiente con ruido y el IQ de media que busca la ecualización dinámica del Google Nest Audio dependiendo del tipo de contenido que estamos escuchando. Esto permite que la calidad del sonido sí sea mucho mejor que el Google Home de 2016.
En las pruebas realizadas en casa, tanto en habitaciones más grandes como en habitaciones más pequeñas, el dispositivo es capaz de escucharnos bien, a pesar del ruido y aún si nos vamos alejando de él, además de que el sonido se mantiene nítido y hay poca vibración, incluso si se sube a tope el sonido.
Otro aspecto que se diferencia del Google Home e incluso de otras bocinas de competidores, es que el Google Nest Audio tiene sonido en una dirección y no 360, pues la empresa encontró que los usuarios normalmente utilizan estos dispositivos de esta manera.
Ahora, en la práctica, pude encontrar una mejora en la calidad del audio entre la Google Nest Audio y Google Home sin importar el tipo de contenido que estaba escuchando, es decir, los podcasts, los diferentes géneros de música e incluso el asistente en sí tiene mejor calidad en este dispositivo. Si se compara con el nuevo Google Home Mini, también es evidente su mayor potencia y cuidado en la calidad del sonido.
Otro punto a favor del Nest Audio, es que gracias a su nuevo chipset, también es capaz de responder a nuestras necesidades de manera más rápida e incluso, es capaz de aprender de nuestras preferencias y comandos, lo cual sí ha hecho que en estas semanas de uso noté un cambio en la velocidad de reacción.