La regulación de la Inteligencia Artificial (IA) ya no es una pregunta de si se debe o no hacer, sino de cómo tiene que hacerse de la mejor manera. “No es realista una pausa, pero sí avanzar hacia una regulación global basada en recomendaciones”, compartió en el congreso Mobile 360 Angel Melguizo, asesor de UNESCO en Inteligencia Artificial.
De acuerdo con él, las empresas presentan tres principales argumentos para no regular esta tecnología: la primera, que la regulación “mataría” la innovación; la segunda, “que no presenta riesgos”; y la tercera, que se pueden “compensar sus consecuencias negativas después”.
Aunque no todas las Inteligencias Artificiales representan riesgos e incluso la Unión Europea los ha clasificado en “riesgo inadmisible”, “alto riesgo”, “riesgo limitado” y “riesgo mínimo”, las empresas que no regulen sus desarrollos en IA se pueden enfrentar a numerosos problemas y el no hacerlo puede ser aún más costoso.