Si le preguntas a diferentes filósofos qué es la felicidad, obtendrás respuestas variadas. Para Aristóteles, es el objetivo supremo de la vida; para Epicuro, es alcanzar un estado de tranquilidad y ausencia de dolor. Sin embargo, otros como Arthur Schopenhauer consideran que la felicidad es una ilusión fugaz debido al sufrimiento inherente a la vida. Por otro lado, Jean-Paul Sartre argumenta que la búsqueda de la felicidad es inútil, enfatizando en cambio la importancia de la libertad y la autenticidad.
¿Las redes sociales nos traen más felicidad o tristeza?
Pero si consultas a antropólogos sobre la felicidad , te dirán que está influenciada por factores culturales y la interpretación individual. Por ejemplo, se refiere a la gratificación instantánea o a la satisfacción a largo plazo, a una leve mejora en el estado de ánimo o a un sentido más profundo de autorrealización.
Cuando trasladamos estas preguntas a las redes sociales, las respuestas son muy variadas. Existen numerosos estudios psicológicos que sugieren que las redes sociales pueden aumentar la depresión, la insatisfacción, los celos, la imagen corporal negativa y la soledad.
Estás investigaciones atribuyen sentimientos negativos a una variedad de causas, desde sentirse ignorado o deprimido por la falta de productividad, hasta comparar sus propias vidas con las imágenes que ven en línea.
Sin embargo, otros informes critican y contradicen estos resultados. Algunos encuentran que usar las redes sociales para chatear o hacer planes aumenta la satisfacción; pueden descubrir una correlación positiva entre el uso de las redes y el aumento del capital social, la confianza y el compromiso cívico, y por lo tanto, una sensación de gratificación en la vida.
¿A quién hace feliz las redes sociales?
Esta es una pregunta sin una respuesta concreta, pues varía dependiendo de numerosos factores. Sin embargo, la Universidad de Chicago llevó a cabo un estudio donde exploraron cómo las redes sociales y las plataformas de mensajería afectan las relaciones de los adolescentes y adultos jóvenes. El estudio se llevó a cabo entre personas de 13 y 40 años.
Según el texto, aproximadamente dos tercios de los jóvenes afirman que la mensajería directa con familiares y amigos cercanos los hace sentir extremadamente o muy felices. Esta es la única característica de las plataformas que hace feliz a la mayoría, tanto de adolescentes como de adultos jóvenes.
Por otro lado, el 80% de los adolescentes y adultos jóvenes respondieron que las plataformas de comunicación en línea los ayudan a sentirse más conectados, especialmente después de la pandemia, con lo que está sucediendo en la vida de sus amigos.
Mesfin Awoke Bekalu, científico investigador de la Universidad de Harvard, también resaltó los usos positivos de las redes sociales en la salud mental de los usuarios. Además de la conexión y sensación de menor soledad, sostiene que las redes sociales pueden ayudar a definir una identidad propia y aumentar la creatividad y autoestima, pues también en las redes sociales hay mucho contenido de aceptación personal y amor propio.
¿Las redes sociales nos hacen más infelices?
En la obra "Como gustéis" de Shakespeare, las etapas tardías de la vida se retratan como profundamente deprimentes mientras que las más jóvenes son más felices. Sin embargo, el R eporte Mundial sobre la Felicidad 2024 muestra un panorama más matizado y cambiante.
En Occidente, lo que se pensaba era que los jóvenes son los más felices y que la felicidad disminuye a partir de la mediana edad. Pero de acuerdo con el reporte, desde 2006 a 2010, la felicidad entre los jóvenes de 15 a 24 años ha disminuido bruscamente en América del Norte, hasta el punto en que los jóvenes son menos felices que los ancianos. La felicidad de la juventud también ha disminuido, pero menos bruscamente, en Europa Occidental.
En el estudio no lo atribuyen a las redes sociales. Incluso, no las mencionan. Sin embargo, es importante considerar que las personas que están utilizando las redes son los más jóvenes y no son necesariamente los más felices.
Un estudio publicado por la revista Nature analizó los patrones de interacción persistentes a lo largo de plataformas de redes sociales y en el tiempo, y llegaron a la conclusión de que la toxicidad está mucho más ligada a los humanos y no como resultado de las redes.
El estudio indica que a pesar de los cambios en las redes y las normas sociales a lo largo del tiempo, persisten ciertos comportamientos humanos, incluida la toxicidad. “Esto implica que la toxicidad es un resultado natural de las discusiones online, independientemente de la plataforma”. Aunque las conversaciones en línea suelen exhibir una mayor toxicidad, el lenguaje tóxico no necesariamente desalienta a las personas a participar en una conversación.
Además de la toxicidad, otro aspecto que potencian las redes sociales es algo que los psicólogos llaman la teoría de la comparación social. Principalmente hacemos dos tipos de comparaciones: comparaciones ascendentes y comparaciones descendentes.
Pero las redes sociales suelen mostrar lo mejor de la vida de las personas. Presentan una versión cuidadosamente seleccionada de la realidad como un hecho. A veces es intencional, pero a menudo es un sesgo inconsciente, pues naturalmente, hay más probabilidades de publicar cuando la gente está feliz, de vacaciones o para compartir éxitos.
Cuando se hace una comparación personal con lo que se ve en las redes sociales, típicamente son comparaciones ascendentes que nos hacen sentir peor. Por ejemplo, Nos comparamos en un día promedio con otros en su mejor día. De hecho, ni siquiera es su mejor día. A menudo es un momento perfectamente seleccionado, editado, producido y con filtro aplicado. No es una comparación justa.
Si las redes sociales traen más o menos felicidad no depende de las plataformas, sino de la propia definición que cada persona y cultura tiene sobre este concepto. Lo que sí está en manos de cada usuario, de acuerdo con las opiniones de los expertos, es decidir qué contenido consumir y si estas publicaciones le traen más sentimientos positivos o negativos.