La pareja que hackeó los helados McDonald’s
Los memes sobre la falla en las máquinas de los helados de McDonald 's abundan. Pero según O’Sullivan, todo tiene una explicación. Resulta que Taylor, una compañía dedicada a vender equipo para la industria alimenticia, vende las emblemáticas máquinas para hacer McFlurrys por un precio de 18,000 dólares. Sin embargo, su modelo de negocio consistía en mantener la información de su uso interno completamente secreta.
Por si fuera poco, Taylor mantiene una serie de distribuidores que cargan a las franquicias cientos de dólares al año para resolver estos problemas de mantenimiento, con técnicos que resuelven, casi por arte de magia, los defectos de los equipos.
Básicamente, el modelo es el siguiente: vender a las grandes franquicias equipos complicados de usar y delicados, evitar a toda costa que puedan resolver los problemas por sí mismos y así cobrar un porcentaje a los distribuidores autorizados para reparar las máquinas
O’Sullivan y Nelson se dieron cuenta de este problema e inventaron un pequeño gadget al que llamaron Kytch. Este se instala dentro de la máquina de helados Taylor, se conecta al wifi e intercepta las comunicaciones internas de la máquina de helados, para mandarla a una interfaz web o dispositivo móvil y ayudar a los propietarios a monitorear y solucionar de manera remota las fallas de la máquina.
Justo cuando Kytch comenzaba a tomar vuelo, McDonald 's les dio la espalda.
La demanda de Kytch
Kytch no sólo describió estas alegaciones como falsas y difamatorias, sino que también acusaron a McDonald’s de haber construído una nueva máquina, en conjunto con Taylor, que ofrece casi las mismas características que Kytch.
En una entrevista a Wired, Melissa Nelson dijo: “Asustaron a nuestros clientes, y arruinaron nuestro negocio por completo”. Por esto, la startup (que sigue siendo conformada solamente por la pareja), comenzó una demanda que lleva poco más de un año.
O’Sullivan y Nelson dijeron que la suma de los 900 millones de dólares que piden representan las ganancias que la compañía pudo haber tenido, de no haber sido saboteada por McDonalds.
La demanda la conforma un informe de casi 800 páginas donde se muestra que fue McDonalds, no Taylor, quien mandó los correos. Según informó Wired, McDonald’s comunicó en un informe de prensa que los dispositivos Kytch presentaban una amenaza a la seguridad de la franquicia.
Sin embargo, Kytch reclama que esto es falso, pues sus dispositivos cuentan con la certificación de normas de seguridad por los laboratorios Underwriter’s, de la firma Intertek. Además, el mismo informe cuenta con los correos electrónicos que McDonalds envió, promocionando la nueva máquina de helados que estaban vendiendo, a la par que acusaban a Kytch.
A la fecha aún no se tiene una resolución del caso. “Sabíamos que íbamos a llegar a este punto y sabemos que llegaremos a la verdad. Solamente hay que seguir escarbando”, mencionó O'Sullivan a The Wire.